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¿Existe una asociación directa entre el consumo de las bebidas azucaradas y el peso corporal?

La relación de las bebidas calóricas con la obesidad ha sido investigada en animales y seres humanos, sin embargo los estudios originales, así como revisiones y meta-análisis de los mismos, reportan resultados contradictorios, e incluso hay algunos que no reportan ningún efecto en lo absoluto. Para desentrañar la evidencia, un grupo de investigadores de la Universidad de Alabama, EE.UU., realizó un meta-análisis de ensayos controlados aleatorios (ECA), partiendo de un conjunto de criterios definidos. En este meta-análisis los resultados de diferentes estudios fueron recogidos y analizados en forma conjunta, con el fin de llegar a una conclusión general sobre la base de los datos científicos acumulados. Los ECA son considerados la mejor fuente de pruebas, debido a que estos estudios pueden controlar los factores conocidos y desconocidos que influyen en los resultados.

Una bebida nutritivamente endulzada (BNE) fue definida por los autores como un alimento que se bebe y que tiene añadido un edulcorante nutritivo (que proporciona energía). La revisión no incluyó estudios sobre bebidas light (las cuales solo contienen edulcorantes no nutritivos), jugo 100% de fruta, leche sin azúcar, sustitutos de alimentos ni alcohol. Los estudios en humanos tenían que durar al menos 3 semanas en las que los sujetos fueron asignados al azar a beber o no beber BNE y a quienes se les había medido la grasa corporal antes y después de la intervención. Los estudios que incluían sujetos bajo ciertos niveles de estrés, por ejemplo enfermos o embarazadas, fueron excluidos.

Tanto la literatura publicada como la no publicada fueron consideradas, y un total de 12 estudios cumplieron los criterios de inclusión. A medida que estos variaron en su enfoque, fueron analizados categóricamente. Los meta-análisis de cuatro estudios que agregaron BNE a la dieta, mostraron un aumento de peso dependiente de la dosis. La duración del estudio, relativamente corta (hasta 12 semanas), el tamaño pequeño de las muestras y la posibilidad de factores de confusión consistentes, fueron destacados como limitaciones que requieren una interpretación cuidadosa de los resultados.

Los meta-análisis de los estudios que trataron de reducir el consumo, en relación con la eficacia de la educación, en general, no encontraron ningún efecto sobre el índice de masa corporal (IMC, el peso corporal en kilogramos dividido por el cuadrado de la estatura en metros). Sin embargo, un análisis más profundo a través de medidas de índice de masa corporal al inicio del estudio (solo 3 estudios), sugirió que las intervenciones educativas para reducir el consumo pueden ser beneficiosas especialmente para las personas que tienen sobrepeso, lo que podría dar lugar a una significativa pérdida de peso o disminución en el aumento de peso, en comparación con los sujetos control con sobrepeso.

La base de la evidencia actual no se centra directamente sobre si el consumo a largo plazo de las BNE influye en el IMC. Otros factores que pueden jugar un papel, por ejemplo, incluyen las formas energéticas líquidos contra las formas sólidas y la presencia de la dulzura. Las bebidas alternativas, no incluidas en la definición de las BNE, tales como el café, el té, las bebidas deportivas, los jugos de frutas o el alcohol, pueden tener diferentes implicaciones respecto del peso corporal.

La evidencia actual no demuestra de manera concluyente que el consumo de BNE ha contribuido de forma única a la obesidad o que la reducción del consumo de BNE reducirá los niveles de IMC, en general. Es importante señalar que las conclusiones deben hacerse sobre la base de la totalidad de las pruebas. A la luz del problema de la obesidad que enfrentan los políticos responsables, el trabajo concluye la necesidad de futuras investigaciones para centrarse en llenar los vacíos. Hay una necesidad de ensayos aleatorios controlados adecuadamente para probar específicamente la eficacia (la salida en función de la entrada) de los programas que reducen la ingesta de BNA, especialmente entre las personas con sobrepeso.

Fuente: Eufic.org

Referencia: Mattes, R.D., Shikany, J.M., Kaiser, K.A., and Allison, D. B., (2011), “Nutritively Sweetened Beverage Consumption and Body Weight: A Systematic Review and Metaanalysis of Randomized Experiments”, Obesity Reviews, 12(5)

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