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Kilocalorías: tienen mucho que contar

L en N. Griselda López Córdova

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición

“Salvador Zubirán”

Tal vez te preguntarás, ¿por qué y para qué debemos considerar el papel de las kilocalorías en la alimentación? Una kilocaloría (kcal) es la unidad de energía equivalente a mil calorías (cal). La caloría es la medida de calor necesaria para aumentar un grado centígrado la temperatura de un gramo de agua… ¡¿Qué?! Sí, puede sonar algo confuso, pero lo realmente importante es saber que las kilocalorías son la forma en la cual los alimentos nos aportan energía, es decir, representan el valor energético de un alimento. Esto significa que dicho alimento, en una porción establecida, podrá darnos “x” cantidad de energía, necesaria para que el organismo desarrolle:

  • Funciones vitales, como: respiración, circulación sanguínea, regulación de temperatura corporal, digestión, entre otras.
  • Actividad física: ya sea leve, moderada o intensa.
  • Desarrollo cognitivo.
  • Otras actividades propias de cada individuo.

En las kilocalorías que aporta un alimento influyen diversos factores, tales como la cantidad, el método de cocción (si el alimento pierde agua o se le añaden grasas), entre otros. Por ello, es importante conocer la naturaleza del alimento, así como la preparación, la frecuencia y la cantidad a consumir.

Dicho lo anterior, las kilocalorías consumidas diariamente deben ser capaces de cubrir todos los gastos del organismo (previamente señalados), de manera que éste pueda funcionar correctamente. Para ello, debe existir un equilibrio que permita mantener un peso y relación de masa grasa y masa muscular adecuados para cada individuo. Es importante mencionar que, tanto un exceso, como un déficit energético podrían tener efectos negativos en nuestro organismo.

Ahora, tal vez te preguntes: ¿cómo sé cuántas kilocalorías debo ingerir para mantener ese equilibrio? El conteo de las kilocalorías se puede realizar a través de aparatos y técnicas especializadas, que no son fáciles de conseguir o de dominar sin previo entrenamiento. Sin embargo, el profesional de la nutrición puede realizar estimaciones de las necesidades kilocalóricas de cada individuo obtenido por resultados de mediciones corporales, fórmulas matemáticas, así como el conocer las diferentes actividades físicas y/o académicas que realice el sujeto.

Entonces, para mantener un adecuado control de peso, es conveniente tener una idea orientativa sobre el contenido de kilocalorías en los alimentos que se ingieren, recordando en todo momento que no es saludable obsesionarse al respecto. También, recuerda que los planes de alimentación estrictos, basados exclusivamente en un conteo de kilocalorías son, simplemente, imposibles de llevar a cabo, además de que la estimación sería sumamente complicada, generando una “esclavitud” a la báscula para el pesaje de alimentos (y su posterior conteo de kilocalorías).

Es importante que dicha estimación la realice el nutriólogo siempre, para obtener su orientación, y evitar que dicho “conteo” genere en las personas obsesión por mantener las kilocalorías en control. De hecho, el tratar (de forma obsesiva) de mantener un conteo exacto de calorías consumidas y gastadas, podría llevar a que se presente algún trastorno de la conducta alimentaria.

Así que recuerda que tener una idea sobre las kilocalorías que consumes puede ser de utilidad, pero es aún mas importante, que mantengas hábitos de alimentación saludables, al igual que tener un esquema de ejercicio, disminuir los episodios de estrés tensional, y conseguir dormir entre 6 y 8 horas al día.

Bibliografía:

  • Garcés, L. (2010). Analizando el término “kilocalorías vacías”. Cuba: Facultad de Biología de la Universidad de La Habana. Rev Cub Aliment Nutr 2010; 20(1): 139-144.
  • Martínez, A. y Pedrón, C. (2016). Conceptos básicos en alimentación. España: Nutricia.
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