M.C. Anahí Levario Gómez
Consultora
Dr. José Juan Buenrostro Figueroa
Laboratorio de Biotecnología y Bioingeniería
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo
Subsede Delicias
¡Cuántas veces no hemos consumido alimentos en los que detectamos un particular aroma y sabor picante, agradable al paladar! ¿Qué tal el pollo agridulce con un toque de picor? ¿O unas galletas como postre, con la típica forma de hombrecito contorneada con betún? ¿O una bebida, una limonada o una infusión con una frescura inigualable? Probablemente, cada uno de ellos cuente con jengibre como ingrediente.
El jengibre (Zingiber officinale Roscoe) es una planta con rizoma tuberculoso. Pertenece a la familia Zingiberaceae y al género Zingiber. Es originario de Asia e India y sus principales usos son como especia para bebidas y alimentos, aunado a la mejora de la salud1 lo que lo hace más interesante.
Uso medicinal
En cuanto al uso medicinal, el saber ancestral recomienda el jengibre al momento de padecer un dolor de cabeza o una molestia estomacal, y no se diga en un resfriado en temporada invernal. Dentro de las propiedades atribuidas al jengibre, se encuentra su potencial antioxidante, antiinflamatorio, antimicrobiano y anticancerígeno. También se ha dirigido a tratar enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares y respiratorias; incluso, para la obesidad y la diabetes mellitus2. En este artículo, se hará énfasis en la propiedad antiinflamatoria que poseen los componentes principales del jengibre y la forma ideal para ingerirlo.
Compuestos activos del jengibre
El jengibre está conformado por carbohidratos, proteínas, grasas, fibra, cenizas, aceites y oleorresinas. Estos dos últimos se abordan con mayor detalle a continuación.
En los aceites esenciales, se ha identificado a la zingerona como un compuesto fenólico relevante, que es el responsable de la acidez del jengibre, así como del dulzor cuando éste es sometido a altas temperaturas. Por otro lado, se encuentran terpenos como el zingibereno, α-curcumeno, β-bisaboleno, α-farneseno y β-sesquifelandreno. Ahora bien, las oleorresinas son las responsables de la pungencia del jengibre y en ellas se encuentran grupos fenólicos tales como los gingeroles, los shogaoles y los paradoles1, 3.
Específicamente, el 6-gingerol está presente en el jengibre crudo, fresco o almacenado por largos periodos. Como consecuencia, el jengibre se deshidrata y se da una transformación del 6-gingerol al 6-shogaol. Este nuevo compuesto es el que presenta mayor estabilidad química y un mayor efecto farmacológico como antiinflamatorio. De manera alterna, el 6-gingerol es termolábil; es decir, después del calentamiento para preparar una infusión o algún platillo, se transforma químicamente a zingerona. Del cual también se ha reportado actividad biológica, pero de menor alcance4, 5.
Además de esta breve descripción de los compuestos más relevantes en el jengibre, existe un amplio número de investigaciones dirigidas al estudio y aprovechamiento de este potencial para diversas patologías. Más aún porque el jengibre se encuentra dentro de la lista de la FDA como un alimento GRAS. Es entonces que el máximo aprovechamiento del jengibre, es en la forma cruda y seca, sin someterse a un proceso térmico.
El proceso inflamatorio y la función antiinflamatoria de los compuestos presentes en el jengibre, se comparten en el siguiente apartado.
Proceso inflamatorio
La inflamación es una reacción de defensa que se activa cuando el cuerpo se encuentra en peligro. Se lleva a cabo en etapas, donde en la primera se producen mediadores proinflamatorios en respuesta a dicha amenaza, para luego entrar en acción la actividad antiinflamatoria.
En primer lugar, se da la activación de la vía de la enzima ciclooxigenasa en su forma inducible (COX-2), que acelera la transformación del ácido araquidónico en mediadores proinflamatorios como las prostaglandinas (PGD2 y PGE2)2. Estos se manifiestan con dolor o inflamación4. Es por ello que, mientras más alta sea la inhibición de COX-2, más alto será el proceso antiinflamatario. Esta es la función principal de los compuestos presentes en el jengibre, en mayor medida el 6-shogaol.
En la etapa proinflamatoria, las células inmunitarias producen moléculas de señalización llamadas citocinas y quimiocinas. Dentro de las anteriores, las interleucinas IL-1, IL-6, IL-8, así como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), las que promueven la migración de células inmunitarias (monocitos, macrófagos, linfocitos, basófilos, eosinófilos, neutrófilos) hacia el sitio lesionado. No hay que dejar de lado que, si existe una sobreproducción de estas citocinas proinflamatorias, puede empeorar la salud e incluso culminar en enfermedades como el cáncer. Además, se puede presentar un aumento de concentraciones de óxido nítrico intercelular y, como actúa como un radical libre, puede producir vasodilatación extrema al pasar por un choque séptico o culminar en una función citotóxica4,6.
Posteriormente, la IL-10 es secretada por los linfocitos T. Esta interleucina cuenta con una mayor capacidad antiinflamatoria respecto a otras, ya que inhibe la proliferación y producción de las citocinas anteriormente mencionadas IL-1, IL-6, IL-8 y TNF-α. Inhibe también la generación de especies reactivas de oxígeno (ROS). Además, el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β) entra en acción. Sus altas concentraciones también presentan una actividad antiinflamatoria. Pero, su función dependerá de la concentración, ya que, al encontrarse bajas, su capacidad es proinflamatoria4. Como se mencionó al inicio del artículo, estudios sobre el jengibre reportan también una actividad antioxidante. Esto quiere decir que tienen la capacidad de inhibir esas ROS producidas en el organismo.
Sin duda, el jengibre es fuente de muchas investigaciones por las propiedades de sus compuestos principales. Por ello mismo, la química de los gingeroles o la no polaridad los hace de baja solubilidad en agua, por ende, de baja biodisponibilidad. Aunado a ello, es necesario el estudio en el metabolismo de fase II para la administración de los compuestos bioactivos en la forma o presentación más viable y alcanzar un óptimo aprovechamiento para contrarrestar, en este caso, un proceso inflamatorio.
Referencias:
1 Ballester, P., Cerdá, B., Arcusa, R., Marhuenda, J., Yamedjeu, K., & Zafrilla, P. (2022). Effect of ginger on inflammatory diseases. Molecules, 27(21), 7223. https://doi.org/10.3390/molecules27217223
2 Mao, Q. Q., Xu, X. Y., Cao, S. Y., Gan, R. Y., Corke, H., Beta, T., & Li, H. B. (2019). Bioactive compounds and bioactivities of ginger (Zingiber officinale Roscoe). Foods, 8(6), 185. https://doi.org/10.3390/foods8060185
3 Kiyama, R. (2020). Nutritional implications of ginger: Chemistry, biological activities and signaling pathways. The Journal of nutritional biochemistry, 86, 108486. https://doi.org/10.1016/j.jnutbio.2020.108486
4 Arcusa, R., Villaño, D., Marhuenda, J., Cano, M., Cerdà, B., & Zafrilla, P. (2022). Potential role of ginger (Zingiber officinale Roscoe) in the prevention of neurodegenerative diseases. Frontiers in nutrition, 9, 809621. https://doi.org/10.3389/fnut.2022.809621
5 Spence, C. (2023). Ginger: The pungent spice. International Journal of Gastronomy and Food Science, 100793. https://doi.org/10.1016/j.ijgfs.2023.100793
6 Dissanayake, K. G. C., Waliwita, W. A. L. C., & Liyanage, R. P. (2020). A review on medicinal uses of Zingiber officinale (ginger). International Journal of Health Sciences and Research, 10(6), 142-148. ISSN: 2249-9571