Cargando

Escriba aquí

El solsticio de invierno, el Sol renace

Dr. José Luis Curiel Monteagudo

Universidad Iberoamericana

Para celebrar la renovación de la vida, los romanos realizaban ritos y celebraciones en torno al solsticio de invierno, precisamente cuando el Sol renace. Con el inicio del invierno comenzaba un período de escasez. De diciembre a marzo se consideraba un lapso de hambruna. De forma previa, los romanos realizaban las Saturnalia, palabra latina que evoca las celebraciones festivas para honrar al dios Saturno, deidad de la agricultura, durante las noches obscuras del 17 al 21 de diciembre. Encendían antorchas y luminarias hasta el nacimiento del nuevo Sol, precisamente en el solsticio de invierno (21 de diciembre). 

Como decíamos, la fiesta comenzaba con un sacrificio en el templo de Saturno, en el foro romano, y con un banquete público, seguido por el intercambio de regalos, continuos festejos y un ambiente de carnaval en el que se producía una relajación de las normas sociales. El poeta Catulo la llamó «el mejor de los días.»

Aunque, oficialmente, la fiesta era el 17, la tradición (y las proverbiales ganas de cachondeo del romano medio) seguía marcando la duración de los festejos del 17 al 23 de diciembre. César incluso las aumento dos días más; Calígula (gran fiestero) le aumentó otro, al que llamo día de la juventud; y Domiciano estableció, finalmente, un ciclo de siete días de fiesta constituyendo, desde entonces hasta su prohibición con la llegada del cristianismo, una de lasferiae más importantes de Roma.

Eran Navidad y Carnaval a un mismo tiempo: siete días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos. Los romanos asociaban a Saturno, dios agrícola protector de sembrados y garante de cosechas, con el dios prehelénico Cronos, que estuvo en activo durante la mítica Edad de Oro de la Tierra, cuando los hombres vivían felices, sin separaciones sociales. Durante las Saturnales, los esclavos eran frecuentemente liberados de sus obligaciones y sus papeles, en algunos casos, cambiados con los de sus dueños.

Las Saturnales, descubre el verdadero origen de la navidad

En las fiestas Saturnales, se decoraban las casas con plantas y se encendían velas para celebrar la nueva venida de la luz (¿nos suena todo esto?). Los romanos, amigos y familiares, se hacían regalos (en un principio, recordando a antiguos rituales, velas o figurillas de barro) como los que se hacen en la fiesta de la Navidad.

Posteriormente, el nacimiento del Sol y su nuevo período de luz fueron sustituidos por la Iglesia, quien hizo coincidir en esas fechas el nacimiento de Jesús de Nazaret, con el objetivo de acabar con las antiguas celebraciones. Gradualmente, las costumbres paganas pasaron al Día de Año Nuevo, siendo asimiladas, finalmente, por la fiesta cristiana que hoy en día se conoce universalmente como el Día de Navidad.

El primer “donut” de la historia: Una dulce tradición de muchos siglos de historia

El origen del roscón no tiene nada que ver con la llegada de los Reyes Magos a Belén para adorar al niño, sino que parece estar relacionado con las saturnales romanas. Estas no eran más que fiestas dedicadas al dios Saturno con el objeto de que el pueblo romano, en general, pudiera celebrar los días más largos que empezaban a venir tras el solsticio de invierno. Para estos festejos se elaboraban unas tortas redondas hechas con higos, dátiles y miel, que se repartía por igual entre los plebeyos y esclavos.   

El pastel que se hace en España, en estas épocas, tiene forma de rosca, más o menos imitando  una corona real. Cubierta de frutas escarchadas, que asemejan las joyas de la corona, lleva escondida en su interior una pequeña sorpresa, a veces de gran lujo y valor. La tradición dice que quien la encontraba tenía que pagar el roscón. 

Curiosamente, esta torta, este dulce, es conocido en la cocina portuguesa  como “Bolo de Rei”, aunque no consta de los mismos ingredientes. La receta del roscón es antigua en el mediterráneo y también se encuentran dulces semejantes en la Provenza francesa. El rey francés Luis XV quedó encantado con el roscón y se dedicaría a propagarlo, con una moneda en su interior como sorpresa, entre la aristocracia francesa y europea. 

Así fue como llegaría a España, de manos de la Casa de los Borbones, donde recibió una excelente acogida. Pronto, la costumbre pasaría de los nobles al pueblo llano, siendo Madrid y Sevilla importantes baluartes de esta obra maestra de la repostería. Poco a poco, todo el país e Hispanoamérica se fueron dejando seducir por su sabor único. Es costumbre en muchos de aquellos países merendar el Roscón de Reyes con chocolate, además de adornarlo con miel y frutos del desierto, como dátiles o higos.

Actualmente, el objeto que se pone dentro del pan va siendo sustituida por otro tipo de regalos, llamados sorpresas. Por cuestiones higiénicas, dichas sorpresas deben ir cubiertas en envoltorio protector y aislante. Originalmente, la sorpresa se hacía de porcelana o cerámica y, actualmente, es de plástico resistente al calor. Se cree que la sorpresa representa al niño Jesús, que tuvo que ser escondido y protegido en los días de su nacimiento. En algunos lugares se incluyen dos sorpresas: el objeto metálico y una figurita. El tipo de sorpresa es muy variable: adornos, muñequitos infantiles, miniaturas de objetos, personajes cinematográficos o incluso lo que el cliente desee. 

El roscón se elabora  con harina, levadura, leche, huevos, agua de azahar, margarina, azúcar y sal, principalmente, aunque se pueden añadir otros ingredientes, como anís o cualquier aromatizante, al gusto. La decoración es otro de sus puntos fuertes, ya que le da un aroma impecable, un sabor más atrayente y un colorido vistoso. Para la decoración y aromatización se usa naranja natural con piel, ralladuras de limón, frutas confitadas (guindas, calabaza, etc.), azúcar glasé y almendras laminadas. Dicen que la fruta confitada, de color rojo y verde, son el símbolo que representa las gemas y esmeraldas que los Reyes de Oriente llevaban en sus túnicas.

Este dulce manjar es, actualmente, el dulce típico e insustituible para estas fechas navideñas en España y otros muchos lugares. Suele gustar a todo el mundo por su variedad: sin relleno o relleno de nata, crema pastelera, chocolate, trufa, etc. Hay que decir que el clásico es sin relleno o relleno con nata, pero que con el tiempo van surgiendo cada vez más y más variedades.

Etiquetas

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *