El consumo excesivo de sal y azúcar puede traer repercusiones serias en la salud de los hijos, incluso a largo plazo. Las consecuencias dependen del género del bebé y de si se consume sal o azúcar.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Nottingham analizaron los efectos que la dieta de la madre durante el embarazo y la lactancia, puede tener sobre su descendencia. Entre los resultados obtenidos, descubrieron que la dieta de las madres en las etapas mencionadas, tiene efectos determinados en la salud cardiaca de sus hijos.
Un consumo excesivo de sal se relaciona con el aumento de la posibilidad de desarrollar una afección cardiaca en los varones, mientras que el azúcar está vinculada con el mismo riesgo en mujeres. Es decir, el exceso de azúcar afecta a la descendencia de género femenino y el de sal, al masculino.
Diferencias biológicas
Los investigadores hicieron pruebas en ratas (evidencia científica de calidad débil), alimentándolas con dietas altas en fructosa (DF) a unas, y a otras con dosis altas de sal (DS), durante el periodo de gestación y lactancia. Posteriormente, se evaluó la salud cardiovascular de las crías, y se incluyó una medición de su tolerancia a la ansiedad por aislamiento. Después, se realizó una autopsia en las crías para determinar el estado de la función cardiaca.
Las crías masculinas de ratas con una DS presentaron hipertensión, mientras que las crías femeninas de las ratas con una DF, hipotensión. Una de las explicaciones que los científicos dan a estos resultados es que los estrógenos están identificados como factores de supervivencia. Esto significa que las hembras tienen, biológicamente, más posibilidades de sobrevivir en caso de escasez de nutrimentos. Sin embargo, esta ventaja biológica disminuye de una generación a otra.
¿Qué significa en humanos?
Este estudio da la pauta para haces conjeturas sobre lo que pasa en el caso de los seres humanos, y la relación entre la dieta en los periodos de gestación y lactancia, y la salud de los hijos a largo plazo.
De acuerdo con el Dr. David Gardner, director de la investigación, es probable que el momento crítico, en el que el consumo de sal o azúcar en exceso por parte de la madre afecta al hijo, coincida con el desarrollo del cerebro. En el caso de las ratas este paso es postnatal, pero en humanos es prenatal, lo cual significa que la placenta podría ser una barrera que aminora los efectos de esos hábitos alimenticios, señaló Gardner.
Además de ciertas predicciones que podrían hacerse y utilizarse como guías para intervenciones dietéticas en las mujeres en periodo de embarazo y lactancia, este tipo de estudio contribuye a tratar de completar el rompecabezas que trata de explicar la predominación de enfermedades crónicas no transmisibles en la actualidad, como el síndrome metabólico.
El consumo de grasa durante el embarazo
Por otro lado, otra investigación mostró los efectos que consumir una dieta alta en grasas durante el embarazo tiene sobre el hijo. Durante la gestación, un exceso de grasas obstaculiza la función de la placenta y esto se convierte en un factor que predispone a enfermedades metabólicas en la etapa adulta del hijo.
Las pruebas en ratas (evidencia científica de calidad débil), que consideraron variaciones en las cantidades de grasa en la dieta durante los periodos de gestación, lactancia y destete, mostraron distintos niveles de inflamación en las crías del animal. Además, se presentaron diferencias de funcionamiento en cuanto a la infiltración de macrófagos, lipogénesis y almacenamiento de nutrimentos.
Las crías que nacieron de ratas con una dieta alta en grasas, presentaron menor peso fetal, un crecimiento convergente, aumento en la masa grasa y alteraciones en los perfiles metabólicos al momento del destete.
Una dieta nutrimentalmente pobre, más una alimentación post lactancia deficiente o con un alto contenido de sales y azúcares refinados, potencia de manera vertical la aparición de enfermedades de tipo metabólico y cardiovascular.
Identificar este tipo de factores es un paso hacia estrategias de mejoramiento de la salud que beneficiarán a varias generaciones. Sin embargo, para que estos beneficios sean perceptibles, se requiere de mucho tiempo, precisamente para que haya la descendencia suficiente como para hacer una valoración con mayor contundencia.
Referencias: