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Hay mucha gente que come cuando está ansiosa. ¿Te imaginas que comer combatiera la ansiedad? Los alimentos fermentados han tenido un boom últimamente gracias a que se han estudiado sus efectos positivos sobre nuestra salud.

¿Qué los hace buenos? Los probióticos que contienen. Estos microorganismos, que están en los alimentos fermentados, también pueden encontrarse en nuestro cuerpo. En especial, los que habitan nuestro intestino, tienen una relación importante con nuestra salud.

Entre los descubrimientos que se han hecho sobre los alimentos fermentados, es que ayudan a combatir los procesos inflamatorios y el estrés oxidativo. Por otro lado, la fermentación aumenta, en algunos casos, el valor nutritivo de los alimentos.

Algunos probióticos, como los Lactobacillus y las Bifidobacterium, se han asociado con beneficios a la salud mental, ya sea de manera directa o indirecta. En ese sentido, se han visto mejoras en el humor de personas con autismo, depresión y ansiedad.

Estudios recientes (Pärtty et. al., Steenbergen et. al. y Selhub, todos de 2015) encontraron que los probióticos reducen los síntomas de Asperger, los pensamientos negativos relacionados con la tristeza e incluyen revisiones sobre la relación entre la salud mental y la microbiota.

En otros experimentos, se ha puesto a prueba el efecto que tiene el consumo de probióticos sobre la ansiedad. Se encontró que, al comer alimentos fermentados que contienen probióticos, las personas reportaron síntomas menores de ansiedad.

Sin embargo, los factores involucrados en el estudio son varios, lo cual hace difícil establecer que los probióticos son la causa de la mejoría. Pero, sí se puede hacer una asociación que, de ser investigada más a fondo, podría dar conclusiones interesantes.

¿Cómo ayudan los probióticos a la salud mental?

Para poder entender la relación que estos microorganismos tienen con nuestro cerebro y con nuestro estado de ánimo, lo más importante es recordar que nuestro organismo es un sistema.

Eso quiere decir que lo que sucede en una parte de nuestro cuerpo, puede tener efectos en el resto de nuestro organismo. En el caso del intestino, esta conexión se ha vuelto tan importante que se ahora se le conoce como “un segundo cerebro”.

Lo que sucede en el intestino, puede tener una serie de repercusiones en el resto del cuerpo. Por ejemplo, la absorción adecuada de nutrimentos facilita la secreción de neurotransmisores que son importantes para el buen funcionamiento cognitivo y que influyen en el estado de ánimo.

Por otra parte, los procesos inflamatorios afectan la manera en la que el cerebro produce las sustancias químicas necesarias para nuestro cuerpo y que afectan los estados de ánimo.

¿Lo que como afecta cómo me siento?

Hay un campo emergente, la psiquiatría nutricional, que está dedicada a analizar cómo la alimentación afecta de manera positiva o negativa al cerebro. Esta disciplina abarca desde funcionamiento cognitivo, hasta trastornos de la conducta y el ánimo.

En esa línea, se ha descubierto que las dietas altas en grasas y en azúcares, tienen una mayor asociación con la ansiedad y la depresión. La hipótesis, que aún hace falta comprobar, es que esto tiene que ver con que esas dietas aumentan los procesos inflamatorios.

Si pensamos que nuestro cuerpo es un sistema y que la comida es lo que lo hace funcionar, no es descabellado creer que el tipo de alimentos que consumimos lo afectan.
Es más, esto podemos comprobarlo cualquier día: ¿cómo te sientes después de comer sopa, ensalada y una porción moderada de carne?, y, ¿cómo te sientes cuando comes en exceso algo que tiene mucha grasa?

El estilo de vida, que incluye el tipo de dieta que llevamos, es la forma más importante que tenemos para cuidar a nuestro cuerpo. Qué le das para estar bien, es decisión tuya y, afortunadamente, las opciones para tener un estilo de vida saludable, son muchas.

Fuentes:

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