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Dra. Lorena G. Oropeza-Ceja

Universidad Autónoma de Querétaro

Miembro del equipo de CRIE (Centro de Rehabilitación Integral Especializada)

La alimentación ha sido un factor esencial para cuidar la salud del ser humano. Se sabe que el estado nutricio y la salud de la mujer durante el embarazo son determinantes para lograr un crecimiento adecuado en el bebé. El embarazo puede ser una etapa agradable y saludable, si el estilo de vida y la nutrición de la mamá son adecuados (1). El lactante recién nacido tiene dos opciones de alimentación: leche materna y fórmulas infantiles de inicio. La recomendación de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) es ofrecer al recién nacido leche materna dentro de la primera hora de vida; a este tipo de leche se le llama calostro. El calostro, además de darle nutrimentos al lactante, dará inmunoglobulinas, probióticos y enzimas que ayudarán a la maduración de su sistema inmune (2). 

Existen algunas situaciones por la cuales las mamás no ofrecen lactancia materna las primeras horas de vida y para ello existen alternativas como los sucedáneos de la leche materna, que es lo que conocemos como fórmulas infantiles (FI) de inicio. Las FI se han diseñado para brindar los nutrimentos esenciales que el bebé necesita. La leche materna se ha usado como referente para el diseño de las mismas, sin embargo, no han logrado igualarla en su composición. Una de las características de la formula infantil es que, por norma (3,4), deben contener una concentración más alta de proteína (tabla 1). Se ha demostrado que el consumo de proteína en los primeros seis meses de vida promueve un crecimiento acelerado en el lactante y que se relaciona con la predisposición a la obesidad, enfermedad cardiovascular y diabetes (5).

Concentración de proteína en Leche Materna MaduraConcentración de proteína en Fórmula infantil de inicio
0.9g/dl1.3 g/dl

Uno de los retos de los profesionales de la salud hoy en día es educar a la madre acerca de un buen uso de fórmulas infantiles. Algunos de los puntos esenciales al respecto son: escoger la fórmula más adecuada y enseñar a la madre que la alimentación con FI no es a libre demanda, que se debe respetar la cantidad y la forma de preparación de las mismas, entre otros. Un reciente estudio realizado en la ciudad de Querétaro, Qro., en México, demostró que una fórmula para lactantes con 1.0g de proteína por cada decilitro, enriquecida con alfa lactoalbúmina y beta caseína del tipo A2, contribuye a un crecimiento normal de los lactantes, similar al de los lactantes amamantados (6). 

Después de los 6 meses de vida inicia la introducción de alimentos complementarios seguros y nutricionalmente adecuados, continuando la lactancia materna hasta los dos años o más (7). Se debe tomar en cuenta que después del año de vida, si no se detectaron alergias en el lactante, éste podrá consumir de todo tipo de alimento, con moderación y en las cantidades adecuadas.

En conclusión, se necesita el acompañamiento de profesionales de la salud, es decir, nutriólogos especializados en alimentación infantil y lactancia materna, para vigilar la alimentación de los niños por lo menos durante el primer año de vida. Esto permitirá evitar riesgos tanto en el corto, como en el largo plazo. Los riesgos que podemos disminuir en esta etapa son el aumento de peso acelerado, el déficit proteico y de crecimiento; y en el largo plazo, obesidad y enfermedad cardiovascular. 

Actualmente, las mamás primerizas siguen teniendo dudas acerca de la forma en cómo alimentar a su bebé. A veces terminan por hacer caso a comentarios que les comparten sus mamás, suegras, comadres o adoptan experiencias pasadas de su entorno social. Es necesario atender este tipo de inquietudes desde etapas tempranas para que las madres tengan los mejores elementos informativos que les ayuden a tomar decisiones sobre la alimentación de sus bebés. 

Referencias:

De la Torre K, Chávez J. Capítulo 7. El mejor comienzo: prevención de la obesidad. Los primeros años de vida.Rosado J, editor, Obesidad Origen y Tratamiento. Primera edición. México: MGS ediciones; 2020. p.159-180.

Tlaskalová-Hogenová H, Kverka M, Hrdý J. Immunomodulatory Components of Human Colostrum and Milk. Nestle Nutr Inst Workshop Ser. 2020;94:38-47. doi: 10.1159/000505068. Epub 2020 Mar 16. PMID: 32176878.

Koletzko, B.; Baker, S.; Cleghorn, G.; Neto, U.F., Gopalan, S.; Hernell, O.; Hock Q.S.; Jirapinyo, P.; Lonnerdal, B.; Pencharz, P.; Pzyrembel, H.; Ramirez-Mayans, J.; Shamir, R.; Turck, D.; Yamashiro, Y.; Zong-Yi, D. Global standard for the composition of infant formula: recommendations of an ESPGHAN coordinated international expert group. J. Pediatr. Gastroentero.l Nutr. 2005, 41, 5, 584–99.

Committee on Nutrition, American Academy of Pediatrics. Formula feeding of term infants. In: Kleinman RE (ed). Pediatric Nutrition Handbook, 6th edn. American Academy of Pediatrics: Elk Grove Village, IL. 2009, 61–78.

Melnik B. The potential mechanistic link between allergy and obesity development and infant formula feeding. Asthma & Clinical Immunology Review. (2014), 10, 37.

Oropeza-Ceja LG, Rosado JL, Ronquillo D, García OP, Caamaño MDC, García-Ugalde C, Viveros-Contreras R, Duarte-Vázquez MÁ. Lower Protein Intake Supports Normal Growth of Full-Term Infants Fed Formula: A Randomized Controlled Trial. Nutrients. 2018; 10(7):886

De la Torre K, Chávez J. Composición de la leche materna: Funciones, beneficios y bondades de sus componentes bioactivos. En: Rosado JL, editor. Fórmulas infantiles nutrición y tecnología. Primera edición. México: MGS ediciones; 2017. p. 360.

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