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Dra. Ruth Pedroza

Ingeniería de Alimentos

Universidad Iberoamericana

 

En las fiestas decembrinas, un protagonista que no puede faltar, son las uvas que se consumen el 31 de diciembre para celebrar el fin de un año y el comienzo de otro. Se pueden comer como fruta fresca, procesadas en forma de jugo, vino o deshidratadas.

Ya sean frescas o procesadas, las uvas ofrecen compuestos muy importantes para la salud. Las uvas pueden incluirse en cada comida, y con eso cumplir las recomendaciones de las guías de alimentación de que la mitad del plato en cada comida sea de frutas y vegetales. La mejor temporada del año para esta fruta es el otoño y el invierno, pero en otras épocas del año pueden encontrarse como pasitas o jugo de uva y vino, para los adultos.

Se ha comprobado que el consumo de uvas, deshidratadas, en jugo o como fruta fresca, mejora la calidad de la dieta de los niños y los adultos, ya que aumenta el consumo de vitamina C, vitamina B6, vitamina K, ácido fólico, potasio, magnesio, fósforo y fibra dietaria.

Las uvas son una buena fuente de energía por su contenido de azúcares (glucosa, fructosa y sacarosa): una porción de 100 gramos de uva fresca (media taza, aproximadamente) aporta casi 70 calorías.

Además, tanto las uvas frescas como las pasitas y el jugo, tienen otros componentes con actividad positiva para la salud (bioactivos), como las antocianinas, los flavonoles y los fenoles. Todos ellos actúan como antioxidantes y contribuyen a la prevención de enfermedades cardiovasculares, la diabetes e incluso la enfermedad renal crónica. Estos compuestos, aunque están presentes en toda la fruta, se concentran en la piel de algunas, como las uvas, por eso es recomendable consumir el fruto entero y de preferencia variedades de color rojo. También se ha reportado la disminución de riesgo de aterosclerosis gracias a los antioxidantes de la uva y se ha sugerido que el consumo regular y moderado de vino tinto podría reducir en un 30% el riesgo de padecer diabetes tipo 2.

Una mejor botana

Ofrecer a los niños uvas o pasitas como botana puede mejorar el consumo diario de fruta. Según la Academia Americana de Pediatría, el tiempo que transcurre entre haber consumido el lunch en la escuela y la siguiente comida, es un periodo crítico en la alimentación diaria de los niños y puede ser una oportunidad para ofrecer uvas o pasitas. Es una botana rica en nutrimentos, ya que aporta fibra, antioxidantes, potasio y otros minerales.

Un estudio en el que niños de entre 8 y 11 años que consumieron uvas o pasitas al salir de la escuela, mostró una disminución en la cantidad de calorías durante la comida, lo que sugiere que mejoran el balance del apetito. Es decir, actúan como botanas que dan saciedad y que aportan elementos saludables.

Para los adultos, las pasitas también son una buena opción: una taza por día no afecta el peso corporal y contribuye a un mayor consumo de antioxidantes y minerales. Por eso, las uvas son mucho más que una fruta de celebración.

Referencias

McGill CR, Keast DR, Painter JE, Romano CS, Wightman JD. 2013. Improved diet quality and increased nutrient intakes associated with grape product consumption by U.S. children and adults: National health and nutrition examination survey 2003 to 2008. Journal of Food Science 78 (S1): A1-A4.

Patel BP, Bellissimo N, Luhovyy B, Bennett LJ, Hurton E, Painter JE, Anderson GH. 2013. An after-school snack of raisins lowers cumulative food intake in young children. Journal of Food Science 78, S1.

Rasines-Perea Z, Teissedre PL. 2017. Grape polyphenols’ effects in human cardiovascular

diseases and diabetes. Molecules 22, 68.

Zhi Jing N, Wen-Ping M, Hao Wang, Chan-Bing S, Kiran Thakur, Hua Zhang, Zhao-Yun W. 2017. Stability of Health-promoting bioactives and enzymes in skin and pulp of grape during storage, Current Topics in Nutraceutical Research 15(2): 103-110.

 

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