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Las exageradas declaraciones sobre causas de cáncer

Últimamente hemos visto crecer la lista de alimentos, productos, actividades, etc., que son señaladas como cancerígenas. ¿Qué hay detrás de quienes dicen lo que causa cáncer y lo que no?

La información e investigación sobre el cáncer ha crecido, pero desde hace varias décadas, esta enfermedad ha sido un misterio. Esto fue un impulso importante para las organizaciones que se encargan de investigar y obtener información, como la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés).

A mediados de la década de 1960, un grupo francés de figuras públicas, convenció a su presidente para que formara una organización con el fin de investigar al cáncer. La IARC surgió como una rama debajo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Desde entonces, el grupo ha hecho declaraciones que pueden considerarse como exageradas, por ejemplo, que las carnes procesadas probablemente sean carcinógenas para los seres humanos. Vale la pena explorar cómo se hacen estas clasificaciones y el peso que conllevan.

¿Qué se evalúa para determinar que algo es cancerígeno?

La primera parte del proceso es decidir qué evaluar. El grupo investiga una amplia gama de posibles causantes de cáncer (comúnmente llamados agentes). Estos van desde los hábitos personales hasta los productos químicos, principalmente aquellos a los que estamos expuestos ya sea por una cuestión del lugar donde trabajamos o del medio ambiente. La IARC tiene una comunidad de expertos que establece las prioridades respecto a qué evaluar.

Después de que un agente ha sido establecido para ser investigado, se lleva a cabo una evaluación por un grupo de trabajo formado por expertos en el tema. De una manera similar en que se elige al siguiente Papa, tienen su propio cónclave y se reúnen durante ocho días en Lyon, Francia.

Primero se separan en cuatro grupos y de forma independiente evalúan los siguientes componentes:

1. Las situaciones de exposición;

2. Evidencia epidemiológica (se buscan relaciones entre la exposición y el cáncer, en poblaciones más amplias);

3.
 Estudios experimentales en animales (exponer directamente a un animal al agente y la medición de los resultados); y,

4.
 Una investigación mecanicista (¿cómo es que el agente conduce al desarrollo de cáncer). Este paso es algo así como tratar de identificar hasta dónde, cuándo y cómo, se relacionan el cáncer y el agente.

Al final, los grupos se vuelven a reunir para la última parte del proceso y forman un consenso sobre la forma como debe clasificarse el agente. Después, los resultados y el argumento que llevó a las conclusiones, se publican en lo que se conoce como una monografía. Pocas horas después de que se libera, una ola de historias de gran alcance, hecha por los medios, la siguen.

Peligro y riesgo no son lo mismo

La IARC es considerada por algunos como una voz creíble e influyente sobre el cáncer. Pero por lo regular, el resultado de las clasificaciones se deforman y se convierten en declaraciones exageradas, tales como, “Las carnes procesadas se clasifican en la misma posición que fumar, como causas de cáncer”. Esto sucede porque cuando la IARC clasifica un agente, no evalúa el riesgo, sino que se basan en el peligro.

Riesgo sería la probabilidad de causar cáncer. Peligro, es si tiene el potencial de causar cáncer. Esta es una diferencia fundamental que rara vez se deja clara en dichos artículos, que son inverosímiles. La IARC es transparente en cuanto a su proceso de clasificación y esta distinción. Pero en la era de solo 140 caracteres o menos, este detalle se omite en las cámaras de internet. Por esta razón, encontrarás a la exposición al sol en la misma categoría que fumar, a pesar de la extrema diferencia de los riesgos asociados.

Con la revisión de más de 900 agentes en los últimos 50 años, solo uno de ellos fue clasificado como un probable no carcinógeno para los seres humanos. Si la IARC decide evaluar algo, es muy probable que se escuchen historias de que ese producto causa cáncer. La IARC juega el papel de ser un grupo orientado a la ciencia y conocedor en cuanto a riesgos relacionados con el cáncer. Pero debemos tomar los resultados con pinzas.

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