Dra. Mónica Alejandra Robles-Arias
Dra. Alma Cruz-Guerrero
Universidad Autónoma Metropolitana
Si bien por la placenta se alimenta al feto, la leche materna es y debería ser el principal alimento durante los primeros meses de vida del neonato. Factores como la genética, edad, estado socio económico, etapa de lactancia, entre otros, afectan la composición de la leche. Sin embargo, el estado nutricional de la madre también es clave en la constitución de la leche materna, ya que influirá en la composición nutrimental de la leche, así como en los componentes bioactivos que se encuentran en ella.
La dieta de las madres impacta en los nutrimentos de la leche materna
La alimentación de los neonatos durante los 2 años de vida influye e incluso “programa” el riesgo de padecer enfermedades a largo plazo, como la obesidad. Debido a ello, si la madre presenta un estado de malnutrición durante el periodo de lactancia, tendrá efectos negativos en la salud del niño (Vieira, 2023). Se ha encontrado, en leche de madres con obesidad, la presencia de componentes obesogénicos (factores que contribuyen a la acumulación de grasa corporal en las personas) como manosa, ribosa, lyxitol, glicerol, etc. (Saben et al., 2020). También se ha demostrado una relación entre el Índice de Masa Corporal (IMC) de la madre y el contenido de grasa en leche materna (Daniel et al., 2021). Se estima un incremento de 16.5% de grasa en la leche de una madre con IMC de 30 comparada con la leche de una madre con IMC ≥18.5, además de presentarse un desbalance entre los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, lo cual afecta el desarrollo neurológico del neonato (Picó et al., 2021).
La microbiota de la leche materna cambia con la dieta de las madres
Aun cuando el feto ya posee microbiota, la mayoría de ella comienza y se desarrolla después del nacimiento, influenciada en primera instancia por la vía de nacimiento (parto natural o cesárea) y posteriormente por su alimentación. Un bebé que es alimentado con leche materna tendrá una microbiota más rica y con mayor presencia de bacterias “saludables”; esto se debe a que la microbiota de la madre es transportada a la glándula mamaria y posteriormente transferida al lactante a través de la leche.
La alimentación de la madre influye en la leche materna, por lo que se recomienda llevar una alimentación correcta y equilibrada. Una deficiencia de vitaminas en la leche materna podría condicionar deficiencias en el lactante, en especial la tiamina, riboflavina, vitamina B6, B12, E y A. Además de las vitaminas, el consumo adecuado de oligoelementos durante el embarazo y la lactancia es de suma importancia. Existen diversos oligoelementos cuya ingesta debe aumentar durante la lactancia como son el calcio, yodo y el selenio. Por ejemplo, durante el periodo de lactancia, el calcio que contiene la leche materna es extraído de los huesos de la madre, por lo que es importante aumentar el consumo de alimentos ricos en calcio (como el pescado, lácteos, brócoli, etc.). Por otra parte, el selenio interviene en el sistema inmune, la función de la tiroides y metabolismo del colesterol; mientras que el consumo adecuado de yodo por parte del lactante garantiza una correcta síntesis de hormonas tiroideas (Segura et al., 2016).
Así mismo, se ha relacionado el consumo de vitaminas o macronutrimentos con la microbiota, por ejemplo, el consumo de vitamina C aumenta la concentración de Streptococcus y Estafilococcus, mientras que el consumo de ácidos grasos poliinsaturados aumenta la concentración de bacterias del género Bifidobacteium (Padilha et al., 2019).
Como bien es sabido, durante el embarazo y la lactancia se deben evitar alimentos y sustancias que dañen la salud del bebé como el alcohol, la cafeína, etc., pero, además se debe evitar el consumo de edulcorantes como el aspartame, la sucralosa o el acesulfame K que se encuentran en la mayoría de las bebidas reducidas o sin calorías. Se ha encontrado en la leche materna una relación entre el consumo de estos edulcorantes con la microbiota presente en el calostro. La concentración de Methanobrevicater (una arquea asociada a la obesidad en niños mexicanos) aumentó en el calostro de madres que durante el embarazo y lactancia consumieron edulcorantes con frecuencia. Esto incrementa el riesgo del neonato a padecer sobrepeso, obesidad y diabetes tipo 2 en su edad adulta (Tapia-Gonzáles et al.,2023).
La leche materna como primera línea de defensa ante enfermedades
La leche materna no se limita solo a nutrimentos o microbiota, además contienen compuestos bioactivos, como anticuerpos. Aunque la madre transfiere anticuerpos IgG al feto a través de la placenta, durante la lactancia se comparte la experiencia inmunológica de la madre. Como hemos mencionado anteriormente el estado nutricional de la madre influye en muchos componentes de la leche materna y los anticuerpos no son la excepción. Se ha demostrado que leche de madres con obesidad contienen una mayor concentración de anticuerpos IgG y menor concentración de anticuerpos IgA. Estos son importantes porque son la primera línea de defensa contra infecciones. Se ha asociado los niveles bajos de IgA con enfermedades autoinmunes como la enfermedad celiaca, además de una tendencia a enfermar con mayor frecuencia de las vías respiratorias, pulmones y aparato digestivo.
Así mismo, se asoció la obesidad con una menor cantidad de células productoras de anticuerpos, esto se demostró al evaluar la leche de madres vacunadas contra SARS-CoV2 con IMC saludable y madres con elevado IMC, en el tercer trimestre del embarazo, en donde no se encontró un aumento de anticuerpos IgG e IgA específica para el dominio de unión al receptor del SARS-CoV2, a diferencia de la leche de madres con IMC saludable, en donde la concentración de ambos anticuerpos aumentó (Sánchez-Salguero et al., 2025).
Si bien, este artículo establece las desventajas de una mala alimentación de la madre y su efecto en la leche materna (y, por lo tanto, en el lactante) es importante aclarar que aún con estos inconvenientes, la leche materna sigue siendo la mejor opción de alimentación del neonato.
Bibliografía:
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