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Dr. Iván Andrés Luzardo-Ocampo

Instituto de Neurobiología

UNAM

Las botanas o snacks, como son conocidas internacionalmente, son pequeños alimentos que se consumen entre las principales comidas del día. Esta definición dependerá de las características culturales de cada país, ya que no en todos se consideran los mismos tipos de botanas ni tienen la misma frecuencia de comidas. Independientemente de estas diferencias, las botanas son productos de alto consumo y muy atractivos para los consumidores que buscan satisfacer un antojo.

El tema no carece de importancia: en América Latina se estima que, a fines de este año, el mercado de botanas representará un volumen de 75.7 mil millones de dólares (Statista, 2021). Sólo en México, en 2018 el 68% de niños y adolescentes de entre 2 y 18 años consumieron botanas al menos 1 vez al día, mientras que el 86% de los adultos mexicanos compró botanas varias veces por semana (Gaona-Pineda y colaboradores, 2018).

Para muchas personas, comer botanas se ha convertido en un hábito diario, lo que lleva a pensar en qué tan saludable es esto, sobre todo si los productos que se consumen son principalmente frituras ricas en carbohidratos y con un bajo aporte de nutrimentos. En efecto, un reciente artículo publicado por la Revista de la Asociación Americana del Corazón, al resumir los resultados obtenidos en una encuesta realizada por 11 años en los Estados Unidos de Norteamérica, encontró altas asociaciones entre el consumo de botanas ricas en almidón, un tipo de carbohidrato muy común en estos alimentos, y algunas enfermedades crónicas no transmisibles como la enfermedad cardiovascular, obesidad, sobrepeso, cáncer y condiciones inflamatorias (Wei y colaboradores, 2020). 

En consecuencia, los consumidores, gradualmente, están adoptando otra actitud ante el consumo de botanas y buscan alternativas más saludables, impactando significativamente en los productores. En 2017, el mercado de botanas saludables representó en México más de 32 mil millones de pesos en ventas, sugiriendo que los fabricantes están respondiendo ante esta nueva demanda de botanas saludables (Sánchez-Fermín, 2018). Anualmente, más personas toman la decisión de comprar botanas saludables, e investigadores han sugerido que la posibilidad de adquirir estos productos pudiera ser una estrategia para promover el consumo de productos saludables (Werle et al. 2019). 

Dentro de las botanas saludables, las que están fabricadas con ingredientes y procesos que ya han sido estudiados por sus beneficios nutricionales podría ser una forma de obtener beneficios a la salud, a la vez que se satisface un antojo. Por ejemplo, botanas elaboradas con ingredientes tradicionales como el maíz y el frijol común, y que han sido la base ancestral y nutricional de la población mexicana, incorporan proteínas, fibra, minerales y otros compuestos de los que se han reportado efectos antioxidantes y antiinflamatorios con potencial para disminuir el riesgo de padecer enfermedades crónicas (Luzardo-Ocampo y colaboradores, 2017; Luzardo-Ocampo y colaboradores, 2018). 

La avena, un ingrediente con reconocidos efectos reductores del riesgo cardiovascular por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos de Norteamérica (FDA, por sus siglas en inglés), ha sido utilizada en algunos estudios para elaborar galletas en combinación con harina de chícharo (Morales-Polanco y colaboradores, 2017) o barras de frijol y avena, con adecuada aceptación por parte de los consumidores, aportando proteínas y fibra, así como ingredientes antioxidantes (Ramírez-Jiménez y colaboradores, 2018). 

Esto no significa que un consumo excesivo de botanas sea la respuesta para mejorar la dieta y salud de las personas. Se ha sugerido que las botanas no sobrepasen del 20 al 30% de la ingesta diaria de calorías, deben consumirse ocasionalmente y estar acompañadas de un estilo de vida sano que incluya ejercicio, hábitos saludables y una dieta balanceada. 

