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Tomar o no leche, ese el dilema

Desde hace muchos años, tomar leche era casi sinónimo de buena alimentación. Pero, últimamente se ha cuestionado si realmente la leche es tan buena para la salud como creían las generaciones anteriores.

Por mucho tiempo se ha creído que la leche es buena para la salud ósea por el calcio que aporta. Hay dos sectores de la población que especialmente necesitan cuidar sus huesos: los niños y las mujeres mayores. Por ello se insiste en que estos grupos consuman mayores cantidades de productos lácteos, que otros.

Pero un estudio observacional de cohorte realizado en Suecia, mostró que tomar de 3 vasos de leche al día no redujo el padecimiento de fracturas, ni la mortalidad en mujeres. De hecho, las mujeres que consumieron altas cantidades de leche, tuvieron más fracturas de cadera, aunque los autores del estudio han recomendado que la interpretación de sus resultados se haga cautelosamente por la presencia de factores de confusión dentro de la investigación.

En cambio, en ese mismo estudio se observó que las mujeres que consumieron lácteos fermentados, como el yogurt, sí redujeron en un 10 o 15% el índice de fracturas. Según los investigadores, esto puede deberse a que la leche contiene mucha más D-galactosa (un azúcar simple que se encuentra en la leche) que el yogurt y algunos quesos. La D-galactosa puede provocar cuadros de inflamación, y este mecanismo podría ser lo que produce los efectos negativos del consumo de leche.

Esta no es la primera vez que se analizan los efectos de la leche sobre la salud humana, sin embargo hay que considerar que dependiendo del tipo de estudio será la calidad de la evidencia científica. Por ejemplo, la más alta calidad de la evidencia proviene de estudios de meta-análisis.

Por otro lado, se ha encontrado que un alto porcentaje de la población mundial tiene dificultades para digerir los lácteos o incluso son intolerantes a la lactosa. Ello también ha llevado a cuestionar las ventajas del consumo de productos lácteos.

No todas las personas necesitan lo mismo

Sin embargo, poner en contexto la conveniencia de consumir lácteos es una tarea necesaria. Quizá los lácteos no deberían formar parte de la dieta básica de mujeres que ya han pasado la pubertad, ni de personas con sensibilidad a la lactosa. Pero en el caso de los niños, 200ml de leche aportan 21% de las necesidades proteínicas y 8% de las calóricas (FAO/OMS).

En ese sentido, un niño que vive en una situación de escasez de alimentos, tener acceso al consumo de lácteos, puede ayudar a solventar una parte de sus necesidades nutricias. Pero, para un niño que tenga ya una dieta rica en calorías o nutrimentos, consumir leche de manera diaria, puede no ser necesario.

Antes de elaborar medidas y recomendaciones sobre el consumo de lácteos, se requiere ver el contexto en el que estas intervenciones serán realizadas, con el fin de lograr un panorama más equilibrado para los consumidores de diferentes sectores de la población, porque no todas las personas tienen las mismas necesidades de nutrición.

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