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El estudio reveló que los participantes subestimaron en gran medida el consumo individual de sal y también mostraron dificultades en la identificación de las principales fuentes dietéticas de sal. Más allá de esto, los encuestados se contradijeron a sí mismos al mostrar poco interés en la reducción de sal, y a la vez considerar este tipo de comportamiento (es decir, la reducción de sal) como saludable e importante. Basándose en estos hallazgos, el grupo de investigadores ofrece asesoramiento en el desarrollo de programas de intervención global para la reducción de sal, incluyendo estrategias adaptadas a nivel nacional para participar y lograr el interés de los consumidores.

Es sabido que el consumo excesivo de sal es un factor de riesgo para la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares relacionadas. Sin embargo, hasta ahora la investigación ha demostrado que las personas no cumplen con las recomendaciones oficiales para la ingesta de sal. Como tal, el presente estudio ha analizado las percepciones de las personas, el conocimiento, las actitudes (auto-informadas) y sus comportamientos, con el fin de desarrollar una política basada en la investigación para su aplicación mundial.

Ocho cohortes de países diferentes participaron en este estudio (Alemania, Austria, EE.UU., Hungría, India, China, Brasil y Sudáfrica), con una muestra total de 6,987 encuestados, con edades entre 18-65 años. Las personas fueron reclutadas en un panel internacional y se les pidió que llenaran un cuestionario en línea. Solamente los encuestados sin problemas graves de salud fueron incluidos, con el fin de evitar la distorsión de los resultados debido a una conducta específica en la dieta.

El cuestionario de evaluación percibió y estimó el consumo de sal, las principales fuentes de sal en la dieta de cada participante, los conocimientos, creencias y actitudes sobre las recomendaciones de su consumo y el “quién” según los encuestados era responsable de la reducción de la ingesta de sal. Además se exploraron los métodos preferidos de comunicación. Un cuestionario estándar fue desarrollado y adaptado a las necesidades y la cultura locales.

Se demostró que en todos los países el consumo medio de sal excedía las recomendaciones nacionales. Utilizando un cuestionario de frecuencia alimentaria, desarrollado específicamente para este estudio, los autores pudieron demostrar que, en promedio y para la mayoría de los países, la mayor proporción de la ingesta de sal proviene de alimentos hechos en casa (es decir, grupos de alimentos que contienen sal, sal añadida durante la preparación de alimentos y la sal agregada en la mesa), en lugar de venir de los alimentos fuera de casa (es decir, restaurantes, comida para llevar y comida en la calle).

Casi la mitad de los participantes expresó la creencia de que la principal fuente de sal es la agregada durante la cocción. Sin embargo, calculando las fuentes dietéticas de sal con base en su cuestionario de frecuencia alimentaria, los investigadores pudieron demostrar que esto es incorrecto, ya que la sal que contienen los alimentos es el principal contribuyente a la ingesta de sal en los encuestados (51%). En cuanto a la motivación de las personas para reducir el consumo de sal, no se observaron grandes diferencias entre países en el estudio. Los encuestados de China y Brasil mostraron mayor interés en la reducción de la sal (83 y 81% respectivamente), mientras que la muestra de Alemania y Austria tuvo el nivel más bajo en cuanto a la intención de hacer cualquier cambio en los próximos 6 meses: más de la mitad de los encuestados no estaban planeando la reducción de su consumo de sal.

En general, la mayoría de los participantes no estaban conscientes de las recomendaciones nacionales para el consumo de sal, a pesar del hecho de que la reducción de sal fue reconocida como un comportamiento saludable e importante. Sin embargo, los encuestados que sabían sobre los efectos del consumo de sal en la salud mostraron una actitud más positiva hacia la reducción de la sal. Cuando se les preguntó quién es el responsable de la reducción del consumo de sal, en todos los países participantes se declararon a sí mismos como los principales responsables, seguido por los fabricantes de alimentos, restaurantes y supermercados. Con respecto a la información sobre el comportamiento de búsqueda, el personal médico (por ejemplo, médicos o dietistas), pero también las etiquetas de los paquetes de alimentos fueron reportados como las fuentes preferidas de información sobre la reducción de sal, mientras que la televisión, sitios web sociales y periódicos, fueron declarados como los medios de comunicación preferidos para consulta.

Los investigadores concluyeron que las intervenciones futuras deberían centrarse en educar a la gente sobre las principales fuentes de sal en la dieta y cómo estimar mejor su propia ingesta de sal. La sensibilización y el interés en este tema se considera crucial dada la falta general de motivación de los participantes para cambiar su conducta alimentaria (en este caso, reducir la ingesta de sal). Según los autores, las políticas a futuro no solo tienen que tener en cuenta el papel del individuo en el cambio de la propia conducta, sino también la importancia de las influencias externas que pueden alentar o inhibir a la gente a adoptar prácticas de reducción de sal. En cuanto a los mejores métodos de comunicación los canales más accesibles (TV e Internet) se deben utilizar para llegar a la población, teniendo en cuenta las particularidades y características de los consumidores locales.

Fuente: Eufic.org

Referencia: Newson, R.S., Elmadfa, I., Biro, Gy, (et. al.), (2013), “Barriers for Progress in Salt Reduction in the General Population. An International Study”, Appetite, 23:71C:2231. DOI: 10.1016/j.appet.2013.07.003.

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