Cargando

Escriba aquí

Percepción de las declaraciones relacionadas con la salud

Si a la hora de comprar el pan que normalmente eliges en el súper mercado, vieras una etiqueta que dice que contiene un ingrediente modificado genéticamente, ¿lo escogerías como siempre o cambiarías de producto? ¿Cómo percibimos a los organismos genéticamente modificados (OGM)?

Hasta ahora no se cuenta con una ley que exija que se especifique en la etiqueta de un producto si este ha sido modificado genéticamente o si contiene algún ingrediente con esa característica.

Pero eso podría estar a punto de cambiar a nivel mundial. A principios de julio de este año entró en vigor la primera ley para el etiquetado de productos modificados genéticamente, en EE.UU.

La FDA (Federal Drug Administration) había estipulado que solo era obligatorio indicar la presencia de organismos genéticamente modificados (OGM) en los productos solamente cuando estos tuvieran alguna diferencia sustancial respecto del producto no modificado. Por ejemplo, si fueran alérgenos potenciales.

Etiquetar o no etiquetar

Las dudas sobre si todos los productos que lleven OGM deben ser etiquetados o si solamente se debe especificar en los casos en que el producto presente una variación potencialmente riesgosa para el consumidor, siguen vigentes.

A nivel general la opinión sobre los organismos modificados genéticamente está dividida. En EE.UU. el 28% de las personas no están seguras de si es conveniente que todos los alimentos que contengan OGM deban especificarlo, mientras un 44% señala que sí se debería poner en el etiquetado (Alimentos y Salud 2016 de la Fundación del Consejo Internacional de Información Alimentaria, IFIC).

En México, hay un desconocimiento general sobre los OGM. La población en general no sabe qué son, ni sabe si se incluyen en productos de consumo habitual (CONACyT).

Las encuestas muestran que mientras más alto es el nivel de escolaridad, más confianza hay hacia los OGM. Sin embargo, se considera que los OGM y la ingeniería genética son más útiles para mejorar las condiciones de la agricultura, que por sus beneficios nutrimentales. Estos datos varían entre un género y otro; los hombres son más propensos a confiar en el uso de OGM que las mujeres, independientemente del nivel económico y educativo.

Educar para sobrevivir

El panorama al que nos enfrentamos tiene tres puntos principales: el aumento de la población mundial, los métodos de agricultura que ya no son suficientes para alimentarnos a todos y que no hay más agua ni suelo para los cultivos. En ese triángulo, una de las respuestas es el uso de la ingeniería genética.

“Lo que es evidente de nuestra investigación es que debe estar más al alcance de los consumidores mucha más educación sobre los transgénicos”, dijo Kimberly Reed, presidente de la Fundación IFIC. “De acuerdo con un informe publicado recientemente por la Academia Nacional de Ciencias (NAS), no hay ninguna diferencia en los efectos potenciales para la salud o adversos en los cultivos transgénicos en comparación con los no-transgénicos. En otras palabras, los cultivos transgénicos son tan seguros para comer como sus homólogos no modificados genéticamente”.

Según la agencia Pew Research Center (PRC) sus estudios sobre la percepción de los OGM depende más de una cuestión de educación y género que de temas religiosos o políticos. Los resultados sobre la percepción de los OGM de PRC coinciden con los de la encuesta de IFIC y de CONACyT, aunque cabe resaltar los siguientes:

  • 88% de los encuestados que dicen que los transgénicos son generalmente seguros tenía una formación científica. La brecha entre los científicos y el público es de 51 puntos porcentuales
  • Alrededor de la mitad de los adultos de Estados Unidos informó que se fijan en el empaque de los productos que consumen para saber si contienen OGM (siempre, 25%, o algunas veces 25%), mientras que el 31% nunca se fija y 17% no lo hacen tan seguido
  • Las opiniones sobre la seguridad de los OGM también varían dependiendo de la raza y el origen étnico (afro americanos 24%, hispanos 32%, caucásicos 41%)

La ingeniería genética aplicada a la agricultura y a la alimentación es una herramienta fundamental para asegurar el futuro de la población mundial. Si la falta educación es el obstáculo que nos impide utilizar adecuadamente esa opción, tenemos una necesidad de seguir informándonos sobre las maneras en que la ciencia nos puede ayudar.

Fuentes:

Etiquetas

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *