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La cantidad es tan importante como la calidad

Dra. María del Rosario Ayala-Moreno

Vicerrectoría de Investigación 

Universidad La Salle, Ciudad de México

Dra. Araceli Martínez Coronado

Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

El interés por cuidar de nuestra alimentación para mantenernos saludables ha abierto la puerta a diversas opciones para consumir alimentos saludables. Sin embargo, en la alimentación ningún exceso es bueno, incluso cuando se trata de alimentos nutritivos y funcionales. En el campo de la toxicología, se considera que toda sustancia química artificial o natural, como es el caso de los nutrimentos, pueden tener un efecto perjudicial que depende del tipo de sustancia (su forma química, los elementos base que la conforman), así como de la frecuencia y cantidad en que se consume1,2,3. De hecho, es interesante saber que la toxicología surge de la necesidad del hombre por la búsqueda de alimentos seguros en su entorno3

Por lo anterior, en la alimentación podríamos también aplicar la famosa frase de Paracelso “la dosis hace al veneno”3, en el sentido de que todo consumo excesivo de algún tipo de macro o micronutrimento puede generar alteraciones en el funcionamiento de nuestro cuerpo. Así, el efecto negativo del consumo excesivo de un nutrimento, incluyendo el agua que requerimos para vivir, dependen siempre de la cantidad y frecuencia con que se consumen. 

Es importante, en este sentido, saber que una recomendación más adecuada para la población es no prohibir el consumo de algún tipo particular de alimento, sino adecuarlo en cantidad y frecuencia. Por ello, el consumo de alimentos altos en calorías, grasas saturadas y azúcares debe moderarse debido a su claro impacto negativo sobre la salud. Pero, también el consumo de alimentos en general, agua, vitaminas, minerales, e incluso aquellos que nos brindan algún beneficio adicional como los alimentos funcionales (por ejemplo: probióticos, fibra, nutrimentos con potencial antioxidante y/o antiinflamatorio), deben ingerirse cuidando la cantidad y frecuencia de consumo, para cubrir los requerimientos de cada persona.

En la actualidad, las personas reciben una gran cantidad de información sobre los beneficios de algunos nutrimentos que plantean varios desafíos en términos de seguridad pues puede predisponer al sobreconsumo. Ejemplos de algunos de estos son la fibra, el agua, el café, el té, sustancias antioxidantes y anti-inflamatorias (vitamina A, C, E, polifenoles). Estas últimos son, principalmente, consumidas en forma de suplementos, en cantidades mucho mayores a las presentes en los alimentos. 

Si bien todos ellos son recomendados por su efecto benéfico, el consumo excesivo puede generar efectos adversosen diferentes órganos y sistemas entre ellos el sistema digestivo, nervioso, inmunológico4,5,6,7,8 o a nivel metabólico9, 10, 11. Entonces, ¿cómo sabemos cuánto consumir de cada nutrimento, en especial de aquellos que requerimos en muy pequeñas cantidades, como los micronutrimentos? Para ello, algunos organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la Organización Mundial de la Salud (FAO/OMS) analizan las necesidades humanas de vitaminas y minerales, para dar a conocer el nivel máximo de ingesta de nutrimentos que es segura para la salud y el desarrollo de los individuos4

Es importante recordar que una dieta saludable debe ser completa, equilibrada y variada, lo cual determina su calidad, pero también adecuada en cantidad, y esto determina que sea “suficiente”. Adicionalmente, una dieta con estas características no hace necesaria la toma de suplementos a menos que la persona se encuentre en una etapa especial que aumente su demanda por el cuerpo, como el embarazo, la lactancia, ser menor de 5 o mayor de 65 años de edad, o bien que su condición de salud particular así lo requiera. Recordemos, además, que cualquier recomendación sobre la toma de suplementos o nutrimientos especiales debe hacerse por un especialista del área de salud, quien considerará todas estas condiciones especiales para determinar la cantidad adecuada de nutrimentos a consumir por cada persona.

Referencias:

Roldán-Reyes E (2016) Introducción a la toxicología. UNAM, FES Zaragoza. Ciudad de México. En: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/26572/conceptos.pdf 

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Engle-Stone R, Vosti SA, Luo,H, Kagin J, Tarini A, Adams KP, French C, Brown KH (2019) Weighing the risks of high intakes of selected micronutrients compared with the Risks of deficiencies.  ANNALS, 1446: 81-101. Doi.org/10.1111/nyas.14128

Doron S & Snydman DR (2015) Risk and Safety of Probiotics. CID, 60(Suppl 2): S19-S34.

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Cartmel B, Moon TE, Levine N (1999) Effects of long-term intake of retinol on selected clinical and laboratory indexes. Am J Clin Nut, 69(Issue 5):937–943. doi.org/10.1093/ajcn/69.5.937

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Salehi B, Martorell M, Arbiser JL, Sureda A, Martins N, Maurya PK, Sharifi-Rad M, Kumar P, Sharifi-Rad J (2018) Antioxidants: Positive or Negative Actors?  Biomolecules, 8(4): 124. doi: 10.3390/biom8040124

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