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En la era digital, ¡todos somos nutriólogos!

LN. Liliana Ortega

Consultora

La investigación médica y nutriológica de las últimas décadas ha sido muy clara al identificar los hábitos de vida como un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas (obesidad, diabetes mellitus tipo II, hipertensión, ateroesclerosis, algunos tipos de cáncer). Particularmente, se ha puesto atención en los hábitos de alimentación de la sociedad que, debido a diversas circunstancias, se fueron modificando, no siempre resultando en opciones favorables. 

La gran difusión de la estrecha relación alimentación-salud, ha surtido gran efecto en la población, y en la actualidad cada vez hay más personas interesadas en modificar sus hábitos de alimentación como un medio para obtener salud. Sin embargo, el deseo genuino de la gente por mejorar su dieta, se enfrenta a la difícil decisión de elegir entre tantas opciones que hay en el mercado, incluso aunque muchas de ellas no cuenten con el respaldo científico de los investigadores en el área de la salud.

En la era del internet, el acceso a la información es inmediato: las plataformas digitales (You tube, Instagram, Facebook, Twitter, WhatsApp, entre muchas más) son el vehículo perfecto para ventas de cualquier artículo, para dar a conocer nuevas ideologías y estilos de vida. En este tiempo de resguardo se han conocido también las ventajas del trabajo remunerado a través de ellas y, por supuesto, es el medio perfecto para promover temas de salud. 

El problema radica en que estos temas de salud, alimentación y nutrición no siempre son planteados en las plataformas por nutriólogos o médicos. La lista es larga: Youtubers o influencers que son actores, cantantes, modelos son quienes promueven diferentes corrientes de alimentación, por ejemplo, la dieta cetogénica (keto), o hablan de lo indispensable que es una dieta “orgánica”, macrobiótica, cero hidratos de carbono, dieta vegana, jugoterapia, etc. De igual manera están las personas fitness, a veces sin formación en acondicionamiento físico, deporte o fisioterapia, con una amplia lista de seguidores, que imparten rutinas sin conocer el estado de salud de sus participantes.

Estas personas tan populares acompañan a los jóvenes en la intimidad de su hogar, poco a poco van ganando terreno, hasta hacerse sentir indispensables en su diario vivir, como si fueran parte de la familia. Y su palabra es ley para algunos.

En los programas matutinos de televisión, hay secciones específicas donde se invita a actores, cantantes o conductores para compartir la dieta que ellos siguen, vendiendo la falsa idea al televidente de que, al seguir las indicaciones, tendrán el mismo cuerpo que el invitado. Es muy desalentador ver algunos de los platillos que presentan: sin color, sin sabor, cero atractivos para el consumo, olvidando las reglas básicas de una dieta recomendable. De igual manera, en los programas de revista a través de la radio abundan los especialistas en alimentación funcional, trofología, dietas alcalinas, ayunos, por mencionar algunos.

En redes sociales encontramos, también, mujeres u hombres que han bajado de peso siguiendo algún tipo de dieta y comienzan a compartir sus menús, organizan retos grupales, lo cual resulta muy atractivo para los participantes pues, al unirse al reto, sienten que pertenecen a una comunidad y que juntos van trabajando por un mismo ideal. Los costos de inscripción suelen ser accesibles y la venta de sus recetarios (para que continúen ligados a ellos y a la nueva forma de vivir), también son baratos, así que muchos de ellos se quedan unidos al grupo, por un muy buen rato. El impacto que estos personajes tienen es tan grande, que las mismas plataformas llegan a pagar comisiones o un sueldo, por ejemplo, por las menciones de sus productos.

También se debe mencionar que, desafortunadamente, hay algunos médicos, nutriólogos o dietistas, que han optado por promover diversos tipos de alimentación alejados de los estándares de una dieta recomendable, incluso, recetan o recomiendan medicamentos no permitidos para el control de peso.

