Por Hablemos Claro
La comida tiene un papel tan esencial en nuestras vidas que a veces no nos damos cuenta de lo importante que es. Hay personas que cuidan cada cosa que comen y otras que comen lo que sea, cuando pueden. Entre estos extremos hay muchos matices, pero lo que es un hecho es que todos, absolutamente todos, comemos.
Sería obvio decir que la alimentación existe desde el origen del ser humano, tanto que el primer alimento es la leche materna. Lo que no es tan evidente es que cada cosa que podamos comer es un alimento, pero no todos los alimentos son comida. Suena extraño, ¿no?
La relación entre alimento y comida nos parece inmediata: nos alimentamos con comida. Pero, para que un alimento se vuelva comida debe haber un proceso de aceptación cultural. Esto significa que los alimentos deben ser transformados, mediante procesos físicos, químicos o simbólicos, antes de poder considerarlos como comida. Pongamos un par de ejemplos: en México comemos varios tipos de insectos, pero en Argentina esto es completamente desagradable. En Argentina, los asados de carne de res son de las cosas más típicas, mientras en India está prohibido consumir ese animal porque es sagrado.
Con esto queremos decir que para que un alimento (algo que se puede comer) se convierta en comida (algo que de hecho se come) debe pasar por un proceso cultural. La cultura, que está compuesta por una amplia variedad de comportamientos y convenciones sociales, impregna lo que consideramos una comida y lo que pensamos sobre la alimentación.
A pesar de las diferencias culturales que hay entre las distintas sociedades de nuestro planeta, los expertos de la salud han hecho un esfuerzo muy grande para llegar a una definición de alimento. Veamos qué dicen:
“Un alimento es cualquier sustancia o producto, sólido o semisólido, natural o transformado, que proporcione al organismo elementos para su nutrición.”
La comida sería, entonces, el proceso social de considerar a un alimento como comestible (Díaz, et. al., 2014). Ahora que conocemos la diferencia entre alimento y comida, podemos voltear a ver un término, importantísimo, que aparece en la definición: nutrición.
La nutrición es todo el proceso requerido para obtener, asimilar y metabolizar los nutrimentos que un organismo necesita para vivir. Esto implica desde la cosecha o producción de los alimentos que llegan a nuestra mesa, hasta la forma cómo el cuerpo de cada persona aprovecha los nutrimentos, así como las necesidades particulares de cada quien. La nutrición es un proceso que ocurre en todos los seres vivos cuando se alimentan. Pero, en el caso del ser humano, involucra también elementos culturales, sociales, económicos y psicológicos.
Ahora sabemos que la alimentación es el conjunto de procesos que lleva a cabo una persona o sociedad relacionados con la ingestión de alimentos, de los cuales obtendrá los nutrimentos necesarios para nutrirse y así preservar su salud y, en última instancia, su vida. En el concepto de “alimentación”, la Norma Oficial Mexicana incluye las necesidades sociales y psicológicas que un individuo requiere satisfacer para tener una vida plena. Pero, por ahora, quedémonos con la parte de la definición que se enfoca en la ingesta de los alimentos, es decir, comer.
¿Alimentarse o estar a dieta?
La alimentación es el proceso de nutrirse en un sentido muy amplio que abarca tanto lo que comemos como cualquier actividad que nos ayude a vivir una vida plena. En lo que toca a la comida, la alimentación es el conjunto de alimentos que consumimos para obtener los nutrimentos que nos permiten realizar cualquier función y, aún más, para estar saludables.
En la Grecia antigua, cuna de la civilización, había una palabra específica para decir alimentación y era: diaíta, “dieta”. Esta significa “régimen de vida”. O sea, la dieta era considerada como el conjunto de hábitos que se debían seguir para la vida. Uno de los griegos más famosos, Hipócrates, padre de la medicina, decía: “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”. En esta frase célebre podemos ver la importante relación que para los griegos tenía la dieta con la salud, de tal manera que la dieta era fundamental para mantener en buen estado a nuestro cuerpo.
Una dieta es el conjunto de hábitos que tenemos al alimentarnos. Esto quiere decir que la dieta es todo lo que comemos y la manera como lo hacemos. ¿En qué momento esta palabra se cargó del peso de adelgazar? Localizar el momento histórico en el que la dieta dejó de ser la búsqueda de la mejor forma de alimentación (es decir, cuidar nuestra salud a partir de lo que comemos), y se convirtió en esa pesadilla de adoptar formas de comer prohibitivas que pueden poner en riesgo nuestra salud con tal de estar más delgados, resulta prácticamente imposible, ya que a lo largo de la historia de la humanidad hemos tenido diferentes concepciones de cómo debe verse el cuerpo. En más de una época, esas ideas sobre el cuerpo han sido riesgosas y nos han puesto en peligro; la nuestra no es la excepción.
Para devolverle el significado original a “dieta”, podemos decir que la dieta es todo aquello que hacemos para nutrirnos. Eso incluye el tipo de alimentos que elegimos para comer. La conexión entre “dieta” y “adelgazar” quizá se hizo porque bajar de peso requiere, en algunos casos, elegir cierto tipo de alimentos y dejar de comer otros. Pero la dieta no tiene que ser considerada ese sacrificio de la comida con tal de perder unos kilitos. Esta concepción de dieta se da desde una idea de belleza, generalmente, impuesta de manera externa y que, supuestamente, debemos cumplir a toda costa. Y esto es muy peligroso y puede ir en contra de nuestra salud, haciendo que la forma que elegimos para alimentarnos nos enferme.
La dieta es, en su sentido original, la búsqueda de una alimentación que nutra al organismo. Esto significa elegir los alimentos adecuados para mantener o mejorar la salud, física, social y psicológicamente. Cuando acotamos la dieta a la pérdida de peso, lo que estamos perdiendo es la riqueza de una palabra que existe para cuidarnos. Así que estar a dieta, en ese sentido original, es procurarnos lo que nos hace bien, comer lo que le hace bien a nuestro cuerpo. El sentido más saludable de dieta es elegir los hábitos de alimentación que nos hagan sentir bien. Este bienestar es, esencialmente, construir un buen estado de salud física, mental y anímicamente.
Bibliografía
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