Dra. María del Rosario Ayala-Moreno
Grupo de Investigación en Alimentos y Salud, Dirección de Investigación, Universidad La Salle
Dra. Dulce María Meneses Ruiz
Facultad Mexicana de Medicina, Dirección de Investigación, Universidad La Salle
M en C. Araceli Martínez Coronado
Universidad Autónoma Metropolitana
En 2016 existían 124 millones de niños y adolescentes con obesidad, una cifra que se ha multiplicado por 10 en los cuatro últimos decenios1. En México, la prevalencia de sobrepeso (SP) y obesidad (OB) prácticamente es la misma: entre 2012 y 2018, el 34.4 y el 35.6% de niños de 5 a 11 años padecían alguna de estas dos condiciones, respectivamente; mientras que cerca del 39% de los adolescentes presentan SP u OB2.
¿Qué riesgos tiene un menor con sobrepeso u obesidad?
Se sabe que los menores con SP u OB tienen más riesgo de seguir con este padecimiento en la adolescencia y edad adulta3,4, con consecuencias graves para la salud, como el desarrollo de diabetes, hipertensión, síndrome metabólico y enfermedad cardiovascular, que disminuye significativamente la calidad y esperanza de vida5.
¿Por qué es tan complicado prevenir el sobrepeso y obesidad?
El origen del SP y OB es multifactorial, es decir, que tanto factores biológicos (como antecedentes de OB en familiares directos o ser hijo(a) de madre que vive con diabetes u OB), como ambientales (como el sedentarismo, dietas altas en grasa y carbohidratos simples, y el bajo consumo de verduras), favorecen esta condición. Por ello, la prevención, diagnóstico oportuno y tratamiento también requieren de esfuerzos multisectoriales y la atención colaborativa de diferentes especialistas para obtener buenos resultados. Buenos resultados significa que el menor tenga una pérdida gradual y constante de peso, disminuya el riesgo de complicaciones metabólicas, no se quede con la sensación de hambre, mantenga una tasa de crecimiento normal y no tenga afectaciones psicológicas6.
¿Qué tratamiento debo buscar si mi hijo tiene sobrepeso u obesidad?
El pediatra o médico general identificará si el menor tiene SP u OB, de ser así lo referirá a los especialistas respectivos para el manejo nutricional, psicológico y la indicación de la actividad física. En el caso de menores con OB y con complicaciones metabólicas, solicitará, además, la valoración de un pediatra o endocrinólogo pediatra7. Aunque de primera instancia parece que la solución para el menor es brindarle una dieta restringida en energía, o bien, combinar la dieta con el ejercicio, estas estrategias de forma independiente son limitadas. Por otra parte, contar con el apoyo de un solo especialista puede poner en riesgo la salud del menor. Una dieta hipocalórica severa puede afectar el aporte adecuado y suficiente de nutrimentos provocando un pobre crecimiento y desarrollo, o bien, podrían favorecer la carencia de algún micronutrimento con secuelas a corto o largo plazo.
Por otra parte, la falta de apoyo psicológico para el menor con OB, puede promover sentimientos de rechazo a su apariencia física o favorecer problemas como la depresión y desórdenes de la alimentación, en especial en los adolescentes8,9,10. Por ello, nuestro grupo de trabajo, resalta la importancia de atender todos los factores relacionados con el SP y OB en los pequeños, desde la labor conjunta de diferentes especialistas, el ámbito escolar y familiar que son fundamentales no solo en el tratamiento, sino en la prevención y mantenimiento de una condición de salud óptima basada en el aprendizaje del cuidado de la salud física y mental11,12.
Es importante considerar que el tratamiento integral debe basarse en el diagnóstico temprano y oportuno del estado nutricional y la presencia de otras alteraciones metabólicas, síndromes genéticos, enfermedades endocrinológicas y trastornos psicológicos, y que el programa de atención debe realizarse con la participación activa y la motivación del niño y la familia6,12,13,14.
Sugerencias para la atención integral al menor con sobrepeso u obesidad
Referencias:
1. Organización Mundial de la Salud (2018). Comisión para acabar con la obesidad infantil. Disponible en: https://www.who.int/end-childhood-obesity/es/ Consultado 3 marzo del 2021.
2. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2018-2019) Resultados Nacionales. Instituto Nacional de Salud Pública Disponible en: https://cutt.ly/LxwysH5 Consultado el 3 marzo del 2021.
3. Freedman DS, Khan LK, Serdula MK, Dietz WH, Srinivasan SR, Berenson GS (2005) The relation of childhood BMI to adult adiposity: the Bogalusa heart Study. Pediatrics, 115:22-7.
4. Albañil-Ballesterosa MR, Rogero-Blancob ME, Sánchez-Martínc M, Olivas-Domíngueza A, Rabanal-Basalob A, Sanz-Bayonac MT (2011) The risk of staying obese from childhood to the end of adolescence. Rev Pediatr Aten Primaria, 13(50):199-211.
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6. Gómez-Díaz RA, Rábago-Rodríguez R, Castillo-Sotelo E, Vázquez-Estupiñan F, Barbara R, Castell A, Andrés-Henao S, Wacher NH (2008) Obese child treatment. Bol Med Hosp Infant Mex, 65:528-546.
7. Prevención y diagnóstico de sobrepeso y obesidad en niños y adolescents. Guía de evidencias y Recomendaciones: Guía de Práctica Clínica. México. CENETEC; 2018 [18 de marzo de 2021]. Disponible en: http://www.cenetec-difusion.com/CMGPC/SS-025-08/ER.pdf
8. Goldfield GS, Moore C, Henderson K, Buchholz A, Obeid N, Flament MF (2010) Body dissatisfaction, dietary restraint, depression, and weight status in adolescents. J Sch Health, 80(4):186-192. doi: 10.1111/j.1746-1561.2009.00485.x.
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12. Hiltje Oude Luttikhuis, Louise Baur, Hanneke Jansen, Vanessa A Shrewsbury, Claire O’Malley, Ronald P Stolk, Carolyn D Summerbell (2019) Interventions for treating obesity in children. Cochrane Database Syst Rev, 2019(3): CD001872. doi: 10.1002/14651858.CD001872.pub3
13. Valerio G, Maffeis C, Saggese G, Ambruzzi MA, Balsamo A, Bellone S et al. (2018) Diagnosis, treatment and prevention of pediatric obesity: consensus position statement of the Italian Society for Pediatric Endocrinology and Diabetology and the Italian Society of Pediatrics. J Pediatr, 44: 88. doi: 10.1186/s13052-018-0525-6
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