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M. en C. Beatriz Liliana Álvarez Mayorga

Universidad Autónoma de Querétaro

La microbiota del intestino humano es un ecosistema muy complejo que es, incluso, considerado como un órgano más que juega un papel muy importante en los mecanismos de defensa específicos e inespecíficos, así como en los procesos metabólicos de nuestro cuerpo. Se ha encontrado que no sólo comunica con el epitelio del intestino, sino también con otros órganos en el cuerpo. 

El desarrollo de la microbiota es un proceso dinámico que inicia desde el feto, heredado por la madre y que depende de diversos factores como la alimentación

Entrando en algunas definiciones se puede decir que los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades apropiadas como parte de un alimento, confieren al individuo un beneficio para la salud. Y los prebióticos son sustancias (polisacáridos no digeribles y oligosacáridos de difícil digestión para el humano) que sirven de alimento para un grupo de microorganismos como los probióticos, favoreciendo así su desarrollo y colonización en el intestino.

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) utiliza el término de probióticos para designar a todo conjunto de microorganismos viables que, consumidos en cantidad suficiente dentro de un producto o un preparado alimenticio, confieren un beneficio a la salud del huésped mediante la colonización o la implantación en una cavidad como lo es el intestino.

Para que un microorganismo pueda ser considerado como probiótico debe cubrir las siguientes características:

  • Ser integrante de la microbiota intestinal humana y haber demostrado su inocuidad en estudios controlados en humanos
  • Ser resistente al proceso de digestión y a la degradación causada por los jugos gástricos y la bilis
  • Tener la capacidad de adherirse a la pared epitelial y colonizar el tracto gastrointestinal o a una cavidad humana -como la vagina y las vías urinarias
  • Tener influencia en la actividad metabólica local mediante la fermentación de sustratos como la fibra y la producción de ácidos grasos de cadena corta
  • En el caso de productos comerciales, demostrar su estabilidad en el vehículo en el cual se incluyen, y considerar la viabilidad de los microorganismos hasta el final de la vida de anaquel indicada por el fabricante
  • Contar con información científica que demuestre los beneficios en la salud cuando se consume en cantidad suficiente

Principales géneros y especies de microorganismos probióticos

Los principales tipos de probióticos que hay son:

GéneroEspecies
LactobacillusL. acidophilus, L. casei, L. reuteri, L. brevis, L. helveticus, L. curvatus, L. fermentum, L. plantarum, L. rhamnosus, L. johnsonii, L. gasseri, L. coryniformis, L. paracasei, L. bifidum, L. buchneri, L. bulgaricus, L. caucasicus
BifidobacteriumB. bifidum, B. adolescentis, B. animalis, B. infantis, B. lactis, B. longum, B. thermophilum, B. essensis, B. brevis
OtrosEnterococcus faecium, E. faecalis, Lactococcus lactis, Leuconostoc mesenteroides, Saccharomyces boulardii, S. cerevisiae, S. boulardii, Streptococcus diacetylactis, S. oralis, S. salivarius, Bacillus subtilis, B. licheniformis

En la infancia, los probióticos han tomado un papel relevante, ya que la leche humana los contiene e incluye cepas viables de lactobacilos y bífidobacterias en concentraciones de 1,000 a 1,000,000 de UFC (unidades formadoras de colonias)/mL. Hoy se sabe que estos representan uno de los factores más importantes de protección para los bebés alimentados al seno materno. En la leche materna se encuentra un grupo importante de bifidobacterias que están involucradas en el desarrollo de la microbiota en el lactante. 

Se ha comprobado que la microbiota de niños amamantados se caracteriza por el predominio de bífidobacterias y ha sido asociado con un menor riesgo de padecer infecciones gastrointestinales en comparación con los niños alimentados por fórmula infantil sin probióticos. Las bacterias probióticas pr

otegen contra patógenos, ya que logran interferir exitosamente en el proceso de comunicación cruzada epitelial y en la lucha competitiva por sitios de adhesión que de otra manera serían ocupados por patógenos. 

Se ha demostrado que los probióticos incrementan la producción de inmunoglobulinas IgAs y estimulan las reacciones humorales y de inmunidad celular, sin tener reacciones inflamatorias e incluso previniendo respuestas alérgicas. También pueden fortalecer las uniones epiteliales, disminuyendo la permeabilidad intestinal y previniendo la translocación bacteriana.

Se ha postulado que la inclusión de probióticos en fórmulas infantiles para bebés de 0 a 36 meses de edad puede tener un efecto positivo a corto y largo plazo, ya que ayudarán a estimular el sistema inmune de los infantes brindando diversos beneficios, clínicamente comprobados, como:

  • Menor índice de infecciones gastrointestinales y diarreas
  • Menor índice de enfermedades atópicas
  • Prevención y tratamiento de estreñimiento funcional
  • Disminución de llanto por cólico

La estimulación bacteriana temprana y continua del sistema inmune de los lactantes es fundamental para desarrollar sus defensas naturales y protegerlos contra infecciones y alergias, entre otras afecciones comunes de la infancia.

Bibliografía:

Indrio et al, Prevention of the Minor Digestive Disorders by Lactobacillus reuteri Supplementation. http://clinicaltrials.gov/ct2/show/NCT01235884

Majamaa H., Isolauri E., Saxelin M., Vesikari T., Lactic Acid Bacteria in the Treatment of Acute Rotavirus Gastroenteritis. J Pediatr Gastroenterol Nutr 1995;20: 333-8.

Szajewksa H., Gyrczuk E., Horvath A., Lactobacillus reuteri DSM 17938 for the management of infantile colic in breastfed infants: a randomized, double-blind, placebo-controlled trial. Journal of Pediatrics. Sept 14, 2012: doi: 10.1016/j.jpeds.2012.08.004.

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