Todos conocemos los códigos de barras, esas rayitas con números que están en los envases o etiquetas de cualquier producto. Pero, ¿sabías que algunos científicos están combinando el uso de códigos de barras con datos de ADN de los alimentos? ¿Para qué quieren hacer esto?
Algunos científicos de las Universidades de Milán y Trieste, en Italia, están explorando la posibilidad de utilizar el sistema de código de barras pero con información del ADN de los alimentos para poder identificar la trazabilidad de los alimentos.
La trazabilidad es una especie de registro histórico en el que se identifica la trayectoria de un producto dentro de la cadena de suministro por donde pasa. Esto, en parte, sirve para saber qué tan fresco es el producto o si hay posibilidades de que esté contaminado.
Los códigos de barras se inventaron a principios de los 70s con el fin de monitorear los precios y mantener actualizado el inventario de las tiendas. Este sistema redujo mucho los costos de operación e hizo más eficiente el manejo de la mercancía.
El ADN, por otro lado, es la información contenida en los genes de cualquier ser vivo. Estos datos determinan las características peculiares de cada organismo; es algo así como una huella digital.
Código de barras de ADN
La idea de los científicos italianos de combinar la información del ADN y acomodarla en un sistema como el de código de barras, tiene el objetivo de identificar especies particulares de alimentos con una precisión mucho mayor que la que se tiene actualmente.
Esta tecnología de punta mejoraría el rastreo de los alimentos desde que salen de las granjas productoras hasta que llegan a la mesa del consumidor. Según el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación y la Alimentación de Investigación Internacional, este avance podría mejorar significativamente la capacidad y velocidad para descubrir el origen de los productos alimenticios contaminados. Pero, ¿es viable y rentable?
El éxito que tendrá el código de barras de ADN en la mejora de la trazabilidad de los alimentos, depende en primer lugar, de la disponibilidad de muestras de ADN de alta calidad. Entonces, lo primero que se necesita es una base de datos con información genética de los alimentos, cosa que puede llevar mucho tiempo y dinero conseguir.
Por otra parte, los códigos de barras de ADN se enfrenta a la variabilidad molecular de las especies. Esto es un problema en particular con el ganado y las aves de corral que han pasado por un proceso de hibridación. Es decir, de las diferentes cruzas que se han hecho entre esas especies de animales.
Una de las opciones para que el código de barras de ADN funcione, es utilizar las muestras más pequeñas posibles, para comparar marcadores genéticos cortos. Un marcador genético es un pedazo de la secuencia de ADN que contiene información suficiente como determinar la historia de un organismo.
Otros científicos han sugerido que llevar a cabo esta técnica es poco práctico debido a los costos de su elaboración y al tiempo que tardaría tener esa biblioteca con los datos genéticos de los alimentos. Por ahora, se están llevando a cabo grandes avances en los códigos de barras de ADN en Europa.
Esta tecnología se ha utilizado para identificar algunos productos dentro de los alimentos procesados, como la fruta en el yogur y jugos, té, purés y chocolates. Es importante señalar que el mismo procesamiento de los alimentos, puede alterar la estructura del ADN, haciendo que la aplicación de los códigos de barras de ADN en productos elaborados sea ineficaz. Otro punto en contra de este método.
Sin embargo, cuando se trata de reconocer las especies de animales y plantas, se han aprobado e identificado zonas exclusivas de genes. Usando marcadores especializados, las muestras pueden ser secuenciadas de forma rápida y económica y son lo suficientemente largas para poder identificar con precisión las variaciones entre las especies.
Los investigadores europeos han llegado a la conclusión de que la idea de usar los códigos de barras de ADN como una herramienta universal para la trazabilidad, tiene su mérito. Diferentes autoridades reguladoras, (es decir, la FDA, USDA, y el CDC) podrían utilizarla en diferentes contextos. Aunque aún quede mucha investigación pendiente para que la idea pueda convertirse en una práctica común.
El caso de éxito
Uno de los casos en los que el código de barras de ADN es un éxito, es en los mariscos porque el número de especies es mayor que en el de los mamíferos, por ejemplo, y eso mejora la efectividad de la técnica ya que es más fácil distinguir una especie de otra.
En el caso de los mamíferos, los perfiles genéticos suelen ser muy similares entre sí, lo que dificulta tener una cantidad de genes que nos informen sobre las diferencias específicas entre un organismo y otro, precisamente por su parecido.
Además, en el caso de los mariscos, los procesos clásicos de identificación no son muy útiles porque las características morfológicas de esos organismos suelen perderse después de un proceso industrial. Por otra parte, el código de barras de ADN permite la identificación de las variedades locales y por lo tanto el origen del producto.
Otros usos del código de barras de ADN
Esta tecnología ya ha sido utilizada para identificar fraudes comerciales que son potencialmente peligrosos para la salud. Un ejemplo de esto es cuando el pez globo, que es muy tóxico, es etiquetado como rape.
Aunque se ha mostrado la eficacia y conveniencia del uso de esta técnica en el caso de los mariscos, todavía faltan investigaciones para que se pueda aplicar a cualquier tipo de marisco de manera confiable.
La conclusión a la que han llegado los investigadores, por el momento, es que los códigos de barras de ADN pueden convertirse en una herramienta de identificación de las materias primas y de cualquier alimento. Pero aún hace falta realizar investigaciones más amplias al respecto y recursos para poder elaborar las bases de datos genéticas de las diferentes especies.
Fuentes:
