LNB María Fernanda Zuccolotto C.
El calcio es uno de los micronutrimentos más importantes y abundantes del cuerpo, ya que supone aproximadamente del 1,5 al 2% del peso corporal y representa el 39% del total de los minerales en el cuerpo. Aproximadamente, el 99% del calcio está en los huesos y en los dientes (la reserva principal es el esqueleto). El 1% restante del calcio está en la sangre y los líquidos extracelular e intracelular de todos los tejidos donde regula muchas funciones metabólicas importantes[1],[2], desde la conducción nerviosa hasta la contracción de los músculos.[3]
Es necesario que se consuma el calcio a través de la dieta para asegurar mantener cantidades óptimas de masa ósea. La mayor absorción del calcio se genera hasta los 30 años (pico de masa ósea), sin embargo, sigue resultando fundamental consumirlo para prevenir una descalcificación ósea que puede llevar a desarrollar osteoporosis u otras enfermedades relacionadas con el hueso o las fracturas durante la vejez2.
Es importante mencionar que la retención ósea del calcio procedente de los alimentos y de los suplementos es escasa salvo que el calcio se consuma con suficiente vitamina D. Por esta razón, los lácteos son considerados como la mejor fuente de calcio, ya que no solo contienen este importante nutrimento, sino que, además contienen vitamina D lo que asegura la biodisponibilidad del calcio en nuestro cuerpo (por su absorción en el intestino)[4]. Otras fuentes de calcio importantes son las sardinas, el salmón, las almejas y las ostras. Sin embargo, la leche, el yogurt y el queso son las mejores fuentes de calcio2.
Alimento (100g) | Contenido de calcio (mg) |
Queso | 1000 |
Leche o yogurt | 100 – 180 |
Cereal | 30 |
En México, la Academia Nacional de Medicina recomienda el consumo de 2 porciones de lácteos al día para asegurar la cantidad de calcio disponible que el cuerpo necesita.
En México, la recomendación para la ingesta diaria recomendada (IDR) ponderada de calcio en adultos es de 900mg[5] y puede aumentar hasta 1200mg en la menopausia y la edad avanzada[6]. De acuerdo al Instituto de Medicina, el consumo en conjunto de calcio con vitamina D es clave para mujeres de más de 50 años[7]:
Edad (años) | IDR calcio (mg) | IDR vitamina D (UI) |
51 – 70 | 1200 | 600 |
Más de 70 | 1200 | 800 |
Por otro lado, el consumo de leche y productos derivados tiene un efecto sinérgico en cuanto al calcio, ya que las proteínas de la leche no sólo mejoran la absorción del propio calcio que contienen sino de otras fuentes de calcio también. Esto tiene un efecto positivo tanto en el crecimiento, como en el contenido de calcio en los huesos medido a través de densitometría ósea (DXA).[1]
Una alternativa para asegurar el consumo diario de lácteos es a través de alimentos como el yogurt; un lácteo fermentado, cuyo aporte de proteínas y calcio, es clave dentro de una alimentación saludable. Esta es una opción práctica, versátil y accesible para incluir como parte de una dieta correcta, que puede ser combinada con otros alimentos para aportar mayor variedad al consumo diario. Además, contiene menos lactosa que la leche de vaca y puede ser mejor tolerado por aquellas personas con mala digestión o intolerancia a la lactosa leve o moderada.
Referencias: