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El consumo recomendado de frutas y vegetales durante el embarazo es de mínimo 400g por día. Esta ingestión tiene un impacto positivo en la salud tanto del bebé, como de la madre. Pero no todas las mujeres pueden cubrirlo.

Una dieta con el consumo adecuado de frutas y verduras ayuda a prevenir los defectos del tubo neural, prevenir alergias en los niños y evitar un aumento de peso gestacional excesivo en la mujer.

El tipo de alimentación que las mujeres llevan durante el embarazo, es influenciado por creencias y prescripciones (médicas o familiares). Pero es importante determinar también si los factores ambientales afectan la selección de alimentos en las mujeres embarazadas.

¿Por qué comemos lo que comemos?

En Brasil, se realizó un estudio para evaluar la relación entre el “ambiente alimenticio”, los hábitos alimenticios y el apoyo familiar en el consumo de frutas y vegetales en mujeres embarazadas. Este fue el primer estudio realizado en un país en desarrollo.

El estudio analizó a mujeres mayores de 20 años, en la semana 24 de gestación, con un Índice de Masa Corporal (IMC) anterior al embarazo igual o mayor a 20, sin diabetes ni otros padecimientos (como falla renal o cáncer), atendidas por el sistema de salud pública. Este estudio es parte de la investigación sobre la relación entre el consumo de alimentos durante el embarazo y el desarrollo de diabetes gestacional.

En total se contó con la colaboración de 282 mujeres, con una escolaridad básica y un estatus económico medio. Ellas respondieron cuestionarios de opción múltiple para evaluar sus hábitos y ambiente alimenticio, y su estado de salud.

El estudio mostró que en promedio las mujeres consumían 41g por día de frutas y verduras. Solo el 10% de las mujeres encuestadas alcanzaron los 400g/día recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los factores sociales y ambientales

Recientemente los factores ambientales han recibido mucha atención en estudios públicos de salud para identificar cómo se asocian con el comportamiento y las decisiones que los individuos toman, y que afectan directamente su salud.

Algunos estudios sugieren que las personas que viven en colonias o vecindarios que tienen un fácil acceso a la comida, disponibilidad a diferentes tipos de alimentos y recursos económicos para comprarlos, con frecuencia llevan una dieta de calidad. Así mismo, las colonias seguras y que poseen espacios para practicar actividades físicas, tienen la posibilidad de fomentar que sus habitantes realicen algún tipo de deporte o ejercicio. Todo esto tiene como resultado una mejora en la salud.

Por el contrario, una colonia con difícil acceso a la comida puede perjudicar el estilo de vida de sus residentes. Un estudio en mujeres americanas embarazadas encontró que quienes vivían a más de 4km de un supermercado, presentaron malos hábitos en la dieta, un factor que se combina con la disponibilidad de comidas rápidas.

Sin embargo, los resultados del estudio mostraron que la distancia no es un factor determinante. Los sí influyen en la ingestión de estos alimentos son los hábitos alimenticios y el apoyo familiar. Además las creencias de que un consumo adecuado de frutas y vegetales ayudan a mantener la salud durante esta etapa, ha sido fundamental.

Desde el punto de vista público, los descubrimientos de este estudio pueden ser relevantes y ayudar en la creación de herramientas para el desarrollo de acciones comunitarias que faciliten el acceso de mujeres embarazadas a elecciones acertadas y a un estilo de vida adecuado, apoyando la salud maternal y fetal a corto y largo plazo.

Referencia:

Zuccolotto, D.; Barbieri, P. & Sartorelli D. 2015. “Food enviroment and family support in relation to fruit and vegetable intake in pregnant women”. Archivos Latinoamericanos de Nutrición. Vol. 65, N° 4

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