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Muchas veces comemos sin tener hambre. Tenemos antojo de algo dulce o de algo salado, o nos queda un huequito después de la comida. Comemos por gusto. Eso puede derivar en comer en exceso.

Comer en exceso significa que estamos recibiendo más energía de la que gastamos. Esa energía extra se almacena en forma de grasa en zonas del cuerpo como la cintura, cadera y muslos. Si no gastamos toda la energía que comemos, podemos desarrollar un problema de salud serio: obesidad.

Pero, ¿por qué comemos tanto? Comer sin tener hambre es un comportamiento que investigadores de diferentes partes del mundo están analizando. Si logramos saber cuál es el mecanismo que nos lleva a comer en exceso, podríamos considerar mejores tratamientos contra el sobrepeso y la obesidad, que sean complementarios a una dieta específica.

La comida grasosa es la más rica

La comida alta en grasas es la que más estrechamente está relacionada con la obesidad. “Una dieta rica en grasas provoca que las personas coman más, lo que, en última instancia, afecta la capacidad de las personas para controlar exitosamente su consumo de calorías, bajar de peso y mantener la pérdida de peso. Hemos llevado a cabo varios estudios tratando de entender por qué una dieta alta en grasas tiene este efecto.”, señaló el Dr. Aurelio Galli, uno de los autores del estudio hecho por el Programa de Neurociencia en Abuso de Sustancias (N-PISA) de la Universidad de Vanderbilt, EE.UU.

En el cerebro hay dos procesos relacionados con la alimentación: comer para sobrevivir y comer por placer, y hay un equilibrio natural entre ambos. Un desequilibrio entre ellos produce un bloqueo de la señal de satisfacción o recompensa. Eso significa que, si comer nos satisface, cuando se bloquea la señal, necesitamos comer más para igualar la sensación de satisfacción.

Las investigaciones sobre los mecanismos que hacen que comamos en exceso, indican que hay una vía de señalización en el cerebro que controla la motivación, el movimiento y la atención. Cuando esa vía está defectuosa u obstruida, la persona tiende a comer más alimentos altos en grasas.

Del cerebro al estómago

La sensación de hambre o saciedad, que manda el mensaje de comer o de dejar de hacerlo, depende de la vía de la insulina (el camino que recorre la insulina desde el cerebro hasta el sistema digestivo). Una vez que el cerebro manda la señal para comer, debe haber una respuesta de satisfacción para completar el mensaje. Cuando ese circuito no funciona correctamente, hay un exceso en el consumo de alimentos, porque no se completa la satisfacción. Eso hace que los alimentos sean menos gratificantes.

Investigaciones en ratones de laboratorio mostraron que cuando la vía de la insulina se interrumpe, los roedores comían más. Esto solo sucedió con alimentos altos en grasas, pero con los bajos en grasas no. El siguiente paso en la investigación es determinar qué efecto tiene el exceso de grasa, sobre el cerebro.

Por otro lado, Michael Thomas, de la Universidad Estatal de Georgia, está analizando si la hormona que regula el apetito, la grelina, puede ser bloqueada para neutralizar el antojo de seguir comiendo.

“Hemos demostrado [en análisis en hámster siberiano] por primera vez que el bloqueo de los receptores de grelina en el cerebro, evita un aumento, a corto y largo plazo, de acumulación, búsqueda e ingesta de alimentos, después de una inyección de grelina en las zonas periféricas del cuerpo”, señaló Thomas.

Estas dos vías de investigación contribuyen a ampliar la comprensión sobre los mecanismos que desatan conductas que son perjudiciales a nuestra salud, como comer en exceso. También abren la posibilidad a nuevas estrategias de tratamiento contra el sobrepeso y la obesidad.

A nivel mundial, la obesidad se ha duplicado desde 1980. Casi 2,000 millones de personas tienen sobrepeso y 600 millones de ellas tienen obesidad. La obesidad es un problema multifactorial, entre los que se encuentran el estrés, los cambios en el entorno, las dietas desequilibradas, el sedentarismo, etc. Por ello, es un problema que urge atender desde diferentes campos.

Fuente:

Brain receptors for hunger hormone control food intake, study shows – www.sciencedaily.com

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