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La autoridad europea EFSA detectó un riesgo potencial en el consumo de aceites refinados o productos que los contengan, como fórmulas de leche para lactantes.

Hasta hace poco, sustituir las grasas animales por las vegetales era la opción más saludable. Esto le dio mucha popularidad a la margarina que desplazó a la mantequilla.

Una revisión actual de la EFSA (European Food Safety Authority) de la evidencia disponible sobre los efectos del consumo prolongado de aceites vegetales mostró que estos tienen un riesgo potencial de toxicidad para el riñón.

Fórmulas de leche

Las poblaciones más vulnerables a este riesgo potencial son los lactantes y niños menores de 10 años cuyo consumo está en el límite o por encima de la ingesta diaria tolerable (IDT), por los productos específicamente diseñados para ellos.

El resto de la población, aunque tiene también un cierto margen de riesgo, es mucho menor y depende del tipo de dieta que lleven. En términos generales, los adultos jóvenes y mayores están por debajo de la IDT.

El problema es la temperatura

Los aceites vegetales, cuando son calentados a más de 200ºC forman glicidol y unos compuestos llamados ésteres MCPD 2 y 3, que tienen un potencial tóxico para el ser humano. Algunos productos como galletas, fórmulas para lactantes, aceites vegetales envasados, margarina, entre otros, pasan por un proceso de refinado en el que se alcanza o supera dicha temperatura. Lo mismo pasa cuando estos aceites son utilizados para cocinar.

Por ello, las distintas instituciones, como la EFSA, están cambiando la recomendación de IDT, a 0.8g por cada kilogramo de peso corporal. Eso significa que si una persona pesa 70kg, puede consumir sin preocupación, 56g de este tipo de grasas, en total dentro de su dieta (es decir, si cocinó con aceite vegetal y después a la ensalada le agregó aceite de olivo como aderezo o si comió un pan con margarina, esas cantidades deben sumarse).

La EFSA analizó 7,175 datos sobre los niveles de glicidol en diferentes productos disponibles en el mercado europeo y cruzó los datos con los obtenidos de 78,990 encuestas de alimentación en 23 países del continente.

Por ahora no hay un nivel de consumo diario establecido como seguro debido a la insuficiencia de datos científicos concluyentes. Sin embargo, se siguen analizando los potenciales riesgos para poder llegar a un parámetro de consumo seguro.

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