L. en N. Liliana Ortega
Consultora
El cáncer de mama se ubica en México como la primera causa de muerte por cáncer en la mujer. “Anualmente se estima una ocurrencia de 20,444 casos en mujeres con una incidencia de 35.4 casos por 100,000 mujeres”.(1)
El cáncer de mama es un tumor maligno que se origina en las células de la mama, este grupo de células cancerosas puede crecer e invadir los tejidos cercanos donde se originó o puede llegar a propagarse por diferentes partes del cuerpo, lo que se denomina metástasis.
Como en la mayoría de los cánceres, el origen de esta enfermedad es multifactorial, es decir, no se puede indicar un factor único como el causante del desarrollo de la misma. Algunos de los factores conocidos son:
Factores biológicos
Factores iatrogénicos o ambientales
Historia reproductiva
Estilo de vida
Como se observa, la mayoría de los factores de riesgo que desencadenan el cáncer de mama, no se pueden modificar. De ahí la importancia de trabajar en la cultura de la prevención como una medida básica para detectar el padecimiento en etapas tempranas y atenderlo de manera inmediata.
Las instituciones de salud del país realizan campañas masivas entre la población para promover la autoexploración de las glándulas mamarias desde el inicio de la menarca, a fin de detectar cualquier anomalía en ellas, ya sea, alguna secreción, cambio en la coloración y en la textura de la piel, o bien la presencia de algún tejido.
A partir de los 20 años de edad es recomendable, además de realizar la autoexploración mamaria, asistir una vez al año con el ginecólogo, para que realice la exploración clínica de las mamas. Después de los 40 años, se debe realizar una mastografía una vez por año, como examen complementario de prevención, ya que es un estudio radiológico más detallado de las mamas.
En caso de encontrar alguna alteración en los resultados, el médico especialista indicará el tratamiento a seguir y el lapso en que el paciente deberá realizarse nuevamente los estudios pertinentes.
Entre los factores de riesgo, están los relacionados con el estilo de vida, y estos sí pueden ser modificados. El cambio requiere que como sociedad y como individuos, fortalezcamos la autorresponsabilidad en el cuidado de nuestra salud. Hacerlo puede ser una gran diferencia.
Se tiene que crear conciencia en cada hogar, sobre la necesidad de fomentar estilos de vida saludables, sin temor, con constancia y valentía, haciendo equipo, porque nadie puede negar que la salud es el bien más preciado.
Probablemente sean los jefes de familia los que tomen la iniciativa, pues además son responsables del estilo de vida que siguen los menores a su cargo; o tal vez los jóvenes, asiduos a la tecnología y más informados sobre el desarrollo de esta enfermedad en particular, quienes sean los promotores de una campaña interna de salud y bienestar.
Seguir hábitos sanos puede hacer la diferencia en la calidad de vida. Es muy importante que los miembros de la familia se apoyen entre sí para lograr los cambios que podrían ser una medida de prevención de este tipo de enfermedades.
Algunas opciones para mejorar nuestros hábitos y tener una mejor calidad de vida son:
Siguiendo hábitos de vida saludable y realizando prácticas de prevención, se puede prevenir el riesgo de desarrollar cáncer de mama, o bien atenderlo de manera oportuna. Cualquier momento de la vida es un bueno para comenzar a elegir vivir mejor.
Referencias:
Fuentes: