Una nueva investigación genética proporciona “evidencia convincente” de que los niveles bajos de vitamina D tienen un papel causal en el desarrollo de la hipertensión arterial.
Un estudio internacional para examinar la relación entre el estado de vitamina D -medida por la concentración de 25-hidroxivitamina D (25 [OH] D) y la presión arterial alta (hipertensión)- mediante la aleatorización mendeliana de más de 100,000 personas, ha sugerido que los niveles bajos de vitamina D pueden estar causalmente relacionados con la hipertensión.
La profesora Elina Hyppönen de la Universidad de Australia del Sur, dirige al equipo de investigación que observó que ha habido un interés ‘considerable’ en el papel de esta vitamina en la hipertensión, pero hasta ahora no se ha demostrado una relación de causalidad directa.
El equipo escribió en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology, que sus datos también sugieren que la administración de suplementos de vitamina D podrían ser eficaces en la lucha contra algunos de los casos de presión arterial alta.
“En vista de los costos y los efectos secundarios asociados con los fármacos antihipertensivos, el potencial para prevenir o reducir la presión arterial, y por lo tanto, la disminución del riesgo de hipertensión que tiene la vitamina D, la hacen muy atractiva”, dijo Hyppönen.
En un comentario relacionado al tema, el doctor Shoaib Afzal y el Dr. Borge Nordestgaard del Hospital Universitario de Copenhague y la Universidad de Copenhague en Dinamarca, sugirieron que, aunque el estudio es “un paso importante” hacia la descripción de la función de las concentraciones bajas de vitamina D en la aparición y riesgo de presión arterial alta, “todavía se desconoce mucho” al respecto.
“La confirmación de estos resultados en estudios independientes y otros tantos de igual potencia, serán necesarios como se evidencia de un beneficio correspondiente para la prevención de enfermedades causadas por la hipertensión, como el accidente cerebrovascular”, dijo Afzal y Nordestgaard. “Por último, se necesitarán ensayos de intervención aleatorizados para determinar si los suplementos de vitamina D se pueden utilizar para prevenir o tratar la hipertensión antes de que dicha estrategia pueda ser utilizada clínicamente.”
Detalles del estudio
El nuevo estudio de la aleatorización mendeliana usó datos genéticos de la colaboración D-cardias, de más de 146,500 personas de ascendencia europea a lo largo de toda Europa y América del Norte. El equipo internacional utilizó dos variantes genéticas comunes que afectan la circulación de las concentraciones de 25 (OH) D, para medir si hubo un efecto causal entre el estado de vitamina D, la presión arterial y riesgo de hipertensión.
El equipo encontró que, por cada aumento del 10% en la concentración de 25 (OH) D, hubo una caída en la presión arterial diastólica (-0,29 mm Hg) y la presión arterial sistólica (-0,37 mm Hg), y un descenso del 8.1% en las probabilidades de desarrollar hipertensión.
“La aleatorización mendeliana ayuda a determinar la causa y el efecto, porque mediante el uso de los datos genéticos se puede evitar mejor la confusión, la causalidad inversa y el sesgo”, explicó Hyppönen.
“Sin embargo, debido a que no podemos excluir la posibilidad de que nuestros hallazgos sean producto del azar, necesitan ser replicados en un estudio independiente, de similar potencia. También se necesitan más análisis que utilicen ensayos controlados aleatorios para confirmar la causalidad y los beneficios clínicos potenciales de la suplementación de vitamina D”.
Fuente: Karani S Vimaleswaran, Alana Cavadino, (et al), “Association of vitamin D status with arterial blood pressure and hypertension risk: a Mendelian randomization study”, en The Lancet Diabetes & Endocrinology, doi: 10.1016/S2213-8587(14)70113-5