Cargando

Escriba aquí

Dr. Jesús Alberto Quezada Gallo

Consultor

La combinación de alimento y recipiente o contenedor es el binomio fundamental en los procesos de transformación, conservación y distribución de los alimentos, ya que los materiales y las formas de los contenedores facilitan las preparaciones o pueden alargar el tiempo de vida útil. No se puede concebir la conservación de cualquier alimento, si no se tiene un envase adecuado (Arvanitoyannis, 2003, Vidales-Giovanetti, 2003). 

La protección de los alimentos ha sido necesaria desde los inicios de la especie humana en el proceso evolutivo. En la prehistoria, los alimentos recolectados requerían ser conservados en huecos secos en la tierra o en bolsas hechas de piel o de órganos de animales, para poder ser transportados, protegidos del ambiente o para evitar que roedores y otros animales los detectaran y consumieran. 

Con el surgimiento de las comunidades agrícolas, comenzaron los excedentes de alimentos, requiriendo de lugares y/o de recipientes que permitieran conservarlos durante meses (dependiendo de su contenido de humedad), y transportarlos para su consumo posterior o para su venta (Berger, 2003; Risch, 2009). 

Los primeros recipientes elaborados para procesar, conservar y transportar los alimentos fueron las vasijas de barro. El barro cocido disminuye, por evaporación de agua en el proceso de absorción-desorción, la temperatura de los alimentos, manteniéndolos frescos. Un ejemplo de esto es la tradición artesanal mexicana de conservar el agua en ollas de barro o su filtración en conos de barro o piedra. Es tal la importancia que adquirieron las vasijas de barro, que sus formas, decoraciones y técnicas de fabricación se han vuelto factores de identificación de los pueblos y sus costumbres: las vasijas de los antiguos griegos y romanos fueron evolucionando en la decoración, llegando al punto de representar las creencias religiosas de quienes las poseían. En las culturas prehispánicas, incluyendo la cultura madre (los olmecas), los recipientes de barro contenían elementos en sus formas o en sus figuras decorativas, que representaban alguna deidad y las virtudes atribuidas, llegando a grados de expresión artística admirables, como en la vasija de obsidiana representando a un mono, conservada en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México.

Los materiales de origen vegetal o animal han permitido al ser humano fabricar recipientes para alimentos con diferentes características de resistencia, peso, flexibilidad, capacidad e interacción con el producto (Teixeira-Costa y Andrade, 2022). Algunos ejemplos de estos recipientes son:

  • las canastas hechas de fibras vegetales, 
  • los sacos y bolsas hechos del estómago de animales, 
  • las cajas hechas de papel o cartón, y 
  • los guajes o vasijas hechas de cáscaras deshidratadas de frutas. 

Las canastas son recipientes encontrados también en todas las culturas, teniendo como ventajas ladisponibilidad de los materiales, la ligereza y la capacidad de permitir diferentes tipos de tejido, permitiendo la conservación y transporte de diferentes productos sólidos. Su limitación es la de no poder contener líquidos. 

Las bolsas hechas de órganos de rumiantes tienen las ventajas de ser flexibles y resistentes, lo que les permite transportar líquidos sin sufrir daños mecánicos. Ejemplo de ellos son las “botas” de vino usadas en las ciudades coloniales de México y España para las famosas callejoneadas. 

El papel y el cartón merecen una mención especial, ya que, debido a su bajo costo y biodegradabilidad, se han vuelto materiales reconsiderados para la fabricación de recipientes de alimentos, en sustitución de algunos envases y bolsas de materiales derivados del petróleo. La desventaja del papel y el cartón es su facilidad de absorción de agua, lo que los vuelve muy frágiles (Robertson, 2019).

Los guajes, bules y jícaras representan un modelo a retomar en la fabricación de envases con materiales de origen natural, lo que los hace biodegradables y sustentables. El uso de las cáscaras enteras de calabazas y otras frutas para producir recipientes duros y durables está presente en diferentes culturas en el mundo a lo largo de la historia, lo que nos recuerda que los mejores ejemplos de envases ya nos los dio la naturaleza, solo tendríamos que conocer mejor las propiedades funcionales de los recubrimientos de las frutas, verduras, árboles y hasta insectos, para construir nuevos recipientes eficaces.

Otros ejemplos de uso de materiales naturales son las hojas de árboles o arbustos, utilizadas para proteger el alimento, además de proporcionarle sabor y color al producto. En diferentes países se tienen ejemplos de uso de hojas para recubrir quesos o carnes, y el mejor ejemplo mexicano son los tamales, que utilizan la hoja de maíz o de plátano para disminuir la velocidad de pérdida de agua y para proporcionarle a la masa un sabor característico.

En nuestros días, se están rescatando materiales usados antiguamente y que se consideraban obsoletos, ya que representan una opción de sustitución de los envases plásticos, debido al papel que estos juegan en la contaminación del ambiente, y la dificultad de su recuperación para cumplir el ciclo de sustentabilidad (Francis, 2000; Robertson, 2012).

Bibliografía:

Arvanitoyannis, I. (2003) Food packaging technology. Edited by R Coles, D McDowell and MJ Kirwan. Blackwell Publishing, CRC Press, Oxford, 2003. 346 pp

Berger, K.R. (2003). A Brief History of Packaging. ABE321 IFAS Extension University of Florida. 1-5

Francis, F. J. (2000). Encyclopedia of food science and technology. (2nd. ed.). New York: Wiley

Risch, S. J. (2009) Food Packaging History and Innovation. J. Agric. Food. Chem. 57, 8089-8092

Robertson, G.L. (2012). Food Packaging. Principles and Practice. Editorial CRC. Boca Raton

Robertson, G.L. (2019). History of Food Packaging. Editorial Elsevier

Teixeira-Costa, B.E.; Andrade, C.T. (2022). Natural Polymers Used in Edible Food Packaging-History, Function and Application Trends as a Sustainable Alternative to Synthetic Plastic. Review. Polysaccharides. 3, 32-58

Vidales Giovannetti, M.D. (2003). El mundo del envase. UAM Azcapotzalco. México, D.F.

Etiquetas

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *