Un estudio reciente sobre la sustitución de la sacarosa (azúcar) por fructosa y glucosa, sostiene que este cambio puede disminuir radicalmente la salud de mamíferos hembra. Sin embargo, el estudio fue hecho con ratones y no es aplicable aún a seres humanos. Por lo tanto, las declaraciones al respecto, probablemente sean exageradas.
Los resultados presentados en un estudio titulado: “En comparación con la sacarosa, el consumo de los monosacáridos fructosa (F) y glucosa (G), reducen la supervivencia y salud física de los ratones hembra” por Ruff (y colaboradores) deben interpretarse con cautela. Los autores exageran al decir que “Este estudio proporciona evidencia experimental única, de que el consumo de una proporción 1:1 de F/G puede disminuir dramáticamente la salud de los mamíferos hembra, en comparación con el consumo de una cantidad isocalórica de sacarosa”, ya que está bien establecido que los hallazgos en una especie son a menudo diferentes que los de otras especies. Es decir, los estudios con animales solo proporcionan evidencia de calidad débil.
El estudio se realizó en ratones y es bien sabido que los seres humanos y los roedores metabolizan sustancias de manera diferente. Los autores informan que las hembras de los ratones, que se alimentaban con fructosa y glucosa, vivían y se reproducían menos que los alimentados con sacarosa. Por desgracia, no fueron reportados datos sobre la necropsia ni exámenes físicos, incluyendo parámetros de la sangre y pruebas metabólicas durante el estudio, por lo que cualquier posible motivo propuesto para estos hallazgos, es simple especulación. Como el Dr. Luc Tappy, un investigador que se centra en los factores ambientales y dietéticos implicados en el desarrollo de la obesidad y la diabetes tipo 2, dice sobre este estudio: “No hay actualmente ningún indicio acerca de los posibles mecanismos subyacentes.”
Además, el Consejo de Control de Calorías cita las siguientes limitaciones graves del estudio:
Se ha estudiado durante décadas el metabolismo de la fructosa y está bien documentado en la literatura científica, y no se ha demostrado que cause problemas metabólicos.
Independientemente de la fuente de fructosa (por ejemplo, frutas, verduras, miel, jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), fructosa cristalina o azúcar de mesa), la fructosa se metaboliza utilizando las mismas vías metabólicas. Hay muchos factores que contribuyen a una salud óptima, como los hábitos alimenticios (incluyendo el balance y moderación) y el ejercicio. Es poco probable que los problemas de salud sean causados por un ingrediente alimentario en particular, como la fructosa.
Referencia: www.caloriecontrol.org