Resulta muy lamentable que, en esta era digital, con tanta información confusa tan a la mano, nutriólogos y personal de salud, que laboran con ética profesional, no sean tan seguidos, ni escuchados. ¿Por qué? En temas de salud hay conceptos que se tienen bien arraigados: se sigue lo que da resultados. Es fácil pensar: “Si al influencer le funcionó, seguro a mí también”. Sin considerar que cada ser humano tiene gustos y necesidades alimentarias muy diferentes.

Tener salud parece implicar un costo: a veces es monetario, pero otras, debe representar un sacrificio para el organismo, por ejemplo, dejar de comer lo que tanto nos gusta porque es “malo”, comer sólo alimentos desabridos sin atractivo visual, tomar medicamentos, que me inyecten alguna sustancia (aunque sólo sea un placebo).

Así, la responsabilidad de mi salud termina dependiendo de los demás. Es más sencillo culpar al tratamiento, a la dieta o al terapeuta, que hacerme responsable de tomar mejores decisiones en favor de mi salud física y mental.

Estos hábitos aprendidos crean una fuerte resistencia a la incorporación de conceptos sencillos que promueven la salud. Sin embargo, alimentarse, nutrir el cuerpo y el alma, no deberían ser procesos complicados, dolorosos, costosos y, sobre todo, deberían estar al alcance de toda la población.

Recomendaciones para valorar planes de alimentación por internet

Elijamos seguir recomendaciones de nutriólogos, médicos especialistas en nutrición o dietistas.

Observemos si a quien seguimos comunica su teoría con ética profesional. Para valorar este punto, se debe revisar información fidedigna sobre el tema, por ejemplo, páginas de divulgación científica confiables como: Secretaría de Salud, Revista del Consumidor, Cuadernos de Nutrición, Hablemos Claro, portales de la UNAM, UAM, IPN, de escuelas de Nutrición, Medicina y alimentos. 

Otro punto es recordar que no existen los alimentos milagrosos, estar atentos si los promueven en los programas de alimentación a seguir y tener precaución con estos y con las expectativas que generemos.

Tampoco existen dietas mágicas, por lo que es mejor seguir propuestas que promuevan un estilo de vida saludable que incluya actividad física regular y buenos hábitos de alimentación. El organismo requiere diariamente de los tres grupos de alimentos, por lo tanto, el plan de alimentación, no los puede excluir (verduras y frutas, cereales, sus derivados y tubérculos (maíz, tortilla, trigo, arroz, amaranto, cebada, centeno, pastas, papa, camote, yuca) y leguminosas, oleaginosas y alimentos de origen animal (frijol, lenteja, haba, alubias, soya, carne blanca y roja, huevo y lácteos).

Las dietas no se pueden seguir de manera masiva, deben ser personalizadas. En una misma familia no todos tienen los mismos gustos, la misma tolerancia a un alimento ni los mismos problemas de salud, por eso, la cantidad y tipo de alimento variarán según la persona. 

La buena alimentación no necesariamente debe ser costosa; es saludable comer salmón, quinoa, atún en lonja, huachinango o espárragos, y también lo es comer pollo, frijoles, nopales, trigo, elotes; dependiendo de los gustos, el presupuesto y habilidades culinarias, se elegirán los menús familiares.

Si se decide por una dieta vegana o vegetariana, de igual forma busca información confiable para hacer las combinaciones de alimentos necesarias.

Si ya se tiene una enfermedad diagnosticada, acude al médico y al nutriólogo a la brevedad, puede ser una gran diferencia para tu salud.

El plan de alimentación a seguir debe ser: completo, equilibrado, suficiente, variado e inocuo.

La comida debe ser preparada de manera sencilla y siempre agradable a los sentidos.

A través de los programas de alimentación, se debe aprender a comer. Incluir más verduras y granos integrales a la dieta, así como a saber incorporar aquellos alimentos que simplemente se comen por el placer de comer.

Cuestione siempre a su líder y valore la atención que preste a sus necesidades.

Fuentes:

https://www.perfil.com/noticias/ciencia/nutricionistas-contra-los-consejos-poco-saludables-de-influencers.phtml

https://www.inegi.org.mx/programas/ensanut/2018/

http://www.cenaprece.salud.gob.mx/descargas/pdf/EstrategiaNacionalSobrepeso.pdf

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