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¿Porqué es importante identificar el hambre y saciedad en los niños?

M. en C. Elisa Dufoo-Hurtado

Dra. Rocío Campos-Vega

Facultad de Química

Universidad Autónoma de Querétaro

El sobrepeso y la obesidad infantil son un importante problema de salud pública a nivel mundial, convirtiéndose en un factor de riesgo para diferentes enfermedades crónicas, incluidas la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2018 (ENSANUT), en México más de una quinta parte de la población infantil con menos de 5 años se encuentran en riesgo de padecer sobrepeso. Esto es de gran relevancia, ya que durante ese periodo de vida se lleva a cabo una parte importante del desarrollo cognitivo, físico y emocional del niño, lo que a su vez ha sido asociado, en gran medida, con la alimentación. De ahí que sea esencial entender la alimentación, así como aprender a reconocer y respetar las señales de hambre y saciedad que presentan los niños en esta edad, como una estrategia en la prevención del sobrepeso y la obesidad durante la edad adulta.

La investigación se ha centrado en los factores durante el embarazo y la primera infancia que podrían aumentar el riesgo de sobrepeso y obesidad en niños. Algunos de los factores identificados hasta ahora incluyen el peso de los padres, el peso del niño al nacer, la adiposidad temprana, el aumento de peso durante el primer año de vida y las prácticas de alimentación materna. La identificación de estos factores y el desarrollo de herramientas de predicción del riesgo de sobrepeso y obesidad infantil brindan una oportunidad tangible para su intervención temprana.

En este sentido, los padres juegan un papel primordial en dar forma a estos comportamientos a través de sus estilos de vida y entornos de alimentación, así como en la actividad física. Las opciones de alimentación temprana, incluida la leche materna y/o la fórmula, el momento de la introducción de sólidos, la actividad física y el uso de medios electrónicos entre los bebés y los niños pequeños se consideran factores determinantes en el desarrollo de sobrepeso y obesidad infantil. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que las madres deben amamantar exclusivamente durante los primeros seis meses de vida. Además, evidencia científica sustenta que la lactancia materna exclusiva y una mayor duración de esta, reduce las posibilidades de sobrepeso infantil. La explicación del efecto protector de la lactancia materna incluye un aumento de peso más lento y una menor ingesta energética durante el primer año. Además, la composición de la leche materna, incluyendo la presencia de hormonas relacionadas con el hambre y la saciedad (leptina, grelina, resistina y adiponectina) y sus variaciones de composición durante el día, conducen al reconocimiento de señales internas de hambre y saciedad; lo que puede fomentar las conductas alimentarias auto-reguladoras al consumir una dieta sólida.

Por otra parte, la alimentación con fórmula y la introducción temprana de alimentos sólidos promueven el aumento de peso excesivo en la vida temprana. En este sentido, el progreso de transición a alimentos sólidos es importante y se ha propuesto que la auto-alimentación, en lugar de la alimentación con cuchara en forma de purés, permite evitar el control materno de la sobrealimentación. De este modo, el lactante decide qué alimento selecciona, cuánto consume y la velocidad de consumo a lo largo de un episodio de alimentación; esto se encuentra asociado a señales visuales, así como un aprendizaje temprano y más estable sobre la capacidad saciante de los alimentos, promoviendo así una mejor respuesta a la saciedad continua durante la niñez.

De este modo, son necesarios pequeños cambios en la alimentación durante los primeros años de vida para desarrollar y mejorar las señales de hambre/saciedad, y con ello prevenir la obesidad en la edad adulta. Si quieres saber más puedes consultar las pautas que la Secretaria de Salud ha publicado sobre la nutrición de niños y niñas menores de 1 año. 

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https://www.gob.mx/salud/articulos/nutricion-en-la-nina-y-el-nino-menor-de-1-ano

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