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¿Existe una dieta para prevenir la enfermedad COVID-19? Parte 2

Dra. Denisse Castro-Eguiluz

CONACyT – Departamento de Investigación Clínica 

Instituto Nacional de Cancerología, CDMX

¿Qué comer para estar preparados para defendernos del SARS-CoV-2?

Algunos patrones de dieta debilitan el sistema inmunológico

Un patrón de dieta se define como la alimentación habitual en cierta población. Se han estudiado diversos patrones de dieta para conocer su efecto en la salud de las poblaciones y se ha observado que los más dañinos son aquellos que promueven la inflamación crónica y la oxidación, que desencadenan enfermedades crónico-degenerativas como obesidad, diabetes, hipertensión, síndrome metabólico y cáncer, condiciones que conllevan a un mayor riesgo de desarrollar enfermedad severa por COVID-19.

El patrón de dieta tipo occidental es el que se ha asociado con mayor inflamación. Se caracteriza por ser una dieta alta en grasas saturadas, embutidos, carnes rojas, alimentos altamente procesados, frituras, azúcares y sal; además es una dieta baja en fibra, frutas, vegetales y pescado.10

Por ser pobre en frutas y verduras -alimentos ricos en antioxidantes– la dieta tipo occidental promueve un ambiente oxidativo, que estresa al sistema inmunológico favoreciendo la inflamación. Esta activación constante del sistema inmunológico lo puede llegar a agotar; de manera que un individuo que esté habituado a comer este tipo de dieta no tendrá la capacidad de eliminar eficientemente al virus -si se llegara a infectar- y promoverá un ambiente inflamatorio exacerbado y oxidativo que cause daño a diversos tejidos, como se observa en la enfermedad severa por COVID-19.11

¿Qué alimentos es conveniente evitar?

Un individuo que lleva una dieta tipo occidental requiere realizar un cambio de hábito radical en su alimentación para restaurar su sistema inmunológico y la homeostasis en todo su organismo. 

En los tiempos de pandemia que estamos viviendo necesitamos hacer todo lo posible para asegurarnos de que nuestro sistema inmunológico funcione de manera óptima, y esto incluye ser más cuidadosos y estrictos con los alimentos que comemos.

Es conveniente evitar un consumo excesivo de alimentos procesados por la cantidad de azúcares, grasas saturadas, aceites hidrogenados y sal que suelen contener. También es conveniente evitar el azúcar y alimentos preparados con azúcares, frituras, embutidos y carnes rojas en exceso (más de una vez a la semana). El consumo de bebidas alcohólicas debilita al sistema inmunológico, en particular en vías respiratorias, por lo que es muy conveniente evitarlo.12

El patrón de dieta que lleva a un funcionamiento óptimo del sistema inmunológico

El patrón de dieta tipo mediterránea consistentemente se ha asociado con la salud y la generación de un ambiente anti-inflamatorio. Esta dieta se caracteriza por ser rica en frutas y verduras, alta en fibra, rica en leguminosas, granos enteros, pescado y grasas saludables, como el aceite de oliva.13 Cada componente de la dieta mediterránea ejerce un efecto particular y en conjunto logran un ambiente anti-inflamatorio, con todos los nutrimentos que requiere el sistema inmunológico para funcionar adecuadamente.

¿Qué alimentos es conveniente incluir en la dieta?

Dentro de las alteraciones en la enfermedad COVID-19 se encuentran la inflamación exacerbada y el incremento de radicales libres; por lo tanto, los factores protectores de la dieta deben tener propiedades anti-inflamatorias y antioxidantes.14

Las frutas y verduras frescas contienen antioxidantes como la vitamina C y la vitamina A. Más aun, los alimentos de origen vegetal -todas las partes que conforman a las plantas, incluyendo raíces, tallos, hojas, flores, frutos y semillas- contienen compuestos fenólicos. Estos dan color, aroma y sabor particular a los alimentos y forman parte de los mecanismos de protección de las plantas, por lo cual son potentes antioxidantes.15,16

A estos compuestos se ha atribuido en buena parte el efecto benéfico de los llamados “súperalimentos”; algunos ejemplos son la cúrcuma, el jengibre, el apio, el brócoli, la espinaca, las moras azules, la guanábana, la chía, la pimienta, la canela, el té verde y el café, entre otros.17 Para asegurar el consumo de una gran variedad de estos compuestos, hay que cubrir toda la gama de colores con estos alimentos. Además de su potente capacidad antioxidante, tienen propiedades anti-inflamatorias e incluso antivirales, por lo que sin duda deben formar parte de nuestra dieta, y debemos consumirlos en cada comida, para prepararnos para defendernos del SARS-CoV-2.18,19

