Dra. Ruth Pedroza Islas
Universidad Iberoamericana
El café es una de las bebidas más populares por su agradable sabor, aroma y por su contenido en cafeína; es consumida por una tercera parte de la población a nivel mundial. Recientemente ha sido objeto de múltiples estudios científicos, ya que el café, por su contenido en compuestos antioxidantes, se ha asociado con la reducción de los riesgos de padecer algunas enfermedades crónico-degenerativas y con favorecer la utilización de grasa, lo cual es relevante en problemas de sobrepeso.
La cafeína que contiene el café se considera como un estimulante del sistema nervioso central. Cuando ingerimos café, la cafeína se absorbe rápidamente en el estómago y el intestino para ser distribuida en el organismo, incluído el cerebro. Los atletas han usado la cafeína por sus propiedades de mejorar el desempeño e incrementar la resistencia y la potencia, además de ser una sustancia permitida por el Comité Olímpico Internacional. La manera en que la cafeína produce estos efectos no ha sido completamente entendida y se postula que la acción mejoradora del rendimiento y la resistencia, involucra tanto al sistema nervioso central, como al sistema músculo esquelético. Por esa acción mejoradora, la cafeína es considerada como una sustancia ergogénica.
También se sabe que la cafeína induce la producción de ciertas sustancias en el plasma, las cuales durante el ejercicio, favorecen la utilización de los ácidos grasos para la obtención de energía para los músculos, antes que utilizar la glucosa almacenada (glucógeno). Ello beneficia el rendimiento durante la ejecución de actividades de larga duración, ya que el hecho de retener el glucógeno retarda el agotamiento.
El consumo de cafeína en dosis de 5mg/kg de peso corporal (aproximadamente de 2 a 3 tazas de café percolado al día) es suficiente para movilizar la utilización de la grasa como combustible. Esto se ha demostrado al evaluar el incremento significativo de la oxidación de la grasa intramuscular, aunque también se utiliza la grasa extramuscular, por lo que el café puede ser aprovechado en algunos programas para bajar de peso. La concentración máxima de cafeína se alcanza entre los 30-45min después de ingerirla, se metaboliza en aproximadamente 3 horas y se excreta prácticamente en su totalidad por la orina.
Dosis menores de cafeína, de 1 a 3mg/kg de peso corporal (aproximadamente 1-2 tazas de café diarias), también tienen un efecto positivo en la mejora del rendimiento durante la actividad física e incluso en la concentración mental. Se ha señalado que es mejor consumir café como fuente de cafeína, que administrarla como un fármaco, ya que se ha demostrado que no se logran los mismos efectos. Esto es así quizá por la presencia de otros compuestos en el café que podrían participar en conjunto con la cafeína en el incremento positivo de las funciones mencionadas durante el ejercicio.
Se cree que otro de los posibles mecanismos por los que la cafeína podría estar mejorando la resistencia es el incremento en la secreción de endorfinas, las cuales aumentan significativamente con el consumo de 6mg/kg de cafeína (aproximadamente 3-4 tazas de café por día). El ejercicio también incrementa la producción de endorfinas, así que la combinación café-ejercicio favorece una mayor producción de estas teniendo como beneficio sus propiedades analgésicas y por consiguiente, una disminución en la percepción del dolor.
Otro de los aportes del consumo de café es sobre los parámetros cognitivos. Por ejemplo, en un estudio con jugadores de fútbol soccer, quienes consumieron 6mg de cafeína/kg de peso corporal (3-4 tazas de café), mejoraron su exactitud para dar pases y un mayor control de la pelota, lo que sugiere además un efecto positivo en las habilidades motoras finas.
Así que beber al menos 2 tazas de café de 30 a 35 minutos antes de realizar la actividad física nos brindará beneficios en rendimiento, en resistencia y en habilidades mentales.
Referencias: