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¡La hormona que quema grasa!

Existe una hormona que quema grasa? ¡Sí! Se llama irisina. Saber cómo se produce y cómo funciona esta hormona, puede ser una muy buena herramienta para bajar de peso y quemar la grasa que no queremos tener.

El tejido adiposo, es decir, la grasa del cuerpo, es el principal protagonista del problema de sobrepeso y obesidad, padecimientos que afectan a 70% de los adultos en México.

Hormona contra la grasa

Como el problema se ha vuelto muy grande y grave, muchas personas están trabajando en estrategias para encontrar una solución. Desde la ciencia, se han hecho esfuerzos para entender mejor cómo funciona nuestro cuerpo y cómo lo afecta la obesidad. Además, se investigan los mecanismos que permiten metabolizar la grasa corporal. Así, llegamos al estudio de la irisina, una hormona que ha sido nombrada como “la hormona quema grasa”.

Esta hormona tiene efecto sobre un tipo de tejido adiposo del cuerpo, el tejido beige, explica la Dra. Bárbara Patricia Antuna Puente, investigadora del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), que ha dedicado parte de su trabajo a estudiar la relación de esta hormona con el ejercicio.

Tres tipos de tejido graso

El cuerpo humano tiene tres tipos de tejido adiposo: el blanco, el café y el beige. El tejido adiposo blanco está formado por células cuya principal función es el almacenamiento de energía (adipocitos). Estas células son esféricas, contienen una gran gota de grasa en su centro y pueden aumentar de tamaño si acumulan más grasa en forma de triglicéridos. Son las más abundantes y podría decirse que son las causantes del aumento de peso en los individuos con obesidad.

El tejido adiposo café está compuesto por células cuya principal función es la termogénesis, es decir, la generación de calor. Este tejido permite a los organismos regular su temperatura ante un ambiente frío, y aunque es clasificado como graso, tiene su origen en el músculo, y posee una gran cantidad de mitocondrias (organelos que le permiten tomar la grasa y transformarla en calor).

Hace alrededor de 10 años los científicos sabían que los bebés humanos nacían con una gran cantidad de tejido adiposo café, pues pasaban del útero materno, un ambiente con la temperatura adecuada en todo momento, al mundo exterior, con temperaturas que pueden ser menores a los cero grados Celsius. Pero a partir de 2009 se comenzó a observar que el humano adulto sí conserva cierta cantidad de tejido café, y algo más sorprendente aún, que gracias a la acción de una hormona llamada irisina, una fracción del tejido adiposo blanco puede adquirir características parecidas a las del tejido adiposo café y transformar la grasa en calor.

A ese tejido, que no era absolutamente blanco ni absolutamente café, se le llamó tejido adiposo beige. A raíz de estas investigaciones, los científicos comenzaron a buscar formas de activar el tejido adiposo café y el beige para lograr quemar parte de la grasa corporal de un individuo.

Ejercitando la irisina

La irisina es una hormona que se investiga como una alternativa de tratamiento para la obesidad. Se descubrió cuando un grupo de investigación en Boston detectó que había una sustancia que se producía durante el ejercicio que precisamente hacía un cambio en el tejido adiposo beige. Lo transformaba de blanco a beige y, por lo tanto, podía utilizar la grasa para generar calor. Y esa sustancia es la irisina.

Entonces, ese es otro de los beneficios del ejercicio: además de quemar calorías produce un cambio en el tejido adiposo y ocasiona que en vez de que la grasa se almacene, se queme. Esto fue lo que sonó muy atractivo para el tratamiento de la obesidad. Estos efectos se probaron en ratones y resultó maravilloso, pero cuando supusieron que en los humanos pasaría lo mismo, el resultado no fue lo que se esperaba, porque el mecanismo de nuestro organismo es más complejo.

¡Irisina, dame calor!

La irisina también se secreta cuando tenemos frío, por el hecho de titiritar, y se cree que su principal función es precisamente la termogénesis que necesitamos los humanos para adaptarnos a ese frío. Su producción durante el ejercicio es secundaria, justamente porque la actividad del músculo durante la actividad física es parecida a la de titiritar.

En diferentes estudios se han realizado protocolos de frío, en donde se mete a las personas en agua fría y se observa la activación de la termogénesis. Es decir, se ven los tejidos que están consumiendo mucha glucosa para calentar el cuerpo, y allí se ve cómo los tejidos café y beige consumen glucosa.

Al momento no se sabe cómo funciona el mecanismo de la irisina, porque el cambio de blanco a beige es nada más mientras se produce el estímulo de las bajas temperaturas sobre el cuerpo. En el momento en que se quita el estímulo, el tejido se vuelve a hacer blanco y las células adiposas regresan a su estado de blancas.

Por lo pronto se sabe que la irisina mejora mucho el metabolismo de glucosa y ayuda a bajar de peso, aunque no en cantidades significativas. La irisina sí puede hacer un pardeamiento en el tejido adiposo que favorezca un metabolismo más saludable, y, estimulada, por el ejercicio y la actividad física constante, puede traer mayores beneficios.

Por el momento, la mejor manera de tratar la obesidad es dieta y ejercicio, aunque sea la menos popular.

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