Como productos “funcionales”, las botanas saludables están principalmente orientadas hacia una población sana o que tiene cierta alteración de sus parámetros de salud, pero nunca deben considerarse como productos milagrosos ni la solución a enfermedades. Además, es importante considerar que muchas botanas, aparentemente benéficas, sólo tienen cambios mínimos en sus ingredientes y, en realidad, no representan una mejoría en los hábitos saludables de consumo. Algunas presumen un mayor contenido de fibra, pero contienen más grasa o azúcar para mejorar el sabor del producto. Otras incorporan ingredientes tradicionales como mezclas de cereales, plantas vinculadas a beneficios o frutas enteras, pero la cantidad que contienen de estos es muy baja como para que realmente generen un beneficio. 

En este sentido, las mejoras en el etiquetado nutricional de los productos, la declaración del contenido real de ingredientes y contar con estudios serios que validen las propiedades de los ingredientes llamados “funcionales” podría ayudar a que los consumidores tomen una decisión más informada del consumo de botanas saludables.  

Bibliografía:

Gaona-Pineda, E. B., Martínez-Tapia, B., Arango-Angarita, A., Valenzuela-Bravo, Gómez-Acosta, L. M., Shamah-Levy, T. y Rodríguez-Ramírez, S. (2018). Consumo de grupos de alimentos y factores sociodemográficos en población mexicana. Salud Pública de México 60(3), 272. https://doi.org/10.21149/8803

Luzardo-Ocampo, I., Campos-Vega, R., Cuellar-Nuñez, M. L., Vázquez-Landaverse, P. A., Mojica, L., Acosta-Gallegos, J. A. y Loarca-Piña, G. (2018). Fermented non-digestible fraction from combined nixtamalized corn (Zea mays L.)/cooked common bean (Phaseolus vulgaris L.) chips modulate anti-inflammatory markers on RAW 264.7 macrophages. Food Chemistry, 259, 7-17. https://doi.org/10.1016/j.foodchem.2018.03.096  

Luzardo-Ocampo, I., Campos-Vega, R., Gaytán-Martínez, M., Preciado-Ortiz, R., Mendoza, S. y Loarca-Piña, G. (2017). Bioaccessibility and antioxidant activity of free phenolic compounds and oligosaccharides from corn (Zea mays L.) and common bean (Phaseolus vulgaris L.) chips during in vitro gastrointestinal digestion and simulated colonic fermentation. Food Research International, 100 (1), 304-311. https://doi.org/10.1016/j.foodres.2017.07.018

Morales-Polanco, E., Campos-Vega, R., Gaytán-Martínez, E., Enríquez, L. G. y Loarca-Piña, G. (2017). Functional and textural properties of a dehulled oat (Avena sativa L.) and pea (Pisum sativum) protein isolate cracker. LWT, 86, 418-423. https://doi.org/10.1016/j.lwt.2017.08.015

Ramírez-Jiménez, A. K., Gaytán-Martínez, M., Morales-Sánchez, E., & Loarca-Piña, G. (2018). Functional properties and sensory value of snack bars added with common bean flour as a source of bioactive compounds. LWT, 89, 674-680. https://doi.org/10.1016/j.lwt.2017.11.043

Sánchez-Fermín, S. (2018). Estas empresas luchan por desarrollar “snacks” saludables. Revisado el 14 de agosto de 2021 de Expansión, https://expansion.mx/empresas/2018/09/26/estas-empresas-luchan-por-desarrollar-snacks-saludables

Statista (2021). Snack products market value in Latin America in 2016 and 2021. Revisado el 14 de Agosto de 2021 de Statista Research Department, https://www.statista.com/statistics/976597/snack-products-market-value-latin-america/

Werle, C. O. C., Dubelaar, C. Zlatevska, N. y Holden, S. S. (2019). Might bigger portions of healthier snack food Help? Food Quality and Preference, 71, 181–84. https://doi.org/10.1016/j.foodqual.2018.06.014.

Wei, W., Jiang, W., Xu, J., Wang, X., Jiang, X., Wang, Y., Li, G., Sun, C., Li, Y., y Han, T. (2021). Association of meal and snack patterns with mortality of all-cause, cardiovascular disease, and cancer: The US National Health and Nutrition Examination Survey, 2003 to 2014. Journal of the American Heart Association, 10(13), 1-62. https://doi.org/10.1161/JAHA.120.020254   

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