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Mitos y realidades de la alimentación en la población masculina

M. en C. Elisa Dufoo-Hurtado

M. en C. Patricia Martínez Reyna

Universidad Autónoma de Querétaro

En la historia del hombre, la dieta ha sido considerada como el factor evolutivo más fuerte. Su evolución se remonta a la aparición de los primeros homínidos, a partir de donde la alimentación experimentó varias transformaciones. Estas transiciones en los patrones de alimentación surgieron debido a cambios fisiológicos, desarrollo y uso de nuevas herramientas para la obtención de comida, cambios en el ambiente e incluso cambios culturales. De manera particular, cuando los primeros humanos modernos aparecieron, la cacería de grandes animales aumentó, estimando que, en estas épocas, la carne proveía cerca del 50% de la dieta

Hoy en día, gracias a los cambios sucesivos por el desarrollo de tecnologías se ha hecho más accesible el consumo de una gran variedad de alimentos, intensificando la discordancia evolutiva que repercute de manera negativa en la salud del hombre. Además, los avances en la rama de la nutrición han demostrado y sugerido que, para mantenernos saludables, se debe tener un consumo equilibrado de los diversos grupos de alimentos, siendo esencial que estos se consuman en las porciones adecuadas, las cuales dependen del estado físico, la talla, el peso, la edad y varían si se trata de una persona del género femenino o masculino. 

A pesar de lo anterior, sigue existiendo un estigma importante alrededor de la población masculina, en cuanto a qué y cuánto consumen con respecto a las mujeres. La masculinidad se ha definido a partir de atributos o conductas características de un hombre en una sociedad determinada, tales como poder, dominación y fuerza. Estas conductas se han relacionado estrechamente por la autopercepción y por la población con un consumo mayor o abundante y a la elección de ciertos alimentos. Un alimento que se asocia con hombría y tiene gran importancia para el género es la carne roja. Sin embargo, existen otros alimentos como hamburguesas, patatas, cerveza, embutidos, etc. 

Incluso, algunas cadenas de comida rápida han lanzado comerciales con una estrategia interesante para la venta de sus alimentos; un ejemplo es la frase “¡I´m a man! Eat like a man, man!”, dando a entender que comer más es de hombres, esto, finalmente, influye para que ellos sientan la necesidad de comer más. Otra frase que se utiliza comúnmente en México para referirnos a fuerza y valentía es “¿Somos hombres o payasos?”, que podría relacionarse a la abundancia de porciones que deben consumir, sin sentirse llenos. En contraste, a las mujeres se les relaciona con alimentos bajos en calorías y dietas para cuidar su salud física; ya que representan esta parte más frágil, sutil, de complexión delgada y curvilínea. Y los alimentos que se relacionan más son ensaladas, pastas, yogurt, fruta, etc.  Sin embargo, los alimentos pueden tener muchos significados e incluso pueden representar un lugar específico, religión, cultura, etc. 

Derivado de lo anterior, se vuelve importante plantearnos la interrogante: ¿los hombres tienen que comer más por una imposición o creencia social o por una necesidad nutricional?

Las empresas, espectaculares y toda la información que recibimos consciente e inconscientemente del exterior tiene un impacto importante en la selección de alimentos. Sin embargo, esta información no determina realmente las necesidades de consumir más comida o porciones, ya que, como se ha comentado antes, existen diversos factores para determinar las porciones como edad, sexo, actividad física, empleo, talla, peso, enfermedades, etc. Todo ello definirá el consumo de calorías ideal, equivalentes y porciones recomendadas para cada individuo. Un ejemplo muy breve de esto es un hombre de 40 años que realiza 2 horas de gimnasio, trabaja como entrenador de un equipo de futbol, lo cual requiere que esté constantemente en movimiento. En comparación con un hombre de 40 años que no realiza actividad física y su empleo requiere estar 10 horas seguidas sentado en la computadora. Las necesidades de ambos son completamente diferentes empezando por su actividad, a pesar de que tienen la misma edad. 

Es importante recalcar que, si bien la carne es el símbolo que se ha vinculado con lo masculino, también existen otros alimentos tales como cereales y leguminosas que proporcionan gran cantidad de energía y proteína en sus diferentes contenidos. Incluso otros tipos de proteínas. Es relevante hacer hincapié en queno existe únicamente un alimento vinculado a un género, ni tampoco el hecho de que siempre deben comer más que las mujeres; es importante balancear y conocer todos los grupos de alimentos y saber o informase sobre cómo incluirlos para que nuestra dieta sea variada. 

Bibliografía:

Alba, Y. C. (2022, marzo 5). ¿La carne hace la masculinidad? elDiario.es. https://www.eldiario.es/caballodenietzsche/carne-masculinidad_132_8803602.html

Arroyo, P. (2008). La alimentación en la evolución del hombre: su relación con el riesgo de enfermedades crónico degenerativas. Boletín médico del Hospital Infantil de México, 65(6), 431-440.

Lara Martínez, L. (2022). La alimentación en la Historia de la humanidad, en Cardells, F. (dir.): Antropología histórica de la alimentación. De la depredación a los transgénicos, Valencia, Universidad Católica de Valencia, pp. 87-98. 

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