Otro componente que encontramos en las frutas y vegetales, y de manera importante en las leguminosas y granos enteros, es la fibra. Algunos ejemplos de alimentos ricos en fibra son la tortilla de maíz, los nopales, los frijoles, las habas, la avena y la calabaza, entre otros. La fibra no solo ayuda a mantener un tránsito intestinal adecuado, además alimenta la microbiota intestinal. La microbiota es el conjunto de microorganismos que residen en la luz del intestino y, cuando está compuesta por organismos no patógenos, nos aporta muchos beneficios. Uno de los beneficios que se han estudiado ampliamente en los últimos años es su interacción con el sistema inmunológico, ya que la microbiota entrena al sistema inmunológico para que aprenda a atacar a los organismos dañinos, como el coronavirus, y a tolerar a los organismos y sustancias benéficas.20 Los alimentos con probióticos contienen organismos que enriquecen la microbiota. A través de una dieta rica en fibra y alimentos como el yogurt natural podemos desarrollar una microbiota saludable.16

El consumo frecuente de pescado, en particular pescado de agua fría como el atún, las sardinas y el salmón, ayuda a controlar la inflamación porque contienen ácidos grasos omega-3, que tienen efectos anti-inflamatorios.21 Es importante contar con estos compuestos anti-inflamatorios, ya que en caso de infectarse con SARS-CoV-2, ayudarán a prevenir que la inflamación salga de control.

Las grasas saludables se encuentran en aceites insaturados y otros alimentos como el aguacate, el coco, las nueces y semillas. Entre otras propiedades, estos alimentos tienen un alto contenido de vitamina E, la única vitamina antioxidante que protege de la oxidación a las membranas celulares y a tejidos del organismo, como las vías respiratorias. Particularmente, el aceite de oliva también tiene compuestos antioxidantes y muchas propiedades que promueven la salud.22

Es importante enfatizar que ningún alimento por sí solo es suficiente. Un gran número de estudios han buscado demostrar efectos benéficos para la salud en alimentos aislados, sin encontrar cambios significativos. Al consumir una dieta compuesta por esta variedad de alimentos, se suman los efectos benéficos de cada uno y esto lleva a un impacto claro en la salud; juntos aportan todos los elementos que requiere el sistema inmunológico para hacer sus funciones y no salirse de control.23

Otros componentes de la dieta y estilo de vida

Además de los componentes de la dieta mencionados, la vitamina D destaca por el papel que ha tomado durante la presente pandemia; de hecho, se ha demostrado que la mayoría de los individuos que presentan enfermedad severa por COVID-19 tienen deficiencia de vitamina D. Esta se obtiene principalmente por la exposición a los rayos solares, por eso difícilmente se puede cubrir su requerimiento a través de la dieta. Esta vitamina modula al sistema inmunológico, promoviendo que elimine al virus SARS-CoV-2 y controlando la inflamación para que no se salga de control.24 Desafortunadamente, debido al encierro por la cuarentena disminuyó, considerablemente, la exposición al sol de la población en general. Por lo tanto, es recomendable consultar a un nutriólogo para identificar si hay deficiencia de vitamina D y, entonces, consumir un suplemento.

Otro nutrimento indispensable para múltiples funciones del sistema inmunológico es el zinc, que se encuentra en mariscos como los ostiones y también se puede consumir como suplemento.25

Otros factores de estilo de vida que hay que considerar para fortalecer el sistema inmunológico son: beber suficiente agua, dejar de fumar en caso de tabaquismo, dormir suficiente (7 a 9 horas), aprender técnicas para manejar el estrés (como yoga) y hacer ejercicio en forma constante (como caminar, trotar o realizar otra actividad por 40 minutos continuos 3 a 5 veces por semana).14

En conclusión, no es posible que una dieta pueda prevenir la enfermedad de COVID-19, como lo hace una vacuna, pero la dieta es absolutamente indispensable para mantener la función óptima del sistema inmunológico, para que nos defienda adecuadamente en caso de presentar infección por el virus de SARS-CoV-2.

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