M.C Ana Laura Ulloa Ogaz
Dra. Guadalupe Virginia Nevárez-Moorillón
Facultad de Ciencias Químicas
Universidad Autónoma de Chihuahua
Brucella es una bacteria en forma de cocobacilo causante de la enfermedad zoonótica (enfermedades que pueden transmitirse entre humanos y animales) también conocida como “fiebre ondulante” o “fiebre mediterránea”. Las especies más comunes que causan infección en humanos son Brucella melitensis (más común), Brucella abortus, Brucella suis y Brucella canis.
Puede propagarse a través de los alimentos y el agua y posee una gran capacidad para sobrevivir en diferentes ambientes. Por ejemplo, pueden permanecer viables durante varios meses en el agua, estiércol, lana, heno, materiales de trabajo y en la ropa. Además, resisten temperaturas muy bajas, humedad moderada y pH cercano a la neutralidad. En heces húmedas y con frío puede resistir hasta 8 meses. Crecen muy bien en zonas protegidas de la luz solar, e incluso en los restos de animales congelados pueden retener su capacidad infectante por muchos años (1).
Brucella se transmite principalmente por alimentos de origen animal contaminados, sobre todo cuando no son pasteurizados o manipulados adecuadamente. Los animales más afectados por esta bacteria son cabras, ovejas, bovinos y cerdos. Por ello, los productos más vulnerables son los lácteos y derivados como la leche cruda, quesos frescos, nata, mantequilla y crema. También los productos cárnicos, especialmente la carne cruda o poco cocida.
La ingestión de estos productos elaborados con animales infectados y con poca cocción es la fuente común de infección en las personas. Incluso se puede transmitir por inhalación de bacterias en el aire que pueden ocurrir en entornos de laboratorio; también a través de la manipulación de tejidos, órganos, sangre, orina o placentas de animales infectados, especialmente durante el sacrificio, los procedimientos veterinarios o el procesamiento de la carne (2).
La brucelosis rara vez se transmite de persona a persona. Se han presentado casos aislados por trasplante de medula ósea, transfusiones de sangre o contacto sexual. Incluso por transmisión transplacentaria o a través de la leche materna (3).
Los síntomas en humanos: la “fiebre ondulante”
La infección por brucelosis puede ser aguda, subaguda o crónica, ya que afecta varios órganos y sistemas. El síntoma principal es la fiebre ondulante con sudoraciones, dolor muscular y cansancio extremo. Entre otros signos y síntomas se presentan escalofríos, debilidad, dolor de cabeza y malestar general. También provoca malestar digestivo como náuseas, vómito, dolor abdominal y, en algunos casos, hepatomegalia o esplenomegalia (aumento de tamaño del hígado y bazo).
La brucelosis crónica se define cuando dura más de 6 meses y las recaídas ocurren en cerca del 15% de los casos tras el tratamiento. En estos casos se puede presentar artritis, endocarditis y manifestaciones neurológicas. En la mayoría de los infectados, la brucelosis puede durar de 2-4 semanas y recuperarse de forma espontánea. En otros casos se pueden presentar los síntomas de manera intermitente, que fluctúan cada 2-14 días y suelen recuperarse en 3-12 meses (3).
Según el Anuario de Morbilidad 2022 de la Secretaría de Salud de México, se registraron 3,283 casos nuevos de brucelosis humana durante ese año. Para los años 2023 y 2024, los datos de casos de brucelosis humana aún no están disponibles en los anuarios oficiales. Sin embargo, en el boletín oficial del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) de la Secretaría de Salud de México, al cierre de la semana 8 de 2025, se registraron 162 casos acumulados de brucelosis humana en el país (4).
Técnicas de diagnóstico
El diagnóstico, tras la sospecha de infección por Brucella, puede ser por cultivo bacteriano que, además, se utiliza como método de confirmación. También se puede diagnosticar por análisis en sangre, pero no es completamente específica y no siempre puede distinguir las reacciones causadas por Brucella de las reacciones cruzadas con otras bacterias. Las pruebas más comunes son Rosa de Bengala, o ELISA (útil en fase aguda y seguimiento de tratamiento). Se pueden realizar pruebas moleculares como PCR para detectar la bacteria en sangre o tejidos, tiene alta sensibilidad y se realiza especialmente en casos de formas crónicas o complicadas (5, 6).
Buenas prácticas de manejo de alimentos
Para prevenir la infección por Brucella se requiere seguir buenas prácticas de manejo de los alimentos, como una adecuada higiene y cocción de estos. De preferencia consumir únicamente leche pasteurizada, evitar quesos o yogurt hechos con leche cruda, y mantener los lácteos refrigerados a ≤4°C. Asimismo, limpiar y desinfectar los recipientes y utensilios utilizados para manipular la leche.
En el caso de consumo de carne, cocinarla a temperaturas seguras (≥70°C) y evitar consumir vísceras crudas o poco cocidas. También, es importante separar carnes crudas de otros alimentos para evitar contaminación cruzada. Lavarse las manos con agua y jabón, usar tablas de cortar y utensilios diferentes para carnes y vegetales. Mantener una buena higiene durante el manejo de los alimentos es crucial para evitar infecciones por bacterias zoonóticas.
La prevención de la infección por Brucella no se basa únicamente en medidas de seguridad alimentaria, higiene ocupacional y seguridad. También es necesario establecer campañas educativas sobre la prevención del consumo de leche y productos lácteos crudos, no tratados o inseguros; informarse sobre las advertencias que brindan las autoridades de salud y las autoridades veterinarias. Por ello, es importante la coordinación de profesionales de la salud tanto del sector humano como del sector animal para obtener orientación sanitaria y promover las buenas prácticas de salud recomendadas, como la manipulación segura de animales y el procesamiento seguro de los alimentos.
Referencias:
Manual para la Vigilancia Epidemiológica de la Brucelosis. 2015. https://epidemiologia.salud.gob.mx/gobmx/salud/documentos/manuales/03_Manual_Brucelosis.pdf
About Brucellosis. CDC. 2024. https://www.cdc.gov/brucellosis/about/index.html
Brucellosis. WHO. 2020.https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/brucellosis
Boletín epidemiologico. (SINAVE) 2025. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/982667/sem09.pdf
Mellace, M., Roncada, P., Tilocca, B., & Ceniti, C. (2025). Diagnosis and control of brucellosis through food: The contribution of omics sciences. Microbial Pathogenesis, 171, 107434. https://doi.org/10.1016/j.micpath.2025.107434
Laine, C. G., Johnson, V. E., Scott, H. M., & Arenas-Gamboa, A. M. (2023). Global estimate of human brucellosis incidence. Emerging Infectious Diseases, 29(9), 1789–1797. https://doi.org/10.3201/eid2909.230052