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¿Qué tipo de dieta es la más recomendable?

MNH Viridiana Martinez De la Fuente

Hospital Universitario 

Universidad Autónoma de Coahuila

La palabra dieta ha sido muy sacrificada y mucha gente la ubica como restricción calórica, sin embargo, significa: conjunto de sustancias alimenticias que un ser vivo toma habitualmente sea o no con restricción de calorías o tipos de algunos alimentos.

En los últimos años se han implementado varios tipos de dietas. Es importante empezar hablando sobre la densidad calórica y la densidad nutricional. Anteriormente, los profesionales de la nutrición ubicábamos y realizábamos dietas de acuerdo a la densidad calórica, que es la consideración de que todos los nutrimentos aportaban calorías. Esa era la base sobre la que se enfocaban nuestros objetivos; en controlar las calorías que provenían de los carbohidratos, proteínas, y grasas, y solo tratábamos de cuadrar esa cifra y llegar a un número exacto y preciso, dependiendo de cada caso. Sin embargo, la nutrición basada en la evidencia científica nos ha cambiado la forma de ver los planes de alimentación y los alimentos, para no solo centrarnos en las calorías que aportan, sino, además, reconocer todo lo que ofrecen. Es decir, considerar la densidad nutricional. Si un alimento es alto en carbohidratos, proteínas o grasa, aporta, además, otros elementos como vitaminas, minerales y antioxidantes. Debemos verlos de otra manera y considerar qué le aporta a mi cuerpo y a mi salud, y no simplemente ver cuántas calorías tiene.

Un ejemplo claro lo encontramos con los carbohidratos, donde tendríamos que hacer varios cuestionamientos como:

Si es carbohidrato simple o complejo; si es natural, procesado o refinado; qué efecto tiene en mi índice glucémico (la capacidad que tiene un alimento en aumentar la glucosa en la sangre); si aporta algo más que calorías (como vitaminas o minerales); si tiene prebióticos, etc.

Pensando desde esta perspectiva, podemos dividir los tipos de dietas en si deberían hacerse por un tiempo delimitado o si adoptarlas como un estilo de vida. Veamos algunos ejemplos.

Dieta Mediterránea:  Es la que ha sido más investigada y que cuenta con mayor evidencia científica. El valor de esta dieta se sustenta mucho en su densidad nutricional, ya que conlleva beneficios por la cantidad de fibra, antioxidantes y omegas que aporta. Por lo tanto, se le ha encontrado beneficios protectores contra la obesidad y enfermedades cardiovasculares, además de ser una dieta sostenible.

Dieta DASH: Es la segunda dieta con más evidencia científica, que también por su cantidad de frutas, verduras y lácteos se le otorga beneficios contra la obesidad e hipertensión.

Dieta vegetariana: Este tipo de dieta también resulta benéfica para pacientes con obesidad y con enfermedades del hígado. Se debe considerar que esta dieta debe estar bien diseñada, checando los requerimientos de las personas y bien suplementada para evitar deficiencias de nutrimentos derivadas de no comer productos animales o carnes.

Ayuno intermitente: Este método ayuda a restringir calorías con un proceso de ayuno que consiste en no comer en determinado tiempo y puede organizarse en periodos de 10, 12, 18, horas, etc. Sin embargo, sería importante que los alimentos que consumes en el periodo de ventana (horas que puedes comer), aporten buena densidad nutricional. Este tipo de dieta ayuda contra la obesidad y en algunas otras patologías, y es fundamental considerar el balance entre los tiempos de ayuno y aquellos donde sí se coman alimentos.

Dieta nórdica: Este tipo de dieta también ha sido estudiada y es prometedora, una revisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) mostró evidencias de que la dieta nórdica puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, como el cáncer, la diabetes o los problemas cardiovasculares, que con frecuencia están ligados a la obesidad. Este tipo de dieta se basa en frutas, verduras, frutos secos, lácteos bajos en grasa, pescados varias veces a la semana.

Existen otros tipos de dietas que sólo deberían ser adoptadas por un tiempo determinado, como:

Restricción calórica: Se dividen en muy baja en calorías y baja en calorías, actualmente, ayuda para la disminución de peso en pacientes con obesidad. Sin embargo, es aquí donde tenemos que buscar añadir un plus, como puede ser agregar a esta dieta verduras para fomentar la saciedad y aportar antioxidantes y fibra.

Dietas altas en proteínas: En este tipo de dieta tenemos que llegar a un objetivo en el consumo de la proteína, para poder bajar de peso, disminuir el porcentaje de grasa y aumentar la masa muscular o en algún caso de bajo peso.

Dieta Keto: El objetivo de esta dieta es bajar de peso por medio de cetosis nutricional, donde las cetonas producidas por el cuerpo se usarán como fuente de energía. Sin embargo, no fue bien calificada por el Instituto Médico de la Obesidad, porque aumenta el consumo de proteína y grasa, y esto causa diferentes repercusiones a largo tiempo, por lo cual debe ser momentánea. Dentro de los síntomas que reflejan algunas personas que hicieron este tipo de dieta fueron vómito y náuseas.

Dieta Paleo: Es un tipo de dieta que se basa en la alimentación que comían en la era paleolítica, es decir, carnes magras, pescados, huevos, lácteos orgánicos, frutas, vegetales, frutos secos y semillas. Este tipo de alimentación pide evitar los granos.

El Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) hizo un análisis de las 5 mejores dietas y estas son las que aparecieron en su lista:

Método Evolución: Se basa en perder grasa en el cuerpo haciendo un plan de alimentación con control del índice glucémico, proteínas en la cantidad adecuada y aumentando el consumo de grasas buenas.

Dieta de alimentos naturales: Se basa en suprimir al máximo los productos procesados, buscando una alimentación natural y saludable. 

Dieta volumétrica: Este tipo de dieta se enfoca en el volumen de alimentos bajos en calorías, la preparación de los mismos y la combinación adecuada de estos para lograr saciedad. 

Dieta vegana: Se dividen en varias: lacto vegetariano, ovolactovegetariano, vegana, etc. En este tipo de dieta se excluyen varios alimentos; en todas se suprime la carne y en algunas los alimentos de origen animal. En este tipo de alimentación hay que poner atención en la suplementación para evitar deficiencias de vitaminas y minerales.

A modo de conclusión, podemos decir que es importante orientarse con un nutriólogo antes de adoptar un plan de alimentación específico. El nutriólogo te apoyará para elegir el tipo de dieta que sea más adecuado de acuerdo con tu edad, peso, género, estilo de vida y si tienes alguna patología. Es importante considerar qué tan sencillo te será adherirte a ese plan y si es sostenible como para poder hacerlo parte de tu estilo de vida o si solamente lo adoptarás por un tiempo determinado para, después, cambiarlo por otro que se ajuste a tus objetivos y necesidades.

Bibliografía:

1.- Martínez Álvarez, Jesús Román. (2013). La densidad energética y la calidad nutricional de la dieta en función de su contenido en azúcares. Nutrición Hospitalaria28(Supl. 4), 57-63. Recuperado en 29 de noviembre de 2021, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112013001000007&lng=es&tlng=es

2.- Serra Majem, Lluis, & Ortiz Andrellucchi, Adriana. (2018). La dieta mediterránea como ejemplo de una alimentación y nutrición sostenibles: enfoque multidisciplinar. Nutrición Hospitalaria35(spe4), 96-101. Epub 28 de septiembre de 2020.https://dx.doi.org/10.20960/nh.2133

3.- Saura, J., Isidro, F., Heredia, J. R., & Segarra, V. (2014). Evidencias científicas sobre la eficacia y seguridad de la dieta proteinada: dieta proteinada y ejercicio físico. Revista Andaluza de Medicina del Deporte7(1), 27-32. Recuperado en 29 de noviembre de 2021, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1888-75462014000100005&lng=es&tlng=es

4.- Nobrega, Sol Cedres de, Cornejo, Verónica, Leal-Witt, María Jesús, & Durán-Agüero, Samuel. (2021). Efecto de la dieta nórdica en el control de los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular: Revisión sistemática. Revista chilena de nutrición48(4), 640-649. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-75182021000400640

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