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Las dietas y el aumento de peso en adolescentes

En la reciente conferencia de la Alimentación en Acción, organizada conjuntamente con el psicólogo Andrew Hill del Consejo Europeo de Información en Alimentos (EUFIC, por sus siglas en inglés), se revelaron una serie de conclusiones contrarias a la opinión común sobre lo que hace obesos a los adolescentes. Sus hallazgos iluminan una alternativa sobre el tema y ofrecen información sobre nuevos enfoques para hacer frente a este problema.

Hallazgos inesperados

En la actualidad hay una serie de estudios que han seguido a un grupo de niños hasta la adolescencia a lo largo de su crecimiento. Esto hace que sea posible examinar qué comportamientos contribuyen posteriormente a la obesidad. Dos de estos estudios, de 1970, de la cohorte de nacimiento británica y el de los Estados Unidos basado en EAT (comer entre los adolescentes, por sus siglas en inglés) y otros, han descubierto un factor de riesgo de obesidad que no solo es sorprendente, sino también es contrario a lo que se suele pensar: estar a dieta.

Las personas a dieta son más propensas a desarrollar obesidad

Viner y Cole encontraron que los adolescentes que estaban a dieta para bajar de peso a los 16 años, eran significativamente más propensos a estar obesos a los 30 años, que los que no hacían dieta. Neumark-Sztainer y sus colegas encontraron que los adolescentes que reportaron estar a dieta al inicio del estudio, tenían tres veces más probabilidades de ser obesos cinco años más tarde, que sus pares que no estaban a dieta. Estos resultados son igualmente ciertos para los niños y las niñas.

El tipo de dieta no hace diferencia

El estudio Neumark-Sztainer también examinó si el tipo de dieta que siguieron los adolescentes hacía alguna diferencia. El Dr. Hill destacó que las prácticas “saludables”, como el bajo contenido de grasa, las dietas bien balanceadas ricas en frutas y verduras (es decir, el tipo de dietas que los profesionales de salud recomendarían), eran tan poco exitosas como un comportamiento de pérdida peso ‘nada saludable’ como el ayuno, saltarse comidas, dietas extremas o de moda o vómito auto-inducido.

¿Hacer dieta conduce a ganar peso otra vez?

Hay varias posibilidades en cuanto a por qué la dieta puede conducir a la obesidad, como la desregulación del apetito, donde el hambre se disocia de la alimentación actual. Otra es la moderación en la dieta, es decir, no comer con apetito/saciedad, lo que puede conducir a comer en exceso. Ambos factores dejan a la persona que está siguiendo la dieta, vulnerable a comer en exceso y, por lo tanto, aumentar de peso nuevamente. Sin embargo, el Dr. Hill señala:

“Hacer dieta en la adolescencia es un factor que involucra la dificultad en la regulación del consumo de alimentos. Estos adolescentes han reconocido que tienen un problema de peso, han tratado de seguir una dieta y fracasaron ampliamente. Por lo tanto, la dieta no es la causa sino una respuesta al sobrepeso.”

Influencia familiar

Así que ¿por qué estos niños luchan con su peso? El Dr. Hill explicó que la literatura revela consistentemente que el factor de riesgo más potente para los problemas de peso en niños y adultos jóvenes, es tener padres con sobrepeso u obesidad. Por ejemplo, la Encuesta de Salud de Inglaterra (2006) muestra cómo el riesgo de obesidad en niños de 2 a 15 años salta abruptamente de casi cero a aproximadamente el 15% si es un padre, o hasta un 28% si ambos padres tienen sobrepeso o son obesos. Probablemente, los factores genéticos y ambientales se combinan para lograr este aumento del riesgo.

Otros factores de riesgo

Un estudio reciente realizado por Stice y sus colegas registraron perfiles psicológicos y prácticas de comportamiento en un grupo de 500 mujeres adolescentes; se les dio seguimiento durante cuatro años. Se encontró que la restricción dietética, prácticas radicales de control de peso, como vómitos y supresores del apetito, síntomas depresivos y obesidad de los padres (pero sin un consumo de alimentos altos en grasas o ejercicio con frecuencia), predijo la aparición de la obesidad. Aparte de los rasgos de obesidad y la dieta de los padres, este estudio también resalta una relación entre la depresión y la obesidad.

“En la actualidad existe un importante cuerpo de evidencia que relaciona la depresión con el desarrollo de obesidad, -añadió el Dr. Hill. Algunos estudios han tratado de desentrañar las causas subyacentes. La insatisfacción corporal, el aislamiento social, la vergüenza de tener sobrepeso y ser objeto de burla, parecen ser importantes mediadores.”

El camino a seguir

La evidencia muestra claramente que el desarrollo de la obesidad en los jóvenes no está relacionada solo con la actividad física y el consumo de energía. Es, sin duda, un problema complejo en el que hay una gran cantidad de (mal entendidas) vulnerabilidades psicológicas implicadas. Entonces, ¿cuál es el camino a seguir? El Dr. Hill sugiere:

“La creación de un entorno de salud pública fomentando el control de peso no es suficiente para nuestros jóvenes. Necesitamos intervenciones adaptadas y si nos queremos dirigir a cualquier persona, deberían ser familias en donde ambos padres sean obesos o tengan sobrepeso. Necesitamos gente en el terreno para que pueda proporcionar asistencia individual y así ayudar a estas familias a superar las barreras para su éxito en el control de peso a largo plazo.”

Fuente: Dieting and weight increase in adolescents – www.eufic.org

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