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Los edulcorantes bajos en calorías pueden ser una herramienta para el control de peso. Últimamente, su consumo ha aumentado en niños y en adultos. ¿Esto es bueno o malo?

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) de los Estados Unidos mostró un aumento del 200% en el consumo de edulcorantes en niños y uno del 54% en adultos. Lo único que esta encuesta muestra es la tendencia en el consumo, pero no dice nada sobre el impacto en la salud de esa tendencia.

Esos números suenan escandalosos solamente por la reputación equivocada que tienen los edulcorantes. Pero lo más importante es esto: ¿qué impacto tienen en la salud de las personas?

¡Los edulcorantes!

Según las Guías Alimentarias para los estadounidenses (2015-2020), los edulcorantes han tenido un efecto positivo sobre el peso corporal, la cantidad de calorías que se consumen y la grasa abdominal que se acumula en el cuerpo, tanto en adultos como en niños. Esto se ha visto también en Europa, según la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria).

Los edulcorantes bajos en calorías están aprobados como seguros, pero no son una varita mágica. El riesgo de utilizarlos regularmente en la dieta es que podemos pensar: “en vez de azúcar, le puse stevia al café, así que puedo comer más galletas”. Este no es un problema de los edulcorantes, sino de cómo los usamos.

Los edulcorantes ayudan a reducir la cantidad de energía (calorías) que consumimos, pero no compensan las que sí nos comemos. Es decir, una bebida de dieta no “es un permiso” para comer más de otras cosas que aportan calorías. Las creencias equivocadas son el riesgo de usar edulcorantes: creemos que nos hacen adelgazar, pero lo único que hacen es bajar la cantidad de azúcar que comemos.

Los edulcorantes bajos en calorías tienen una función importante y útil: ayudarnos a comer menos calorías. Pero insistimos en que no son mágicos ni milagrosos. Nuestros hábitos son los que nos hacen subir o bajar de peso, tener mejor salud o no.

Productos como los edulcorantes, nos ayudan, pero no harán el trabajo por nosotros. La responsabilidad de lo que comemos, en qué cantidades lo hacemos y cómo gastamos la energía que consumimos, es tarea nuestra.

Recuerda, no hay alimentos buenos ni malos, sino dietas correctas o incorrectas. La clave es encontrar la mejor para ti y complementarla con otros hábitos como la actividad física y el descanso, para tener una mejor salud.

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