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La papaya es parte del desayuno de muchísimas personas en el mundo y en especial en nuestro país. ¿Sabías que hace unos años esta fruta estuvo a punto de desaparecer?

La papaya es una de las frutas más populares en países con climas tropicales. Uno de los principales productores de la fruta es Hawai, que exporta buena cantidad de las cosechas.

En la década de 1940 un virus atacó los cultivos de papaya en Hawai. Este virus deja manchas circulares en la piel de la papaya y consume tanto al fruto como a la planta, y se le conoce como “virus de la mancha anular”.

Para 1990, el virus se había propagado a prácticamente todos los lugares donde se cultivara la papaya. Esto redujo las cosechas en un 50% y amenazaba seriamente la sobrevivencia del fruto.

Biotecnología al rescate

El Dr. Dennis Gonsalves, científico de la Universidad de Cornell, comenzó a estudiar las posibilidades de fortalecer a la papaya para que resistiera el ataque del virus. Lo que consiguió fue darle a la fruta una especie de “respuesta inmune”.

¿Cómo lo hizo? El Dr. Gonsalves utilizó el material genético de otro virus, de la capa externa, para ponerlo en el ADN de la papaya. Esto le permitió a la fruta responder de mejor manera al virus de la mancha anular.

Las herramientas de la ingeniería genética y la biotecnología le permitieron al Dr. Gonsalves desarrollar papayas más resistentes y fuertes sin afectar su valor nutricio, y se les llamó “papaya arco iris”. Sin biotecnología, “No hay industria de la papaya. Tan simple como eso”, dijo Gonsalves.

Las primeras papayas genéticamente transformadas se cultivaron para uso comercial con éxito en Hawai en 1999. Los árboles reforzados eran más verdes y dieron 57t (56,699kg) de fruta por acre en un año. Mientras que los cultivos tradicionales presentaban un crecimiento más lento y un color amarillento; dieron un promedio de 2.26t (2,267kg) en la misma superficie.

Una vez que la papaya logró ser resistente al virus, Gonsalves y su equipo hicieron un asociación que ponía las semillas de la papaya arco iris al alcance de los agricultores. Diez años después, esta especie de papaya representaba el 90% de las cosechas.

Para los agricultores esto significó un momento muy importante ya que los rendimientos de su trabajo se multiplicaron y disminuyeron los riesgos de pérdidas en la cosecha. Si consideramos que la agricultura es, en muchas partes del mundo, un oficio que se hereda y que es el sustento de generaciones enteras de familias, este logro de la ingeniería genética es muy valioso.

Ejemplos como este, nos muestran que la biotecnología tiene mucho que darnos y que es una herramienta para lograr nuestra sobrevivencia, ya sea como consumidores, como productores o ambas.

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