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Una maleza es una planta que crece en un sitio que nos parece inadecuado. Existen cerca de diez mil especies, de las cuales entre el 20 y 30% son comestibles o comercializables.

No todo en la maleza es malo, de hecho, hay varias especies que se pueden utilizar. Por ello, científicos de Argentina, de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, iniciaron una investigación para aprovechar las malezas.

No todo es malo en la maleza

“Muchos detestan las malezas en los cultivos y en el jardín porque consideran que dan aspecto de descuido. Las destruyen sin compasión, ignorando su astucia insospechada y su poder de recuperación. De hecho, varias malezas que crecen en esta región, en otras partes del mundo son alimentos. Nosotros las rescatamos y las estudiamos para utilizarlas como aditivos alimentarios”, señalaron los especialistas.

Estas plantas pueden ser utilizadas para aumentar la vida de anaquel de los alimentos, es decir, para que duren más tiempo en buenas condiciones. Una de las premisas del proyecto es la utilización de los recursos presentes en la región de Buenos Aires; hasta el momento, se identificaron 65 especies, con resultados prometedores en algunas, como Vara de Oro (Solidago chilensis, también conocida como hierba de los judíos), Cardancha (Dipsacus Fullonum, comúnmente llamada cardo mariano) y Bandera Española (Lantana cámara).
Aditivos naturales

Existe una tendencia a nivel mundial a buscar aditivos en fuentes naturales. Hay distintas líneas para preservar alimentos, una de ellas es conservar un alimento fresco, mínimamente procesado, y lograr que no se deteriore rápidamente.
Para Abel Farroni, el proceso es largo, ya que el impacto de aceptabilidad también está presente en el producto final. La idea es evitar las alteraciones y lograr cambios que terminen en un producto realmente aceptable y con características diferentes en el mercado. Lo que se pretende es lograr un compuesto con la capacidad de inhibir la reacción de deterioro y que sea estable, suficientemente potente para ser aplicable y que no altere el sabor, las propiedades o la textura. Luego de eso viene la estabilización, la comercialización y la seguridad alimentaria, un proceso bastante largo.

 

Referencia:

“El poder de las malezas en la conservación de alimentos”, de Argentina Investiga, en http://argentinainvestiga.edu.ar/noticia.php?titulo=el_poder_de_las_malezas_en_la_conservacion_de_alimentos&id=2803

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