Dra. Arely Vergara Castañeda
Q.A. estudiante, Javier Badillo Melgar
Grupo de Investigación de Ciencias Básicas y la Salud.
Facultad de Ciencias Químicas, Universidad La Salle México
Los símbolos que representan el espíritu de unidad, valor y patriotismo y que nos unen como nación mexicana son: la bandera, el escudo y el himno nacional. En ellos resaltan elementos que representan la historia y el sentido de identidad como país independiente y soberano1.
Uno de los elementos que comparten todos ellos es el laurel, el cual, históricamente, ha sido reconocido como un símbolo de victoria -al igual que la oliva, ya que, con sus hojas se elaboraban coronas a manera de presea y reconocimiento para vanagloriar a aquellos que habían obtenido logros remarcables y que, en el caso de la bandera, enmarca, en compañía de hojas de encino, al Escudo Nacional desde 1823, cuando se introdujeron como elementos republicanos.
Asimismo, al entonar el himno nacional, éste es mencionado en una de sus estrofas2:
“…Un recuerdo para ellos de gloria
Un laurel para ti de victoria…”
El origen de las hojas de laurel, del árbol Laurel nobilis, se remonta al mediterráneo y Asia Menor desde donde se extendió al resto de Europa y América. Hoy en día se tienen varias especies como el laurel de Indonesia o mejor conocido como Syzygium polyanthum, el de California (Umbellularia califórnica), la Malabatrhun (Cinnamomum tamala), la indio Malagueta (Pimenta racemosa), entre otras, de las cuales se aprovechan sus hojas frescas o deshidratadas3.
Sus hojas color verde oscuro con aspecto brillante de una cara y opaco del otro, aromáticas, simples, alteras, lanceoladas, muy correosas, puntiagudas y con borde ondulado, miden de entre 3 a 9cm3. Si bien, como hierba de olor, el laurel ha sido ampliamente usado como condimento de la cocina tradicional, también se ha sugerido que posee múltiples aplicaciones en el campo de la medicina tradicional por su contenido en fitoquímicos, como: taninos, flavonoides, alcaloides, antocianinas, eugenol y cineol, compuestos a los que se les atribuye efectos antiinflamatorios, diuréticos, antisépticos, antioxidantes, digestivos y antimicrobianos4,5,6.
Para su máximo aprovechamiento se extrae el aceite esencial de las hojas de laurel utilizando el método de extracción por arrastre de vapor o por método de Soxhlet7,8. Debido a los metabolitos secundarios volátiles que se encuentran en ellas, una de las formas de determinación de la concentración de lo obtenido del aceite esencial es por medio de un análisis de cromatografía de capa fina9.
Si bien el uso de las hojas de laurel se orienta al manejo de problemas en vías respiratorias, gastrointestinales e incluso el dolor de tipo reumático, recientemente se explora su efecto sobre el control de la glucosa, apetito6 y colesterol sérico8.
De las aplicaciones a nivel industrial se contempla su potencial como pesticida por las características que posee a nivel sensorial, ya que desprende un olor proporcionado por sus aceites esenciales que evita a las plagas. Por otro lado, se sugiere su aplicación en la elaboración de empaques de mayor duración que los normales con un menor costo de producción y siendo amigables con el medio ambiente5,10.
Por último, es importante considerar que su consumo en altas cantidades podría causar efectos adversos y representar un riesgo para la salud y ocasionar una inmovilización en el esófago o la hipofaringe, e incluso daño en el epitelio intestinal o conducir a interacciones con fármacos, por lo que su consumo deberá ser con cautela y bajo monitoreo del personal de salud.
Ya sea como parte de los símbolos patrios o como hierba de uso común, el laurel, con su matiz verde que releja virtud es conocido como una especie que mejora las propiedades sensoriales de alimentos y platillos y que, además de sugerir múltiples beneficios a la salud, tiene un gran uso potencial a nivel industrial para la formación de plásticos con un menor impacto ambiental.
Referencias: