Dr. Jorge Ruiz Ruiz
Universidad Anáhuac, Mayab
La microbiota intestinal, conformada por miles de millones de microorganismos que habitan en el tracto digestivo, ha emergido como un factor clave en el mantenimiento de la salud humana. Su influencia abarca procesos fisiológicos fundamentales como la digestión, el metabolismo, la regulación inmunológica e incluso la modulación del estado de ánimo (Garza-Velasco y col., 2021). En la actualidad, la evidencia científica ha demostrado que el equilibrio de esta comunidad microbiana depende en gran medida de la alimentación. En particular, el consumo habitual de alimentos no procesados y de productos formulados específicamente para favorecer la salud intestinal constituye una estrategia efectiva para preservar la homeostasis del ecosistema intestinal y prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas (Álvarez y col., 2021).
La microbiota intestinal incluye bacterias, virus, levaduras y arqueas que interactúan de manera simbióticacon el organismo humano (Ortega y col., 2022). Este conjunto microbiano participa en múltiples funciones vitales, entre las que destacan: a) La fermentación de compuestos no digeribles, generando metabolitos bioactivos. b La síntesis de vitaminas (como K, B12 y biotina). c) La maduración y regulación del sistema inmunológico. d) La protección frente a microorganismos patógenos. e) La modulación del eje intestino-cerebro, con implicaciones en la salud mental. El desequilibrio, o disbiosis, de la microbiota se ha asociado con un amplio espectro de patologías (Bustos-Fernández y Hanna-Jairala, 2022).
Estrategias alimentarias para promover una microbiota saludable
Diversos estudios han demostrado que la calidad y diversidad de la dieta influyen directamente en la composición y funcionalidad de la microbiota intestinal (Álvarez-Calatayud y col., 2018). A continuación, se describen los principales grupos de alimentos que contribuyen positivamente a su equilibrio:
Microbiota, alimentación y prevención de enfermedades
Una microbiota intestinal diversa y funcional cumple un papel fundamental en la prevención de múltiples enfermedades, tanto agudas como crónicas. Su capacidad para modular la respuesta inflamatoria sistémica, reforzar la integridad de la barrera epitelial intestinal y mantener el equilibrio del sistema inmunológico convierte a este ecosistema microbiano en un objetivo estratégico para las intervenciones nutricionales orientadas a la promoción de la salud (Álvarez y col., 2021). Diversos estudios han demostrado que una microbiota equilibrada contribuye a la prevención de enfermedades metabólicas como la obesidad, la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2, así como de trastornos gastrointestinales inflamatorios, alergias alimentarias y ciertas enfermedades autoinmunes. Además, la evidencia emergente sobre el eje intestino-cerebro —un sistema de comunicación bidireccional entre el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso central— revela que el equilibrio microbiano intestinal tiene una influencia significativa en el estado de ánimo, el comportamiento y la función cognitiva (Bustos-Fernández y col., 2022).
Se ha observado que alteraciones en la composición de la microbiota pueden estar asociadas con trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad, así como con afecciones neurológicas, incluyendo el autismo y la enfermedad de Parkinson (Castañeda-Guillot, 2020). Esto ha dado lugar al desarrollo de un nuevo campo de investigación: la psicobiótica, que estudia el impacto de probióticos y prebióticos en la salud mental a través de la modulación de la microbiota intestinal (Fuenmayor-González y col., 2022). Por lo tanto, preservar la diversidad microbiana mediante una alimentación adecuada no solo favorece la salud digestiva, sino que también constituye una herramienta prometedora para mejorar el bienestar emocional y neurológico.
El mantenimiento de una microbiota intestinal saludable constituye una prioridad para preservar la salud general y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. La adopción de una alimentación basada en alimentos naturales, ricos en fibra, junto con el consumo responsable de alimentos fermentados y funcionales diseñados con respaldo científico, representa una intervención eficaz y accesible para promover el bienestar integral.
Referencias:
Álvarez-Calatayud, G., Guarner, F., Requena, T., Marcos, A. (2018). Dieta y microbiota. Impacto en la salud. Nutrición Hospitalaria. 35(6):11-15. https://dx.doi.org/10.20960/nh.2280
Álvarez, J., Fernández-Real, J.M., Guarner, F., Gueimonde, M., Rodríguez, J.M., Saenz de Pipaon, M., Sanz, Y. (2021). Microbiota intestinal y salud. Gastroenterología y Hepatología. 44(7):519-535.https://doi.org/10.1016/j.gastrohep.2021.01.009
Bustos-Fernández, L.M., Hanna-Jairala, I. (2022). Eje cerebro intestino microbiota. Importancia en la práctica clínica. Rev. gastroenterol. 42(2):106-116. http://dx.doi.org/10.47892/rgp.2022.422.1438
Castañeda-Guillot, C. (2020). Microbiota intestinal y trastornos del comportamiento mental. Revista Cubana de Pediatría. 92(2).
Fuenmayor-González, L., Fajardo-Loaiza, T., Rivadeneira-Dueñas, J., Arévalo-Mancheno, J. (2022). Microbiota, probióticos y el comportamiento humano. Vive Rev. Salud. 5(13): 75-86. https://doi.org/10.33996/revistavive.v5i13.1132
Garza-Velasco, R., Garza-Manero, S.P., Perea-Mejía, L.M. (2021). Microbiota intestinal: aliada fundamental del organismo humano. Educación química. 32(1):10-19. https://doi.org/10.22201/fq.18708404e.2021.1.75734
Ortega, M.Á., García-Montero, C., Fraile-Martínez, O., Monserrat, J., Álvarez-Mon, M.A. (2022). La microbiota intestinal en la salud y en la enfermedad, Medicine – Programa de Formación Médica Continuada Acreditado. 13(69):4054-4063. https://doi.org/10.1016/j.med.2022.12.003