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Hace más de 10 años, la Organización Mundial de la Salud creó un nuevo término para describir la situación de salud en la que se encuentra casi el 15% de la población mundial: globesidad. Esta palabra pretende reflejar la obesidad global que estamos padeciendo.

A principio de la década de los 2000, la Organización Mundial de la Salud (OMS) acuñó el término “globesidad”, para señalar el alcance de la obesidad a nivel global. De acuerdo a las cifras de dicha institución, para el 2014 más de 1900 millones de personas tenían sobrepeso, de los cuales 600 millones padecían obesidad. Eso significa que aproximadamente el 13% de la población mundial sufre obesidad.

Las medidas públicas

El panorama de la creciente obesidad y las enfermedades relacionadas con ella, como la diabetes, el síndrome metabólico, afecciones cardíacas, entre otras, plantean un enorme reto para los sistemas de salud pública en todas las partes del mundo.

La obesidad, que se presenta como una nueva forma de malnutrición, implica gastos que los sistemas de salud no pueden afrontar. Por ello, los gobiernos de distintos países han optado por algunas medidas para tratar de frenar este padecimiento que desde hace unos años se considera ya una epidemia.

Algunos países están tratando de resolver, o al menos aminorar, el aumento de la obesidad poniendo un impuesto extra o más elevado a alimentos que, consumidos en exceso, contribuyen a la enfermedad. Tal es el caso de Hungría, que en 2011 implementó un impuesto al azúcar y a la grasa.

Otros gobiernos dedicaron su atención a mejorar la educación y el entornoya que identificaron que esos dos factores son fundamentales dentro de su contexto para poder frenar la obesidad. Esa fue la estrategia de Noruega y de los Países Bajos, donde se mantienen tasas más bajas de obesidad infantil y adulta que en el resto del mundo.

Estabilidad

Últimamente, la OMS ha detectado que los niveles de obesidad a nivel mundial se han estancado. Estos parecen estar dejando de aumentar, y aunque eso no signifique todavía una solución ni una disminución de los mismos, es un punto de apoyo en contra de la epidemia. Aunque no hay que confiarse: el estancamiento de una epidemia sólo significa que no aumenta la cantidad de gente que la padece, pero no significa que estemos cerca de una solución.

Sin embargo, los científicos aún no logran descifrar qué es lo que está sucediendo con este nuevo comportamiento global. Algunos factores vienen a la mente de los investigadores que podrían ser parte de la explicación, pero que todavía no constituyen un conjunto lo suficientemente fuerte como para tener la certeza sobre qué es lo que está frenando a la obesidad. Algunos de estos son: las nuevas tendencias de generar conciencia sobre estilos de vida más saludables, las estrategias de prevención de obesidad infantil y algunas políticas públicas.

Mientras no se sepa en qué medida y dentro de qué contextos la combinación de esos factores influye positivamente para detener la epidemia de obesidad, no se podrán diseñar modelos estratégicos replicables para tener un control sobre la enfermedad.

Un riesgo permanente

El problema con las tendencias que podrían estar contribuyendo a resolver el problema mundial de la obesidad es que hay un sistema ya establecido en el que hay factores que ponen en riesgo los avances logrados.

Es decir, el mundo, en la mayor parte de los países, tiene dinámicas que contribuyen desde distintos ángulos a que la obesidad se mantenga y crezca. Desde la educación, la situación económica, hasta las circunstancias sociales influyen en las posibilidades que tiene la gente de elegir opciones más saludables. La obesidad es un problema multifactorial que involucra a toda una gama de factores.

Pasos a dar

Una comisión formada por 22 expertos en el tema de obesidad mundial, se asociaron con la revista The Lancet, para plantear los pasos a seguir para combatir la epidemia. Entre los más importantes destacan:

  • Estimular la acción y fortalecer los sistemas de rendición de cuentas para la aplicación de las recomendaciones acordadas por organismos internacionales, para reducir la obesidad y sus desigualdades relacionadas a nivel mundial y nacional
  • Desarrollar una nueva comprensión de los sistemas y mecanismos que impulsan la obesidad
  • Idear enfoques innovadores para reorientar las estructuras existentes de una manera sustentable y escalable para alentar un peso saludable
  • Establecer mecanismos para la presentación de informes periódicos e independientes sobre el progreso hacia los objetivos nacionales y mundiales de obesidad
  • Implementar políticas y acciones recomendadas, así como de sistemas específicos de análisis de los impulsores y soluciones de obesidad

La idea de esa iniciativa, que se pondrá en marcha a principios de este 2016, es dar con la raíz del problema y resolverlo, de tal manera que las medidas adoptadas funcionen a largo plazo. Esta es un esfuerzo más por tratar de comprender una de las enfermedades más complejas que ha visto la humanidad. Mientras tanto, es importante contribuir en lo que podamos con que esta epidemia no crezca.

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