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La dieta durante el embarazo y el desarrollo del bebé

La dieta y los hábitos de salud de la madre, determinan el tipo de ambiente en el que se desarrolla el bebé. El tipo de alimentación que lleva la mujer durante el embarazo podría traer consecuencias en el desarrollo del hijo años después de su nacimiento.

La dieta que lleva la mujer durante el embarazo, tiene efectos sobre el desarrollo de su hijo, no solo durante la gestación, sino que se manifiestan años después del nacimiento. A raíz de una serie de padecimientos cada vez más comunes en la población infantil, algunos científicos se preguntan si hay alguna relación entre la alimentación de la madre durante el embarazo y el desarrollo de algunas enfermedades.

En específico, se está investigando la relación entre madres que durante la gestación llevaron una dieta alta en grasas, y niños que presentan problemas de conducta como hiperactividad, déficit de atención, depresión y ansiedad.

La dieta durante el embarazo

A pesar de que la interacción entre la dieta de la madre y el desarrollo del feto no están completamente claros, una explicación a esa relación es que podría ser que el desarrollo neuronal del feto se ve afectado por la cantidad de nutrimentos que recibe de la madre.

Esto es así porque un exceso de ingestión energética (consumir demasiadas calorías) aumenta los niveles de citoquinas que desatan procesos inflamatorios en el organismo. Además, una dieta con un índice energético excesivo, eleva la producción de las hormonas leptina e insulina. Todo esto crea un ambiente específico en el que se desarrolla el feto.

Ahora bien, es altamente probable que una mujer que lleva ese tipo de dieta, tenga obesidad. Por ese motivo, se están observando las relaciones entre madres con sobrepeso, la alimentación que llevan y el desarrollo de sus hijos en años posteriores al nacimiento.

Los análisis más recientes muestran que la obesidad materna puede tener consecuencias que van más allá de la predisposición a la obesidad en sus hijos, y que pueden afectar su comportamiento, conducta y personalidad. En caso de que esas conexiones se comprueben, la importancia de la dieta materna durante la gestación deberá ser un control de salud extra.

Otros estudios, hechos en roedores, muestran que una especie de ratones que durante muchas generaciones fue resistente a desarrollar obesidad, perdió esa resistencia al ser alimentados con una dieta alta en grasas en los primeros días de nacimiento.

A pesar de que los ratones no perdieron el impulso natural a hacer ejercicio (correr en la rueda de las jaulas), la obesidad se presentó en ellos tal como sucede en roedores comunes.

Esto muestra que incluso organismos que habían sido resistentes a la obesidad pierden esa característica al ser alimentados con un exceso de nutrimentos en una etapa en específico, en este caso, la perinatal.

Lo que tienen en común estos datos es que en ambos casos, la dieta energéticamente alta se suministra en etapas donde hay procesos de desarrollo constantes y cruciales para el organismo: la gestación y los primeros meses de vida. Por ello, se hace aún más urgente voltear a ver los hábitos alimenticios que llevamos en las distintas etapas de la vida.

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