Dra. Nuria Elizabeth Rocha Guzmán
Tecnológico Nacional de México
Instituto Tecnológico de Durango
A nivel mundial en la industria alimentaria se han posicionando productos reconocidos como suplementos alimenticios, comúnmente enriquecidos con matrices ancestrales de uso alimenticio o medicinal. Esto se ha derivado del incremento en la demanda, por parte de los consumidores, en el suministro de productos que promuevan la salud. Es por eso, que cada vez es más común encontrar publicidad que promociona a diversos suplementos alimenticios como productos con una potencial aplicación contra enfermedades, sin contar con suficiente evidencia científica que lo demuestre.
Ante estos nuevos escenarios y, en vías de satisfacer las demandas de este sector de mercado, han surgido varios problemas relacionados con el incremento de empresas que, a través de publicidad engañosa, promueven el desarrollo, venta y consumo de formulaciones no claras. Estos productos, por lo regular, incluyen en el etiquetado leyendas autorizadas por la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), en apego a la Ley General de Salud. Entre estas leyendas destacan, “el consumo de este producto es reponsabilidad de quien lo recomienda y quien lo usa” y “este producto no es un medicamento”. Otras leyendas muy utilizadas son “este producto no tiene como propósito el prevenir, aliviar, tratar o curar enfermedades, trastornos o estados fisiológicos”, “consulta a tu médico”, “estos productos no son medicamentos”, o “aliméntate sanamente”.
Sin embargo, resulta irónico que desde el incremento en el consumo de este tipo de productos, también se haya incrementado la incidencia de enfermedades crónico degenerativas como el cáncer, sobre todo en niños y adolescentes. Enfermedades que, al ser multifactoriales, suelen no relacionarse con el consumo de productos que ofrecen el fortalecimiento del sistema inmune, el control glucémico, un potencial antidiabético, antiinflamatorio, entre otros. Si a lo anterior se suma que una problemática generalizada en México es la automedicación, el etiquetado de los suplementos con estas leyendas deslinda a los industriales de posibles efectos adversos a la población.
Lo anterior cobra relevancia, ya que la tendencia en el consumo de suplementos alimenticios se ha incrementado en los últimos años, particularmente, en el sector de la población categorizada como los millennials. Estas tendencias se están basando en el interés por llevar un estilo de vida saludable y la percepción del consumidor, que asocia la ingesta de productos naturales con el bienestar y la salud de la población.
En la actualidad en el mercado de suplementos alimenticios se pueden encontrar productos en forma de cápsulas, tabletas, polvos y mezclas herbales, todos ellos promoviendo que su consumo tiene efectos saludables. En este sentido, aunque el uso de fuentes no convencionales o matrices herbales son percibidos como inofensivos, algunas de ellas a altas dosis pueden causar daño renal o hepático, por lo tanto, es importante que los suplementos que los contengan en su formulación cuenten con una correcta trazabilidad, que contemple los posibles efectos adversos que pudieran promover.
Finalmente, es importante remarcar que es escasa la información científica de la mayoría de los productos comercializados, refiriéndonos específicamente a aspectos de inocuidad y funcionalidad. Lo anterior se asocia a que muchos de los productos que encontramos en el mercado, contienen en su formulación plantas y alimentos utilizados para fines culinarios que incorporan a los suplementos; nutrimentos, sabores y olores específicos de los cuales se da por sentado que no promueven efectos adversos y que tienen efectos benéficos a la salud, por lo que siempre será conveniente que el consumo de estos productos esté recomendado y supervisado por los profesionales de la salud.
Bibliografía: