Dr. Edwin Rojo-Gutiérrez
Dr. José Juan Buenrostro-Figueroa
Dr. Ramiro Baeza-Jiménez
Laboratorio de Biotecnología y Bioingeniería
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo
Subsede Delicias, Chihuahua
Los lípidos a menudo son considerados como antagonistas de la salud, sin embargo, son componentes fundamentales de nuestra dieta y cruciales para el funcionamiento óptimo de nuestro cuerpo. Esto se ha ido evidenciado en investigaciones recientes que involucran diferentes áreas de conocimiento, derribando así muchos de los paradigmas en torno al consumo de lípidos. Por lo anterior, en el presente artículo, se busca socializar los lípidos que son benéficos para la salud, algunas de sus funciones en nuestro organismo y los alimentos que nos ayudan a mantener un estado cardiovascular adecuado.
Al hablar de lípidos, nos referimos a una gran familia de compuestos químicos en los que podemos encontrar ácidos grasos, triglicéridos, fosfolípidos, esfingolípidos, esteroles, entre otros. Cada una de estas familias, presenta diferentes características y propiedades y, al mismo tiempo, desempeñan funciones indispensables en el mantenimiento de las funciones fisiológicas y la promoción de la salud general: sirven como una fuente concentrada de energía, esencial para impulsar las actividades celulares y sostener los procesos metabólicos; son componentes integrales de las membranas celulares, asegurando la integridad estructural y facilitando la comunicación celular vital. Cabe mencionar también que el consumo desbalanceado de lípidos con respecto a otros componentes de la dieta ha contribuido al incremento de la incidencia de enfermedades cardiovasculares y problemas de salud pública como la obesidad.
Un ejemplo de lípidos benéficos son los ácidos grasos omega-3 y omega-6 (derivados del ácido linoleico y alfa-linolénico, respectivamente). Estos ácidos grasos son esenciales, es decir, nuestro cuerpo no puede sintetizarlos y debemos obtenerlos de la dieta debido a que son cruciales para el desarrollo del cerebro, la función inmune y la salud cardiovascular. Esta ingesta o la combinación de estos con otros nutrimentos coadyuvan al tratamiento de ciertas enfermedades e incluso a mejorar los rendimientos físico y mental.
El colesterol es otro ejemplo de lo controversial que resulta hablar de los lípidos. Primeramente, el colesterol es componente estructural de las membranas celulares y precursor en la síntesis de hormonas y sales biliares. En segundo lugar, el colesterol se divide en dos tipos de lipoproteínas (una combinación de grasa y proteína): de baja densidad (LDL) y de alta densidad (HDL), conocidos coloquialmente como colesterol “malo” y colesterol “bueno”, respectivamente. Cabe resaltar que estas lipoproteínas son las encargadas de transportar el colesterol en sangre. Altas concentraciones de colesterol “malo” en sangre están relacionadas con enfermedades cardiovasculares debido a que mantiene el colesterol circulando en el torrente sanguíneo, ocasionando su acumulación en las arterias y, en consecuencia, trastornos arteriales como ateroesclerosis. Por su parte, niveles altos de colesterol “bueno”, promueven el transporte del colesterol al hígado, ayudando a prevenir las enfermedades antes mencionadas al evitar que suceda dicha acumulación y se tapen las arterias. Es importante destacar que ambos tipos de colesterol tiene su rol específico en el metabolismo del cuerpo, sin embargo, es de suma importancia mantener los niveles saludables recomendados de < 100 mg/dL para LDL y > 60 mg/dL para HDL en adultos.
Como acaba de mencionarse, hay lípidos que aportan beneficios a la salud y a través de la dieta podemos consumirlos. Es justamente este último punto el que impacta directamente en los efectos negativos que puede generar la ingesta de lípidos. Por ejemplo, si bien el consumo excesivo de grasas saturadas y trans se ha relacionado con riesgos cardiovasculares, el consumo moderado de grasas insaturadas, como las que se encuentran en ciertos aceites vegetales, vegetales de hoja verde, semillas, frijoles, nueces, almendras, entre otros, puede conferir numerosos beneficios para la salud. La incorporación de lípidos saludables a nuestra dieta puede generar una gran cantidad de beneficios para el bienestar tanto físicos como mentales. Desde mejorar la salud cardiovascular y la función cognitiva, hasta promover la salud de la piel y el equilibrio hormonal. Asimismo, los lípidos desempeñan un papel multifacético en la optimización de diversos aspectos de la fisiología humana. El consumo de una dieta equilibrada que incluya fuentes de grasas saludables, como pescado graso, semilla de calabaza, cacahuates, aceite de oliva, entre otros, puede contribuir a mejores resultados de salud en general. Además, enfatizar la moderación y variedad en la ingesta de lípidos puede ayudar a obtener los máximos beneficios y minimizar los riesgos potenciales.
La evidencia emergente denota la importancia vital de los lípidos para mantener funciones fisiológicas óptimas y promover el bienestar general. Al desmentir los mitos prevalecientes y aceptar los beneficios del consumo de lípidos saludables, podemos allanar el camino hacia una concientización respecto a la salud nutricional y guiar a las personas para que tomen decisiones dietéticas informadas que conduzcan a buenos hábitos alimenticios que permitan gozar de un buen estado de salud a corto, mediano y largo plazo.
Bibliografía:
Lopez-Martinez, L. X., Buenrostro-Figueroa, J. J., Rojo-Gutiérrez, E., Garcia-Galindo, H. S., & Baeza-Jiménez, R. (2020). Lipids as Components for Formulation of Functional Foods: Recent Trends. Food Microbiology and Biotechnology, 319-354.
Salsinha, A. S., Machado, M., Rodríguez-Alcalá, L. M., Gomes, A. M., & Pintado, M. (2023). Bioactive lipids: Chemistry, biochemistry, and biological properties. Bioactive lipids, 1-35.
U.S. Department of Agrigulture and U.S. Department of Health and Human Services. Dietary Guidelines for Americans, 2020-2025. 9th Edition. Disponible en https://www.dietaryguidelines.gov.
Di Pasquale, M. G. (2009). The Essentials of Essential Fatty Acids. Journal of Dietary Supplements, 6(2), 143-161. https://doi.org/10.1080/19390210902861841.
Toth, P. P. (2005). The “good cholesterol” high-density lipoprotein. Circulation, 111(5), e89-e91.