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Los endulzantes se han convertido en un foco de atención por las consecuencias que su consumo excesivo traen para nuestra salud. ¿Sabes cómo reacciona tu cerebro cuando los comes?

La glucosa y la fructosa son azúcares naturales que se encuentran en los alimentos. El exceso en el consumo de cualquiera de los dos, está considerado como uno de los factores relacionado con el aumento en la tasa de obesidad en el mundo.

Comer o tomar alimentos con alto contenido de estos azúcares puede desbalancear la dieta si no hay un gasto de energía que “saque” toda esa energía que consumimos. Pero, además de la cantidad de energía que aportan los azúcares, hay otro asunto: la forma como el cuerpo las metaboliza.

El cerebro reacciona diferente cuando comemos alimentos con glucosa y cuando contienen fructosa. Esto provoca que se envíen mensajes distintos en cada caso.

Glucosa o fructosa

Un estudio realizado por la Universidad de Yale, contó con 20 voluntarios a quienes se les monitoreó su respuesta cerebral al consumir bebidas con glucosa o fructosa, sin que ellos supieran cuál era cuál.

Entre los resultados que encontraron están:

  • La fructosa provocó picos más bajos de:
    • Glucosa en suero (diferencia media: 41 mg / dl [IC del 95%, 27.7-54.5]; p <0,001),
    • Insulina (diferencia media, 49.6 mU / ml [IC del 95%, 38.2-61.1]; p <0.001),
    • Y el polipéptido similar al glucagón 1 (diferencia media, 2.1 pmol / L [IC del 95%, 0.9-3.2]; p = 0,01)

Por lo general se consideraba que las dietas altas en fructosa estaban más ligadas a la obesidad y a la resitencia a la insulina. Pero este estudio muestra que podría no ser así. Sin embargo, es necesario repetir análisis como este con muestras más grandes antes de sacar conclusiones definitivas.

Saciedad y hambre

En otro estudio, llevado a cabo por la Academia Nacional de Ciencias (PNAS por sus siglas en inglés) en EE.UU., se analizó la relación entre la glucosa y la fructosa, y las sensaciones de hambre y saciedad.

La reacción cerebral de 24 voluntarios fue monitoreada en dos sesiones diferentes. En una, se les mostraba imágenes de alimentos (unos que contenían fructosa y otros, glucosa) y en la segunda, se les dio de comer alimentos con esas mismas características. Como un complemento a la resonancia magnética para evaluar la reacción cerebral, se les ofreció una recompensa inmediata con alimentos o una un mes después pero monetaria.

Los resultados que obtuvieron son:

  • La fructosa provocó menos picos de insulina en plasma y mayor capacidad de reacción del cerebro
  • Un aumento del hambre
  • Una mayor disposición a renunciar a la recompensa monetaria tardía frente a la posibilidad de tener alimentos inmediatos

Eso podría significar que la fructosa activa al cerebro para tener respuestas más rápidas, pero también lo estimula para sentir más hambre y mayores deseos por comer más.

En este estudio, como en el mencionado antes, es necesario investigar a fondo los resultados, con un número mayor de participantes con el fin de establecer cuál es el mecanismo que se activa con el consumo de fructosa.

Estas investigaciones continuan la pauta para entender el comportamiento que se desencadena en el organismo cuando comemos alimentos con fructosa o con glucosa. Esta comprensión puede ayudar en gran medida a enfocar las intervenciones contra enfermedades como la diabetes, la obesidad y el síndrome metabólico.

Fuentes:

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