Ing. Bertha E. Díaz de Nicolás
Consultora
La cada vez mayor demanda de alimentos mínimamente procesados por parte del consumidor ha impulsado, entre muchas otras cosas, el desarrollo de nuevos métodos de conservación. Los procesos no térmicos, como la irradiación, la alta presión hidrostática, los ultrasonidos, campos eléctricos, campos magnéticos o la luz pulsada son algunos ejemplos de ello. Estos métodos pueden utilizarse para procesar el alimento sin que se vea afectada su calidad y, por tanto, manteniendo sus características sensoriales(color, olor, sabor y textura) intactas. Aunque la eficacia de estos métodos se conoce desde hace tiempo, no ha sido sino hasta ahora que se han producido los mayores avances tecnológicos que han hecho posible su comercialización.
La aparición de productos mínimamente procesados está asociada a cambios en los hábitos de consumo: el cliente demanda comida de fácil preparación, mínimo tiempo de elaboración y máxima seguridad. Bajo estas premisas, la industria alimentaria ha desarrollado nuevas tecnologías que permiten la producción de alimentos que, además de ser seguros, conservan sus propiedades nutricionales. Mediante estos mecanismos de conservación y transformación se obtiene un alimento que, generalmente, puede consumirse crudo o después de haber sido sometido a un tratamiento térmico suave. Se trata de alimentos con una elevada calidad, tanto nutritiva como sensorial, y a la vez con un mínimo procesado que garantiza unas propiedades sensoriales excelentes. Además, permite alargar su vida útil y satisfacer los gustos del consumidor.
¿Qué es un procesamiento no térmico?
Consiste en utilizar tratamientos que no usen como elemento principal el calor o el aumento de temperatura para eliminar o inhibir microorganismos perjudiciales para la salud. Algunos de estos métodos son:
Este procedimiento consiste en la aplicación de radiaciones sobre el alimento bajo un estricto control. Las radiaciones más empleadas son gamma, obtenidas a partir de la desintegración radioactiva de isótopos de cobalto y cesio. Existe un símbolo internacional propuesto para identificar, en el etiquetado, los alimentos que han sido sometidos a un proceso de irradiación.
Las ventajas de la irradiación son, entre otras, que reduce el uso de sustancias químicas, produciendo alimentos libres de residuos químicos; posibilita pasteurizar el alimento sin alterar su aspecto; permite ser aplicada en alimentos previamente envasados; se utiliza en alimentos congelados sin provocar calentamiento y reduce tiempos de cocción en vegetales deshidratados.
Este método se utiliza para esterilizar carne de res, carne de cerdo, pollo, mariscos y pescados; además, se emplea en alimentos como la papa, ajo, cebolla, fresas, especias y condimentos, vegetales deshidratados, champiñones y espárragos frescos, frutas secas.
Las ventajas de este método son que inhibe el desarrollo de microorganismos; incrementa la vida útil y el tiempo de almacenamiento; reduce la cantidad de aditivos y conservadores, y conserva características nutricionales y sensoriales del alimento.
Los alimentos a los cuales se les aplica esta técnica son jugos de frutas, mermeladas, jamones, carnes de aves y leche.
La tecnología y ciencia de los alimentos está en constante búsqueda de innovaciones que nos permitan tener el tipo de alimentos que queremos y que mantengan, tanto su calidad nutricia como la sensorial, y cuidando que la calidad de estos procesos implique siempre un beneficio a la salud humana.
Bibliografía:
Adrián, Jean. La Ciencia de los Alimentos de la A a la Z. 2da. Edición. Editorial Acribia. España. 1990.
Barbosa-Cánovas, Gustavo V. Conservación no térmica de los alimentos. 2da. Edición. Editorial Acribia. España, 1999.