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El primer año de alimentación del bebé

La importancia de la primera alimentación de los bebés está siendo ampliamente estudiada para saber los efectos que tendría a largo plazo en la vida de los hijos. Según la OMS, la lactancia debe ser la base de la nutrición del recién nacido.

La alimentación de un bebé comienza cuando está en el vientre de la madre. A nivel mundial, se tienen datos de que las mujeres embarazadas no están comiendo la cantidad adecuada de nutrimentos esenciales para su salud y la de sus hijos (de acuerdo a datos del National Institutes of Health, en EE.UU.).

Entre los nutrimentos que con mayor frecuencia escasean en las mujeres embarazadas son el ácido fólico, el hierro y la vitamina D. Los bajos niveles de estos nutrimentos pueden causar complicaciones en el embarazo, pero también pueden traer consecuencias en el desarrollo y la salud de los hijos a largo plazo.

Por ejemplo, la vitamina D está asociada con la pre-eclampsia en el embrazo, el raquitismo en la infancia –padecimiento que está aumentando en el Reino Unido-, y con obesidad infantil.

La leche materna primero

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que al menos durante los primeros 6 meses de vida del bebé, se le alimente exclusivamente con leche materna. En caso de que esto no sea posible para la madre, lo sugerido es que busque complementos, como fórmulas para bebés, lo más parecidas en nutrimentos a la leche materna.

La recomendación se basa en datos que muestran que los niños alimentados con leche materna son más resistentes a padecimientos gastrointestinales que llevan a diarreas, y que siguen siendo una de las causas de muerte infantil en el mundo.

Por otro lado, la leche materna tiene la cantidad y la combinación adecuada de nutrimentos que el bebé necesita para continuar su desarrollo. Entre los más importantes, están los oligosacáridos, péptidos antimicrobianos y las proteínas necesarias para que maduren los sistemas digestivo, inmunológico y el cerebro del recién nacido.

La alimentación durante el primer año de vida de un bebé puede ser determinante para la calidad de su salud en la vida adulta. Por ello, la OMS ha planteado como una de sus metas promover la lactancia hasta los 6 meses de edad, al menos, y hacer que aumente esta práctica en un 50% para el año 2025. Para el 2014, el 36% de las madres daban exclusivamente leche materna a sus hijos durante los primeros meses de vida.

Parte de esta recomendación es que se ha observado que la leche materna protege de enfermedades como neumonía y reduce los riesgos de desarrollar obesidad y diabetes tipo II en la edad adulta.

Protección materna

Por otro lado, se ha estudiado el efecto de la leche materna en niños que viven en ambientes de alto riesgo, específicamente en África donde la desnutrición y el VIH/SIDA son amenazas constantes para los niños.

En regiones como Zimbabue, la lactancia materna como alimentación exclusiva (LME) es una herramienta básica de supervivencia para los bebés. Se ha observado que la LME aumenta la probabilidad de supervivencia de niños con madres infectadas por VIH. Además, disminuye el riesgo y la gravedad de diarreas que conducen a deshidratación, punto fundamental en zonas donde el agua potable no es tan fácil de conseguir.

La apuesta de varias asociaciones dedicadas al estudio y promoción de una correcta alimentación infantil, alineadas con las recomendaciones de la OMS, es que si la LME puede hacer tanto por la supervivencia de niños en condiciones como las que se viven en ciertas zonas de África, lo que puede lograr en poblaciones menos vulnerables será más. Por ello, la recomendación es dar una alimentación basada en la lactancia durante al menos los primeros 6 meses de vida.

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