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Microbiota de la leche materna: un regalo para la vida

Dr. Jaime García Mena

CINVESTAV

La microbiota humana es la población de microorganismos –principalmente, bacterias– que habitan el cuerpo humano, por dentro y por fuera. Esta microbiota es muy abundante y nos acompaña a lo largo de la vida, estando con nosotros hasta morir[1].

Normalmente, los microorganismos de la microbiota viven y llevan a cabo sus actividades en equilibrio con nuestro cuerpo, interactuando con nuestras células por contacto directo –con partes de su estructura–, o indirectamente por medio de moléculas producidas por los mismos microorganismos al fermentar nutrimentos que se encuentran en nuestra dieta.

Es tal la importancia de la función de la microbiota que su deficiencia se asocia con enfermedades crónicas, entre las que se cuentan trastornos de la función del tracto digestivo, enfermedades inflamatorias, metabólicas, neurológicas, cardiovasculares y hasta respiratorias[2].

Una microbiota defectuosa –por ejemplo, la microbiota intestinal–, ya sea por alteración de sus integrantes o defecto en su capacidad metabólica, tiene consecuencias y nos pone en riesgo de complicaciones serias al combinarse con otras enfermedades, como por ejemplo la COVID-19[3].

Hemos mencionado la importancia de la microbiota y que todas las personas tenemos una, pero, ¿dónde se origina? El origen de la microbiota está estrechamente asociado a nuestro nacimiento. Normalmente, en un parto, el nuevo ser recibe parte de su microbiota original al pasar por el canal vaginal de su madre y por el contacto estrecho con la madre y el padre[4].

Adicionalmente, durante la lactancia, al ser alimentado con leche materna, el nuevo ser recibe –entre otros beneficios para su crecimiento– la semilla de su microbiota intestinal que tendrá una gran influencia en su estado de salud durante su vida. El origen de la microbiota que obtiene el lactante durante el amamantamiento está en la piel del pecho materno y, de manera muy señalada, en el tracto digestivo de la madre –a través de la vía entero‑mamaria– que lleva bacterias del tracto digestivo, hasta el pecho materno para ser expresadas en la leche[5].

Luego del nacimiento –durante las primeras horas de alimentación con leche materna– hay un cambio continuo en la diversidad de la microbiota del tracto digestivo del lactante, donde la leche provee bacterias, como las Bifidobacterias, que producen ácidos grasos de cadena corta como acetato y lactato a partir, por ejemplo, de los oligosacáridos acompañantes en la leche. Estos ácidos promueven la proliferación de otras bacterias que producen propionato y butirato –muy importantes para el sano desarrollo del lactante. Al tercer día, aproximadamente el 70% de las bacterias del tracto digestivo del lactante, provienen de la leche materna[6].

Aunque el tracto digestivo del lactante es inmunológicamente inmaduro, –no produce anticuerpos–, las bacterias están recubiertas con anticuerpos que contribuyen al establecimiento de una microbiota saludable con diversidad y funcionalidad adecuadas para el desarrollo del lactante[7].

A partir del sembrado inicial de microbiota, gracias al aporte notable de la leche materna, la microbiota humana se desarrolla a lo largo de la vida contribuyendo a la buena salud del hospedero. La microbiota, sobre todo la del tracto digestivo, es mantenida y su diversidad y funcionalidad son moduladas por la alimentación[8]. Así que es importante observar buenos hábitos alimenticios y buscar asesoría nutricional antes de tener problemas de salud.

Referencias:

[1] Ursell, L. K., Metcalf, J. L., Parfrey, L. W., & Knight, R. (2012). Defining the human microbiome. Nutrition reviews, 70 Suppl 1(Suppl 1), S38–S44. https://doi.org/10.1111/j.1753-4887.2012.00493.x

[2] Durack, J., & Lynch, S. V. (2019). The gut microbiome: Relationships with disease and opportunities for therapy. The Journal of experimental medicine, 216(1), 20–40. https://doi.org/10.1084/jem.20180448

[3] García-Mena, J., Corona-Cervantes, K., Cuervo-Zanatta, D., et al. (2021). Gut microbiota in a population highly affected by obesity and type 2 diabetes and susceptibility to COVID-19. World journal of gastroenterology, 27(41), 7065–7079. https://doi.org/10.3748/wjg.v27.i41.7065

[4] Coelho, G., Ayres, L., Barreto, D. S., et al. (2021). Acquisition of microbiota according to the type of birth: an integrative review. Revista latino-americana de enfermagem, 29, e3446. https://doi.org/10.1590/1518.8345.4466.3446

[5] Kordy, K., Gaufin, T., Mwangi, M., et al. (2020). Contributions to human breast milk microbiome and enteromammary transfer of Bifidobacterium breve. PloS one, 15(1), e0219633. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0219633

[6] Corona-Cervantes, K., García-González, I., Villalobos-Flores, L. E., et al. (2020). Human milk microbiota associated with early colonization of the neonatal gut in Mexican newborns. PeerJ, 8, e9205. https://doi.org/10.7717/peerj.9205

[7] Sánchez-Salguero, E., Corona-Cervantes, K., Guzmán-Aquino, H. A., et al. (2021). Maternal IgA2 Recognizes Similar Fractions of Colostrum and Fecal Neonatal Microbiota. Frontiers in immunology, 12, 712130. https://doi.org/10.3389/fimmu.2021.712130

[8] Syeda, T., Sánchez-Tapia, M., Orta, I., et al. (2021). Bioactive Foods Decrease Liver and Brain Alterations Induced by a High-Fat-Sucrose Diet through Restoration of Gut Microbiota and Antioxidant Enzymes. Nutrients, 14(1), 22. https://doi.org/10.3390/nu14010022

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