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Dra. María del Carmen Cortez Trejo 

Profesor investigador

Facultad de Química

UAQ

Comencemos por definirlos. El término “nutracéutico” fue propuesto por Stephen De Felice en 1995, quien lo definió como “alimento o parte de un alimento que proporciona beneficios médicos o de salud, incluida la prevención y/o tratamiento de una enfermedad” (Reque & Brandelli, 2021). Así, los nutracéuticos son moléculas biológicamente activas (bioactivas), de origen natural o por síntesis química que, además de tener un papel nutricional, proporcionan efectos benéficos a la salud (Sachdeva & Bharadvaja, 2020). Es importante resaltar esta última característica, ya que en un compuesto nutracéutico los efectos a la salud derivados de su consumo deben ser comprobados. 

Durante las últimas dos décadas, diversos estudios científicos han permitido establecer que compuestos presentes principalmente en frutas y verduras disminuyen el riesgo de padecer enfermedades de esófago, estómago, pulmón, endometrio, cavidad oral, páncreas, faringe y colon (Sachdeva & Bharadvaja, 2020), a través de diversos mecanismos de acción que incluyen efectos antioxidanteantibacterianoanticancerígenoantihipertensivoantiinflamatorio, entre otros (Reque & Brandelli, 2021). Se ha reportado, por ejemplo, que algunos minerales, vitaminas, fibras dietéticas, antioxidantes y ácidos grasos poliinsaturados omega-3 están relacionados con una disminución en la incidencia de enfermedades cardiovasculares (condiciones que afectan corazón o vasos sanguíneos), y nutracéuticos con propiedades antioxidantes como el licopenoβ-caroteno curcumina, poseen efectos benéficos sobre el cáncer, enfermedad que se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública a nivel mundial. Además, el tratamiento y prevención de la obesidad que es también un problema de salud mundial y que contribuye a varias afecciones médicas graves, puede verse mejorado con el consumo de nutracéuticos como la capsaicina (compuesto químico presente de manera natural en los chiles) y la cafeína (en té, café) (Sachdeva & Bharadvaja, 2020).

Ahora bien, los fitoquímicos (compuestos químicos provenientes de plantas, como: polifenoles, ácidos grasos omega-3, ácidos linoleicos conjugados, terpenoides, alcaloides, carotenoides) no son la única clase de compuestos nutracéuticos. También encontramos algunos componentes dietarios como carbohidratos, proteínas, lípidos, probióticos y prebióticos (Sachdeva & Bharadvaja, 2020).

Por otro lado, a los productos alimenticios que contienen compuestos nutracéuticos los podemos clasificar en “alimentos nutracéuticos” y “alimentos funcionales”. En el primer caso, los compuestos nutracéuticos son componentes químicos que están presentes de forma natural en los alimentos. Cabe mencionar que dichos compuestos pueden aislarse o purificarse para obtener ingredientes alimenticios listos para usar. En los “alimentos funcionales”, los compuestos nutracéuticos son adicionados a un alimento procesado como ingrediente para promover la salud o la prevención de enfermedades (Li, González, & Diosady, 2023). Un alimento nutracéutico sería, por ejemplo, un jugo natural de granada (rico en polifenoles), mientras que, un alimento funcional sería una bebida no alcohólica preparada y adicionada con polifenoles de jugo de granada.

Una vez que sabemos qué son los compuestos nutracéuticos, vale la pena preguntarnos por qué son tan importantes para la industria de alimentos. Actualmente, gracias a una gran cantidad de estudios científicos y clínicos, nos hemos dado cuenta de los beneficios a la salud que conlleva el consumo de compuestos nutracéuticos y, en la sociedad actual, donde existe una creciente prevalencia de enfermedades relacionadas con estilos de vida sedentarios a nivel global, la población se ha visto obligada a tomar medidas preventivas de salud por medio de una alimentación más saludable (Komala et al., 2023). No es extraño, entonces, que el papel de los nutracéuticos está ganando importancia en los mercados europeo, estadounidense y asiático; actualmente los alimentos que contienen compuestos nutracéuticos se han convertido en una elección diaria de los consumidores (Reque & Brandelli, 2021). Sólo por mencionar un dato, el mercado global de nutracéuticos representó $379,061 mil millones ($USD) en el año 2017 y se espera que crezca a $734,601 mil millones para 2026 (Sachdeva & Bharadvaja, 2020). Sin embargo, es importante que consideremos como consumidores, que los compuestos nutracéuticos tienen beneficios a la salud sólo con una correcta dosis suplementada. Si bien se han llevado a cabo diversos estudios in vivo e in vitro para estudiar el papel de los nutracéuticos contra diferentes enfermedades, en algunos casos no han sido clínicamente probados en humanos así que el consumo de altas dosis de nutracéuticos puede ser tóxico (Sachdeva & Bharadvaja, 2020). Por ejemplo, se ha comprobado que el té verde (rico en polifenoles antioxidantes) puede causar daño al hígado si se consume de manera crónica o que el consumo de 12g de ajo diariamente puede disminuir el recuento de plaquetas en sangre (Komala et al., 2023).

Los beneficios potenciales de los nutracéuticos también se han visto ensombrecidos por preocupaciones que tienen que ver con la inocuidad alimentaria y la falta de regulaciones formales, por ejemplo, en países como Estados Unidos con frecuencia se retiran productos alimenticios de este tipo por contener ingredientes o etiquetado incorrecto (Komala et al., 2023). Además, hablando de manera particular sobre los nutracéuticos aislados de fuentes naturales, todavía existe un gran desafío para su incorporación en productos alimenticios (desarrollo de alimentos funcionales) debido a características como baja solubilidad acuosa, inestabilidad química, sensibilidad a la temperatura, la luz y el oxígeno, así como poca absorción en el tracto gastrointestinal (Reque & Brandelli, 2021).

Consumir alimentos nutracéuticos o funcionales en muchos sentidos puede mejorar nuestra salud, pero se requiere de la educación pertinente para aumentar la consciencia y discreción en su consumo, mejores prácticas de elaboración por parte de fabricantes y correcta regulación y seguimiento de las autoridades competentes (Komala et al., 2023).

Referencias:

Komala, M. G., Ong, S. G., Qadri, M. U., Elshafie, L. M., Pollock, C. A., & Saad, S. (2023). Investigating the Regulatory Process, Safety, Efficacy and Product Transparency for Nutraceuticals in the USA, Europe and Australia. Foods12(2), 427.

Li, Y. O., González, V. P. D., & Diosady, L. L. (2023). Microencapsulation of vitamins, minerals, and nutraceuticals for food applications. In Microencapsulation in the food industry (pp. 507-528). Academic Press.

Reque, P. M., & Brandelli, A. (2021). Encapsulation of probiotics and nutraceuticals: Applications in functional food industry. Trends in Food Science & Technology, 114, 1-10.Sachdeva, V., Roy, A., & Bharadvaja, N. (2020). Current prospects of nutraceuticals: A review. Current pharmaceutical biotechnology21(10), 884

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